Se convierte en alcaldesa, tras ser amenazada
Zarifa Ghafari fue designada en el 2018 por el presidente Ashraf Ghani de Afganistán. Pero su mandato fue aplazado después de que hombres furiosos inundaron su oficina en su primer día. “No regreses”, abuchearon los manifestantes.
- Fatima Faizi y Rod Nordland
- - Publicado: 28/10/2019 - 03:00 pm
MAIDAN SHAR, Afganistán — Zarifa Ghafari, quien a los 26 años se convirtió en una de las primeras mujeres alcaldesas de Afganistán, anticipa ser asesinada.
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Eso no quiere decir que mantenga un perfil bajo. Mandó instalar un panorámico con su nombre, una fotografía donde luce un brillante velo islámico rojo y el lema de su campaña contra tirar basura: “Mantengamos limpia nuestra ciudad”.
La alcaldesa, quien asumió el puesto en marzo en Maidan Shar, un poblado de 35 mil personas en la conservadora provincia de Wardak en Afganistán, está en la línea del frente de la lucha por los derechos de la mujer en Afganistán en un momento en que las pláticas de paz con el talibán hacen que los afganos piensen en lo que podría suceder si los insurgentes vuelven a gobernar alguna vez el país.
“Mi trabajo es hacer que la gente crea en los derechos de la mujer y el poder de la mujer”, escribió en Twitter.
Ghafari fue designada en el verano del 2018 por el presidente Ashraf Ghani de Afganistán. Pero su mandato fue aplazado después de que hombres furiosos inundaron su oficina en su primer día. “No regreses”, abuchearon los manifestantes.
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Ella se fue directamente al palacio presidencial en Kabul. “Les dije que reclamaré mi derecho al puesto incluso si tengo que prenderme fuego frente al palacio”, dijo. “No fue una amenaza en vano”.
Tomó nueve meses, pero Ghafari regresó —pese a algo de resistencia del Gobierno.
En un día reciente, mientras llevaba a trabajadores municipales a distribuir bolsas de basura de plástico para su campaña Ciudad Limpia Ciudad Verde, se mostró reacia a dejar que un reportero los acompañara. “No es seguro ahí afuera”, dijo.
En el bazar, una multitud de hombres y niños se apretujaron a su alrededor. Ghafari no cedió.
“Cuando una mujer quiere trabajar en una sociedad muy conservadora, tienen que ocultar su verdadera personalidad”, dijo. “Necesito demostrarles que las mujeres no son débiles”.
Ghafari, quien no tiene guardaespaldas y es soltera, contó que había recibido amenazas de muerte del talibán y del Estado Islámico. “Sé que seré asesinada, pero no es a ellos a quienes les temo”, dijo.
Mucho más preocupante, señaló, eran las organizaciones criminales. “La mafia de los terrenos es la que realmente me asusta”, indicó. “Uno de ellos se me acercó y dijo que pondría una bala en mi cabeza si no me iba de aquí”.
Ghafari obtuvo su licenciatura en India y estudiaba su maestría en economía cuando, durante una visita a casa el año pasado, su familia la exhortó a presentar el examen para funcionarios públicos. Además de sus estudios, Ghafari había iniciado una popular estación de radio orientada a las mujeres en Wardak.
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Había regresado a India cuando una amiga la llamó: la oficina de Ghani había anunciado que Ghafari había sido nombrada alcaldesa. “No creí que pudiera obtener este empleo, porque no soy una persona ni con poder político ni con oro”, dijo. “Pero cuando lo hice, supe que quería estar aquí e intentar cambiar a la sociedad”.
En una junta sobre un proyecto para una carretera por el que Ghafari había abogado, hubo un atisbo de apoyo a su favor.
“Denle algo de crédito”, dijo un hombre. “Ese proyecto estuvo detenido 12 años, y ella está aquí un mes y reinicia. Tal vez sea mujer, pero es poderosa”.
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