Usa un atlas anatómico nazi como guía para sus operaciones
- Isabel Kershner
El libro “Atlas de Topografía y Anatomía Humana Aplicada” por Eduard Pernkopf, destaca por su precisión y detalle, e incluso en una era de imágenes de alta tecnología, algunos cirujanos encuentran que esos dibujos son invaluables.
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Madi el-Haj dijo que usa habitualmente un atlas anatómico de origen nazi. Foto / Dan Balilty para The New York Times.
JERUSALÉN — La explosión lo lanzó al cielo, con las piernas hacia arriba, antes de estrellarlo contra el suelo.
Era junio de 2002, en el apogeo de la segunda intifada palestina. Dvir Musai, entonces un alumno israelita de 13 años de un asentamiento religioso judío, estaba en un viaje escolar en Cisjordania. En su camino de regreso al autobús pisó una mina colocada por militantes palestinos y resultó gravemente herido.
“Hubo mucho humo, grumos de tierra que caían, un olor a quemado y pólvora”, recuerda Musai, ahora de 31 años.
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Siguieron décadas de agonía. El pie derecho de Musai se sentía como si estuviera permanentemente en llamas. Y entonces, el año pasado, un cirujano le ofreció esperanza —y una revelación inquietante.
Antes de operarlo en el Centro Médico Hadassah, en Jerusalén, Madi el-Haj le dijo a su paciente que el atlas anatómico que usaría para guiarse por las intrincadas vías nerviosas había sido producido por los nazis. Se cree que sus ilustraciones se basan en las víctimas diseccionadas del sistema judicial nazi bajo Hitler.
Si tenían objeciones, dijo El-Haj a la familia Musai, podía operar sin él, pero sería más difícil.
Chana, la madre de Musai, había perdido familiares en el Holocausto. “’Si ahora puede ser de ayuda, lo usaremos’, dijo”, recordó Musai.
Esa decisión llegaba al meollo de un debate sobre la ética de aprovechar conocimiento derivado de la experimentación médica y científica de los nazis y, en este caso, la ética de usar el libro de texto “Atlas de Topografía y Anatomía Humana Aplicada”.
El libro, escrito por Eduard Pernkopf, destaca por su precisión y detalle, e incluso en una era de imágenes de alta tecnología, algunos cirujanos encuentran que esos dibujos son invaluables.
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Pernkopf comenzó a trabajar en el atlas en la Universidad de Viena, donde se convirtió en director de anatomía en 1933, el año en que se unió al partido Nazi. Con la anexión de Austria por Hitler en 1938, se convirtió en rector de la Facultad de Medicina y, posteriormente presidente de la universidad.
Los ilustradores del atlas también eran entusiastas nazis. Tres de los cuatro ilustradores incorporaron esvásticas y otras insignias nazis en sus firmas —detalles que fueron eliminados en ediciones posteriores.
Después de la guerra, Pernkopf pasó tres años en un campo de prisioneros de los aliados, pero no fue acusado de crímenes de guerra. Continuó trabajando en el atlas hasta su muerte, en 1955.
Una edición se publicó en cinco idiomas. Elsevier, una editorial europea que actualmente tiene los derechos de autor, dejó de imprimirlo por razones éticas, pero los volúmenes se pueden comprar en línea.
Los expertos plantearon por primera vez preguntas sobre los orígenes del atlas en los años 80.
El-Haj dijo que se enteró del atlas cuando estudiaba en la Universidad de Washington, en St. Louis, Missouri.
“Me quedé impactado”, dijo El-Haj, árabe musulmán de Galilea. “Es una cuestión de humanidad”.
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En el 2017, expertos en Yad Vashem, el memorial oficial israelí al Holocausto, adoptaron un documento de recomendaciones en materia del atlas de Pernkopf. Conocido como el “Protocolo de Viena”, dice que el atlas puede ser usado si se comparte por completo sus orígenes.
Pero el debate continúa.
Justin M. Sacks, jefe de la división de cirugía plástica y reconstructiva de la Universidad de Washington, argumentó que era éticamente incorrecto usar el atlas y que había sustitutos adecuados. “Busco ponerlo donde pertenece”, dijo. “En un museo”.
El-Haj regresó a Jerusalén en agosto del 2018. Más o menos en esa misma época, Musai, quien había sufrido docenas de operaciones, regresó a sus médicos. Apenas podía caminar. Su pie no toleraba ni el peso de una sábana por la noche.
Guiado por el atlas de Pernkopf encontró metralla alrededor del nervio, localizó las ramas principales que causaban el dolor y las quitó, aliviando su sufrimiento.
El-Haj dijo haber usado el atlas en casi todas sus operaciones, siempre explicando los antecedentes a sus pacientes.
“Ningún paciente se ha negado jamás”, dijo.
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