Nuevos submarinos 'burbujas' dan vistas claras del mar
- William J. Broad
La generación actual de las naves pueden llegar a profundidades de casi 3 mil metros y tienen capacidad para hasta siete personas. En el horizonte se divisan burbujas más grandes que pueden alcanzar mayores profundidades.
Bruce H. Robison, un biólogo marino en el Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey, en California, empezó a merodear por el Pacífico profundo en una nave revolucionaria en 1985. Era una burbuja gigante de plástico transparente que brindaba al ocupante impresionantes vistas panorámicas, en lugar de requerir que él o ella escudriñaran a través de una pequeña claraboya.
“Fue absolutamente transformador”, dijo Robison recientemente. “La abundancia de vida fue mucho más grande de lo que yo había imaginado”.
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El mar oscuro estaba vivo. “Fue increíble ver toda esta bioluminiscencia y darte cuenta de que es una forma importante de comunicación”, dijo. “Realmente altera tu perspectiva”.
Más de 30 años más tarde, miles de personas están experimentando ese panorama en las aguas profundas. Mientras que Elon Musk y Jeff Bezos hacen avances en viajes espaciales, otros emprendedores están yendo en la dirección opuesta, buscando extender la exploración de los océanos.
“Siguen tratando de alcanzar profundidades cada vez mayores”, dijo Will Kohnen de la Sociedad de Tecnología Marina, un grupo profesional. Gran parte de la actividad, añadió, surge de una preocupación por la salud del mar: “la gente quiere verlo de primera mano. Tiene que ver con conectarse con el océano”.
La generación actual de naves burbuja pueden llegar a profundidades de casi 3 mil metros y tienen capacidad para hasta siete personas. En el horizonte se divisan burbujas más grandes que pueden alcanzar mayores profundidades.
Las grandes esferas y, por lo menos en un caso, un hemisferio de plástico, están abriendo los ojos a las profundidades carentes de sol en los mares y llevando a descubrimientos. En el 2012, un submarino burbuja frente a las costas de Japón captó el primer video de un calamar gigante, una criatura con una maraña de tentáculos.
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En el 2016, otro submarino burbuja frente a las costas de las Islas Azores de Portugal divisó a una lofiforme hembra y su diminuta pareja envueltos en un abrazo sexual. Los biólogos marinos aclamaron el video por revelar los secretos conductistas de los lofiformes, famosos por tener un señuelo bioluminiscente en un apéndice sobre la cabeza, que pende frente a largos y puntiagudos dientes.
Este verano, científicos en una burbuja frente a la costa de las Bahamas sujetaron una etiqueta satelital a un tiburón de peinetas, un gigante que antecede a la mayoría de los dinosaurios.
Los científicos dijeron que las etiquetas abisales ofrecerían un seguimiento más preciso.
Los submarinos son el resultado de avances en electrónica y en la ciencia de materiales. De acuerdo con Triton Submarines, una compañía de submarinos de burbuja, en Sebastian, Florida, se requieren 2 mil 700 kilos de acrílico para construir una burbuja de plástico de 2 metros de ancho, con paredes de unos 16 centímetros de espesor. La nave puede transportar a tres personas a una profundidad de mil metros.
La burbuja que piloteó Robison en 1985, llamada Deep Rover, fue diseñada por Graham Hawkes, de Deep Ocean Engineering, en California. Surgieron otros diseñadores. Un equipo oceanográfico en Costa Rica tiene más de una década de usar una burbuja fabricada por SEAmagine Hydrospace, con sede en California, para turismo e investigación de biodiversidad.
El desarrollo de burbujas hoy es impulsado principalmente por gente rica —típicamente los dueños de superyates, que pueden costar más de 100 millones de dólares. Una burbuja cuesta entre 2 y 5 millones.
Un entusiasta inicial fue Ray Dalio, fundador de la firma de inversiones Bridgewater Associates, en Westport, Connecticut. Con su superyate y submarino Triton, se convirtió en la primera persona en lograr capturar en video a un calamar gigante, en el 2012.
En septiembre, Triton anunció que Kjell Inge Rokke, un multimillonario noruego que hizo su fortuna en la pesca comercial, está comprando una burbuja que puede descender 2 mil 286 metros. Esa sería el descenso más profundo para una esfera de plástico hasta la fecha. Su fundación planea emplear la nave de tres personas, que tendrá paredes con 30 centímetros de espesor, para investigación científica.
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En abril, Victor L. Vescovo, un inversionista rico, piloteó una nave Triton a una profundidad de casi 11 kilómetros en el Abismo Challenger, la fisura más profunda en la Tierra. La nave fue hecha de titanio.
Triton ha propuesto construir un resort de lujo bajo el mar llamado Poseidón. Descansaría en el fondo de una laguna en Fiji junto a un arrecife de coral y tendría 24 habitaciones para huéspedes —no burbujas, sino domos confeccionados en plástico.
El auge en los submarinos de burbuja promete redituar dividendos exploratorios durante décadas en el futuro.
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