2020: Sus grandes lecciones. 2021: Te recibo ufano y feliz
En medio de la pandemia, han surgido talentos, pequeños y medianos empresarios. Ideamos nuevos negocios, nuevas formas de comercio, exitosas.
- Silvio Guerra Morales
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- - Publicado: 01/1/2021 - 12:00 am
Sí, estamos con vida. Lo hemos logrado, pasar al 2021. Ser solidarios en las angustias y sufrimientos con tantos hogares que hoy lloran a los que han partido víctimas de la COVID-19 o de otras enfermedades. Foto: EFE.
El año 2020, sin lugar a duda alguna, y a punto de pasar a mejor vida, con sus tinos y desaciertos, certezas e incertidumbres traídas por la COVID-19, nos deja grandes lecciones y que estimo insuperables. Ojalá las hayamos podido asimilar e incorporar a nuestras formas y modos de vida, conductas, acciones, comportamientos, maneras de ver las cosas. ¿Cuáles? Ahí van:
1. No somos eternos. Dirán algunos, pues, que es sencillo y que eso lo sabemos. Sí es cierto, claro que lo sabemos, pero ¿lo hemos realmente comprendido? ¿Nuestras acciones indican que somos verdaderamente conscientes de nuestra temporalidad? O, al contrario, nos creemos dioses del Olimpo terreno?. Vivimos, acaso, pensando que moriremos mañana y hacemos cosas grandiosas o negativas considerando que nunca moriremos?.
La conciencia de nuestra temporalidad, por este mundo, nos permite concienciarnos del transcurrir fugitivo de la existencia, que estamos incrustados en un periodo de tiempo que arranca con el nacimiento y concluye con la muerte biológica.
¿Qué es lo que realmente importa en ese periodo de la existencia, plagado de vivencias y experiencias tantas? Esta es una pregunta que todo hombre debe hacerse, es una autoformulacion que demanda reflexión profunda. Personalmente, estimo que hacer el bien es fundamental. Pero no todo concluye allí, haciendo el bien, sino que ello debe estar acompañado de una base espiritual que dé aliento y sustento a todo lo bueno que hagamos, ausente de egoísmos o de intereses personales.
Hacer el bien debe traducir la voluntad, firme y decidida, de querer con ello agradar a Dios, antes que a los hombres, y sabiendo que el Padre celestial se alegra cuando hacemos el bien que Él mandata a los hombres hagamos sobre la tierra. Por ello, la Regla de Oro Bíblica: Mateo 7:12: "Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas".
Nuestro Señor Jesús conoce el corazón humano y su permanente inclinacion al egoísmo, al yoísmo. Sin duda alguna, la Regla de Oro pronunciada en el Sermón del Monte, nos presenta un claro y evidente estándar de vida y por medio del cual las personas naturalmente egoístas pueden medir sus acciones: Tratar activamente a los demás de la manera en que a ellos mismos les gustaría ser tratados. Y esto solo es posible si matrimoniamos la Regla de Oro con este mandamiento divino: "Amarás al señor tu Dios con toda tu alma, tu mente, tus pensamientos y a tu prójimo como a ti mismo”.
Cuando hay temor de Dios en nuestras vidas, todo, absolutamente todo, queremos hacerlo para agradar al Altísimo y no a los hombres. Pero, qué consecuencia más bella: Agradando a Dios logramos hacer el bien que Él desea se manifieste, a diario, en nuestra conducta y acciones diarias.
2. El valor solidaridad: Al principio de la pandemia nos inclinamos a la solidaridad. Veíamos repartidera de bolsas de comida por todos lados, luego el gobierno tomó la batuta y apareció el bono solidario, las bolsas raquíticas de comida y los grupos y organizaciones sociales, pro humanidad y filantrópicas, empezaron a bajar la guardia. Sin embargo, este valor no debe ausentarse en el comportamiento humano, menos hoy, cuando el COVID-19 ha causado tantas muertes en nuestro país y otras naciones.
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Ser solidarios con el necesitado, con los pobres. Debemos escuchar el mandato del Señor: “Más bienaventurado es dar que recibir (Hechos 20:35). El misterio del dar sin esperar nada a cambio produce grandes e invaluables beneficios: La satisfacción personal de compartir con otros, el pensar en el pan para los desposeídos y también hay cosas que son inmateriales y se pueden brindar a ricos y a pobres: una sonrisa, una mano de afecto, fraternidad, abrazos, etc.
3. La Vuelta a Dios: Es lo más lindo y asombroso que ha acontecido. La humanidad entera se acordó de Dios. Volvimos la mirada al Creador y, confieso, nunca antes, había visto las redes sociales abarrotadas de tantos mensajes inspirados en las Escrituras. Ahora oramos al Dios Todopoderoso y damos gracias al Señor por cada día que vivimos, gran ganancia. En un mundo convulsionado por la relatividad y la banalidad de las cosas, la Fe mueve las montañas. Un mundo en donde la subcultura del relativismo pensó que había desplazado a la Fe y al Creador, la Palabra vivificante nos exhorta a seguir adelante.
4. El Emprendimiento: En medio de la pandemia, hemos aprendido a hacer uso del talento, de las capacidades extraordinarias de las cuales hemos sido revestidos por el Creador. Han surgido talentos, pequeños y medianos empresarios. Ideamos nuevos negocios, nuevas formas de comercio, exitosas. Dimos concreción al dicho: Nadie se muere de hambre.
5. La Vida y la Unidad Familiar: Sí, estamos con vida. Lo hemos logrado, pasar al 2021. Si Dios lo permite debemos saltar de contentos. Ser solidarios en las angustias y sufrimientos con tantos hogares que hoy lloran a los que han partido víctimas de la COVID-19 o de otras enfermedades.
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La familia asumió su importante función: Célula fundamental de la sociedad y crisol en donde se cuece el carácter imbatible de los hombres y mujeres fuertes. Más nos unimos a nuestras familias. más tiempo le hemos dedicado.
2021 te recibo en el nombre de Cristo como un año promisorio. No importará lo que traigas, en cada día veré la portentosa Mano del Señor, moviéndose en medio de todo!. ¡Dios bendiga a la Patria!
Abogado
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