Sismos amenazan a países balcánicos
- Marc Santora, Kit Gillet y Joe Orovic
El terremoto en Albania cobró 51 vidas, envió a cientos a hospitales y dejó miles de damnificados. A medida que se desvanece la conmoción, la tragedia ofrece una severa advertencia para una región que ha sido devastada por sismos mucho más poderosos en el pasado y que expertos advierten que no está preparada para el próximo gran temblor.
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Un sismo reciente en Durres, Albania, cobró 51 vidas y dejó miles de damnificados. Foto / Valdrin Xhemaj/EPA, vía Shutterstock.
DURRES, Albania — Aún sangrando, con la herida en su mano cubierta con una gasa sucia, Xhafer Ahmetaj revisaba la montaña de escombros en la que sus amigos habían quedado sepultados después del azote de un terremoto.
Sólo un chico adolescente fue sacado con vida. Otros ocho miembros de la familia Lala, entre ellos dos niños pequeños, murieron en el sismo de 6.4 grados de magnitud, en noviembre. Ahmetaj, de 79 años, un ex oficial militar, observó la devastación y sacudió la cabeza.
“Si hubieran visto este lugar cuando era un pantano, a donde la gente venía a pescar, no habrían pensado que algún día construirían casas aquí”, dijo Ahmetaj. Sin embargo, así fue —la construcción a menudo comprometida por la corrupción— en un patrón que se repitió por toda Albania, una pequeña nación balcánica.
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El terremoto en Albania cobró 51 vidas, envió a cientos a hospitales y dejó miles de damnificados. A medida que se desvanece la conmoción, la tragedia ofrece una severa advertencia para una región que ha sido devastada por sismos mucho más poderosos en el pasado y que expertos advierten que no está preparada para el próximo gran temblor.
Por todos los países balcánicos en el sureste europeo, los gobiernos no han logrado abordar los riesgos planteados por edificios cada vez más viejos. O alentaron auges de la construcción en los 90, durante la transición del comunismo al capitalismo, en los que las normas de seguridad a menudo cedían lugar al dinero.
El resultado es que millones de personas viven en hogares que quizá no sobrevivan a un fuerte terremoto, señalan expertos.
El reciente sismo en Albania ha dejado a edificios mal construidos aún más vulnerables, lo que expone a decenas de miles de personas a un futuro y potencial peligro.
El país dista mucho de tener ingenieros suficientes para evaluar todas las propiedades que resultaron dañadas, y el costo de hacer las reparaciones necesarias a menudo es prohibitivo en uno de los países más pobres de Europa.
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Otros en la región aprovechan el momento para sonar una alarma.
En la antigua ciudad en Bucarest, la capital rumana, círculos rojos en cientos de edificios los marcan como sitios de mayor riesgo en caso de actividad sísmica.
Ingenieros consideraron que 349 estructuras en la ciudad tenían probabilidades de colapsarse en un terremoto grande. Se espera que cientos de edificios más sufran daño estructural importante. Y ésos son solamente los que han sido inspeccionados.
“Sólo hablamos de unos 300 edificios en peligro de colapsarse en Bucarest”, dijo Matei Sumbasacu, fundador de Re:Rise, la primera ONG de Rumania enfocada en reducir el riesgo sísmico. “Sabemos de otras mil 600 edificaciones, y no sabemos cuántas más hay”.
A lo largo de la costa adriática, los resultados de cambios en las placas tectónicas con el paso de los siglos pueden ser vistos en el paisaje de las montañas que se levantan marcadamente sobre el Mar Adriático.
Ese panorama aún está tomando forma, dejando un largo tramo de la costa balcánica susceptible a terremotos.
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A los visitantes en Dubrovnik, Croacia, se les enseña rápidamente cómo la tragedia ayudó a dar forma a la ciudad luego de que un terremoto en 1667 casi arrasó con la magnífica ciudad amurallada, sepultando a miles de personas y provocando incendios que ardieron durante semanas.
Bozidar S. Pavicevic, un ingeniero civil de 86 años, tuvo su “primer roce con la destrucción” durante el terremoto de Skopie de 1963, que dejó más de mil muertos y cientos de miles de damnificados.
La tragedia dio pie a su estudio de décadas y a la férrea promoción de la idea de tomar en cuenta la actividad sísmica al considerar infraestructura, planificación urbana y edificaciones nuevas.
A Pavicevic le preocupa que los Balcanes han ignorado su propia historia sísmica y las lecciones que deja.
“Necesitamos aceptar nuestra propia vulnerabilidad”, afirmó.
Boryana Dzhambazova contribuyó con reportes.
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