Socialistas galos se van de París
Los optimistas proyectan el traslado debido a cuestiones financieras, no como una retirada sino como una oportunidad de renacimiento para disipar la noción de que son liberales desconectados de la clase trabajadora.
- Norimitsu Onishi
- - Publicado: 01/2/2020 - 03:00 pm
IVRY-SUR-SEINE, Francia — Durante décadas, la sede del Partido Socialista Francés estuvo instalada en el corazón de París —a una caminata de distancia de las mejores escuelas de la nación; de los museos Orsay y Louvre; de la Asamblea Nacional y, al otro lado del Río Sena, del Palacio del Elíseo.
Hoy, su nuevo hogar, en una fábrica farmacéutica renovada, comparte una cuadra con un comerciante de chatarra y un mayorista de bebidas, justó detrás de las vías de tren del sistema de transporte suburbano que brinda servicio al “banlieue”, o suburbio, de Ivry-sur-Seine.
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Desde el 2017, el Partido Socialista ha sufrido una serie de derrotas electorales tan desastrosas que su supervivencia sigue en duda.
Los optimistas proyectan el traslado del Partido del séptimo distrito de París hace un año, debido a cuestiones financieras, no como una retirada sino como una oportunidad de renacimiento —una oportunidad para disipar la noción de que son liberales desconectados de la clase trabajadora.
Su nuevo hogar en Ivry-sur-Seine, un suburbio de clase trabajadora al este de la ciudad que se mantiene como bastión del Partido Comunista Francés, representaba esa aspiración, afirman.
“El símbolo que buscamos fue poder decir que estamos, una vez más, entre aquellos que estamos llamados a representar”, dijo Olivier Faure, secretario general del Partido.
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Fue durante el mandato de François Hollande, el último presidente socialista, quien ocupó la Presidencia entre el 2012 y el 2017, que hubo un “rompimiento” entre el Partido y sus seguidores de clase trabajadora, dijo Faure, de 51 años. La base tradicional del Partido “se sintió traicionada” por las políticas de Hollande que favorecían a las empresas.
El esfuerzo del Partido en temas socialmente liberales, como el matrimonio gay, hicieron que fuera más conocido como la opción para el burgués bohemio urbano.
El futuro parecía ilimitado cuando el Partido se mudó a su antigua sede —en el número 10 de la calle Solférino en el séptimo distrito— meses antes de que los socialistas ganaran la presidencia por primera vez, con François Mitterrand, en 1981. En ese entonces, la ubicación tenía un mensaje diferente: “Mostrar que la izquierda estaba lista para gobernar”, dijo Faure.
Para ser un partido dedicado a defender a la clase trabajadora, un domicilio en uno de los vecindarios más adinerados de la capital sonaba discordante.
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Su venta, a un urbanizador francés, le suministró al Partido casi 46 millones de euros, o alrededor de 51 millones de dólares, que usó para pagar deudas y comprar su nueva sede en 7 millones de euros.
Socialistas por todo Europa —Alemania, Italia e incluso Gran Bretaña— han caído en crisis. “No lograron comprender las consecuencias de la globalización”, dijo Alain Bergounioux, un historiador que es experto en socialismo.
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