Tiendas 24/7 reciben un respiro en época de pandemia
- Hisako Ueno y Ben Dooley
La decisión de cerrar, para muchos habría parecido un acto radical de desafío contra una de las compañías más poderosas de Japón, con el compromiso de operar las 24 horas, los siete días de la semana por mucho tiempo.

La pandemia ha forzado a la compañía nipona que controla a 7-Eleven a relajar reglas para sus tiendas. Foto / Noriko Hayashi para The New York Times.
TOKIO — En un barrio residencial de Kawasaki, Japón, Takehiro Shimada hizo lo inconcebible el 14 de abril. Apagó las luces y cerró las puertas del 7-Eleven que ha tenido y operado durante más de 20 años.
Tan recientemente como enero, la decisión habría parecido un acto radical de desafío contra una de las compañías más poderosas de Japón y su compromiso de mucho tiempo de operar las 24 horas, los siete días de la semana.
VEA TAMBIÉN: 'Cazador de virus' fue víctima de uno
Sin embargo, cuando Shimada, de 54 años, cerró su tienda para esperar a que transcurriera el brote de coronavirus, se convirtió en el primero entre un número de franquiciatarios de 7-Eleven en hacerlo con la bendición discreta de la compañía.
Una pandemia letal ha forzado a Seven & I Holdings, la compañía que controla la cadena 7-Eleven, a exentar a algunas sucursales de las políticas que ha pasado años defendiendo. Es un alivio para los dueños de tiendas que habían estado trabajando horarios extenuantes por escasas ganancias antes de que azotara el virus y que desde entonces vieron una caída en las ventas al tiempo que los trabajadores nipones permanecían en casa bajo un estado de emergencia.
Cerrar durante unas horas en la madrugada o en un día festivo nacional podría no parecer importante. Pero 7-Eleven, tan omnipresente en Japón que es considerado parte de la infraestructura nacional, cree que el servicio consistente en las 21 mil sucursales del país es crucial para el valor de la marca.
En diciembre, 7-Eleven puso fin al contrato de Mitoshi Matsumoto luego de que él decidió cerrar su local en el área de Osaka el Día de Año Nuevo. La cuestión ahora es tema de demandas.
VEA TAMBIÉN: Escapan de casa rentando espacios por hora
A fines de marzo, al tiempo que se propagaba el virus, Shimada presionó a la compañía para que le permitiera cerrar temporalmente.
En un principio, recordó, 7-Eleven no respondió. En ese entonces, estaba aconsejando a sus empleados que se trasladaban a diario a sus oficinas corporativas en Tokio que se quedaran en casa. Cuando Shimada dijo que veía eso como una doble moral, la compañía cedió rápidamente.
7-Eleven anunció que había cerrado 236 sucursales a mediados de mayo.
En teoría, los franquiciatarios tienen derecho a elegir sus propios horarios, pero los dueños revelan que la presión de la gerencia, las condiciones restrictivas y las estructuras de incentivos poco favorables les impiden hacerlo.
Las quejas respecto a las largas horas de operación no se limitan a 7-Eleven, pero la compañía, que ha sido controlada por una firma japonesa desde 1991 y representa casi el 40 por ciento de las 55 mil tiendas de conveniencia a nivel nacional, impone el tono para la industria.
Japón ha observado al tiempo que los franquiciatarios, que operan la mayoría de las tiendas de la compañía, han ejercido presión sobre 7-Eleven, argumentando que necesitan más libertad para tomar decisiones que garanticen rentabilidad.
VEA TAMBIÉN: El virus se extiende en tierras tribales
La pandemia ha agravado la presión sobre los dueños. Las ventas han caído a medida que la gente ha dejado de trasladarse al trabajo, comentó Toshiro Masuda, de 71 años, quien opera una sucursal rentable en el suburbio de Hachioji, en Tokio.
Los dueños que han aprovechado la nueva flexibilidad de la compañía no están convencidos de que dure. Shimada reabrió su tienda el 15 de mayo, aunque planea conservar un horario reducido.
Cree que lo que suceda después depende de los dueños.
“Los dueños trabajan hasta que mueren o quiebran”, afirmó. “Es momento de un cambio”.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.