Represión actual enfurece a rusos
Los organismos rusos de imposición de la ley han tratado de demostrar su temple contra las amenazas potenciales y asegurar su futuro en un país al que ven como una fortaleza sitiada por enemigos en casa y en el extranjero.
- Andrew Higgins
- - Publicado: 08/11/2019 - 12:00 pm
PSKOV, Rusia — Después de que un adolescente se hizo estallar dentro de una sede de la Policía secreta rusa cerca del Círculo Ártico a finales del año pasado, una periodista freelance cientos de kilómetros al sur llegó a una conclusión que ella consideró “obvia” en su comentario semanal por radio.
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Su conclusión —que la implacable represión de las fuerzas de seguridad rusas está radicalizando a la juventud rusa— ahora tiene a la periodista Svetlana Prokopyeva, de esta ciudad, enfrentando hasta siete años de cárcel por “incitar públicamente al terrorismo”.
El propio Consejo de Derechos Humanos del Kremlin manifestó que ella había estado tratando de explicar las fuerzas que empujan a la gente a cometer actos extremos, tratando de fomentarlos.
El caso añade un giro a las acciones cada vez más asertivas de un aparato de seguridad aparentemente resuelto a demostrar a los críticos más severos del Kremlin que tienen razón cuando señalan que Rusia ha dado un giro peligroso al tiempo que el presidente Vladimir V. Putin cumple lo que se supone es su último periodo. Está programado que deje el poder en el 2024.
Los nervios resultantes, exacerbados por el estancamiento económico y protestas pequeñas, pero generalizadas que surgieron este verano, han dejado a los organismos rusos de imposición de la ley apresurándose para demostrar su temple contra amenazas potenciales y asegurar su futuro en un país al que ven como una fortaleza sitiada por enemigos en casa y en el extranjero. Las agencias de imposición de la ley llevaron a cabo redadas a nivel nacional a fines del mes pasado contra medios noticiosos críticos del Kremlin y en las casas y oficinas de personas afiliadas con el líder de oposición, Aleksei A. Navalny.
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Pero, como señaló Prokopyeva, la represión a menudo ha propiciado enojo y más disturbios. Cuando hombres armados con hachas de mano y respaldados por policías antimotines desintegraron una diminuta protesta en Siberia, en septiembre, por el trato a un chamán, su violenta acción desató la efusión más grande de ira en años cerca de la frontera con Mongolia.
“Su lógica es la misma que la de los terroristas: desean infundir miedo”, dijo Lev Shlosberg, miembro del concejo de la región de Pskov. “Al enviar sólo a una persona a la cárcel pueden aterrorizar a un millón más”.
Maxim Kostikov, editor en jefe de la estación de radio en Pskov que transmitió el comentario de Prokopyeva en octubre, dijo que la decisión de procesar a la periodista de 40 años no tenía sentido.
Estimó que “quizá 300 o 400 personas” habían escuchado la trasmisión original y quizás unos cientos más habían leído el texto del comentario de Prokopyeva en un portal de noticias de Pskov. Ahora, gracias al caso penal contra ella, “todo el mundo sabe lo que escribió Svetlana”.
Cuestionado sobre el caso, el vocero de Putin, Dmitri S. Peskov, dijo que Putin “por supuesto está enterado de ello, pero esto no es tema para el presidente”.
Prokopyeva señaló que creía que el caso había sido impulsado tras bambalinas por el Servicio Federal de Seguridad, conocido por sus iniciales rusas FSB, que es responsable de combatir el terrorismo.
El motivo de la agencia era simple, dijo Prokopyeva: “venganza” por haber sugerido que el sistema de seguridad de Rusia está provocando los delitos que se supone que debe prevenir. En su texto, la periodista comparó al suicida adolescente con los jóvenes rusos que se unieron al grupo anarquista Voluntad del Pueblo, responsable del asesinato del Zar Alejandro II en 1881.
En el último año, al menos nueve personas aparte de Prokopyeva han enfrentado cargos criminales por comentarios que hicieron sobre el adolescente Mikhail Zhlobitski, de 17 años, que se hizo estallar.
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Prokopyeva dijo que Zhlobitski era una advertencia de que las autoridades necesitan atender. “El Estado despiadado dio origen a un ciudadano que hizo de la muerte su argumento”, escribió, señalando que las autoridades habían cerrado avenidas pacíficas de disensión para la gente joven. Aclaró que no quería que otros siguieran el ejemplo del adolescente: “Esperemos que él sea una excepción”.
El Consejo de Derechos Humanos de Putin señaló en un comunicado que había “estudiado cuidadosamente” el texto de Prokopyeva y “no se vio en él ninguna señal de justificación de terrorismo”.
Denis Kamalyagin, editor de Pskovskaya Guberniya, periódico independiente de Pskov, dijo que el caso “no es una señal de lo fuerte que se sienten nuestras autoridades, sino de su debilidad. No pueden actuar como un gobierno europeo normal. Todo lo que pueden hacer es atemorizar a la gente”.
Incluso esto, añadió, ya no funciona.
“Han creado una nueva generación que ya no les tiene miedo”, señaló.
Oleg Matsnev contribuyó con reportes a este artículo.
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