Misterio del virus: ¿qué tan letal es?
- Donald G. McNeil Jr.
Hoy los países tienen muy distintos índices de mortalidad por caso, o IMCs, que mide las muertes de pacientes diagnosticados con COVID-19. En la mayoría de los casos, ese número es más alto en los países que más tiempo han tenido el virus.
Más de seis meses después del inicio de la pandemia, el coronavirus ha infectado a más de 12.2 millones de personas a nivel mundial, cobrando las vidas de más de 555 mil de ellas. Sin embargo, a pesar del creciente número de víctimas, los científicos aún no tienen la respuesta definitiva a una de las preguntas más fundamentales sobre el virus: ¿qué tan letal es?
Un cálculo sólido podría ayudar a los gobiernos a predecir cuántas muertes ocurrirían si el virus se propagara sin control. La cifra, conocida como índice de mortalidad por infección (IFR, por sus siglas en inglés), podría decir a los funcionarios de salud qué esperar conforme se propaga la pandemia.
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La cuestión se tornó aún más compleja el mes pasado, cuando los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dieron a conocer datos que sugieren que, por cada infección documentada en Estados Unidos, había en promedio 10 casos no registrados, quizá debido a que eran muy leves o asintomáticos.
Si hay muchas más infecciones asintomáticas de lo que se pensaba, entonces el virus quizá sea menos letal de lo que hasta ahora ha parecido.
El 2 de julio, después de que la Organización Mundial de la Salud sostuvo una reunión de dos días en línea con mil 300 científicos de todo el mundo, Soumya Swaminathan, la directora científica de la agencia, señaló que el consenso por ahora era que el IFR es de alrededor del 0.6 por ciento. Aún así, el 0.6 por ciento de la población mundial es igual a 47 millones de personas.
Hoy los países tienen muy distintos índices de mortalidad por caso, o IMCs, que mide las muertes de pacientes diagnosticados con COVID-19. En la mayoría de los casos, ese número es más alto en los países que más tiempo han tenido el virus. China había reportado 90 mil 294 casos al viernes y 4 mil 634 muertes, con un IMC del 5 por ciento. Estados Unidos estuvo cerca de esa marca. Ha tenido 2.8 millones de casos y 129 mil 403 muertes, con un IMC de alrededor del 4.6 por ciento.
Esos porcentajes son índices mucho más altos que el índice de letalidad del 2.5 por ciento a menudo relacionado con la pandemia de gripe de 1918.
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Durante el caos que ocurre cuando un nuevo virus afecta severamente una ciudad, miles de personas quizá mueran y sean sepultadas sin que les hagan una prueba. Eso ocurrió tanto en la ciudad de Nueva York como en Wuhan, China. Normalmente, en cuanto pasa el caos, se hacen más pruebas y se detectan más casos leves —y caen los índices de letalidad.
Pero los resultados no siempre son constantes. Diez países grandes han realizado pruebas a porcentajes mayores de su población que Estados Unidos, de acuerdo con Worldometer: Islandia, Dinamarca, España, Portugal, Bélgica, Irlanda, Italia, el Reino Unido, Israel y Nueva Zelanda.
Sin embargo, sus índices de mortalidad por caso varían mucho. El de Islandia es de menos del 1 por ciento y los de Nueva Zelanda e Israel son de menos del 2 por ciento. El de Bélgica, en comparación, es del 16 por ciento y los de Italia y el Reino Unido, del 14 por ciento.
Hasta ahora, en la mayoría de los países, alrededor del 20 por ciento de todos los pacientes confirmados de COVID-19 se enferman lo suficiente para necesitar oxígeno suplementario o cuidados hospitalarios más avanzados, dijo Janet Díaz, del programa de emergencias de la OMS.
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Con pocas excepciones, como Ecuador, la pandemia llegó primero a países más adinerados en Asia, Europa occidental y América del Norte, donde había atención médica avanzada disponible. Ahora se está propagando de manera generalizada en India, Brasil, México, Nigeria y otros países donde millones están hacinados en barriadas y los hospitales tienen pocos recursos. Pero la mayor parte de la propagación del virus en Europa y en Norteamérica ha ocurrido durante la época de clima templado o cálido. Muchos expertos temen que las cifras se disparen conforme el clima más frío obligue a las personas a quedarse en interiores.
En cada una de las ocho pandemias de influenza que afectaron a Estados Unidos, una primera ola relativamente suave fue seguida por una ola más grande y más letal unos meses después, señaló Michael T. Osterholm, director del Centro para Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota.
Más de un tercio de todas las personas que murieron por la gripe española, que duró desde marzo de 1918 hasta finales de 1920, murieron entre septiembre y diciembre de 1918, unos seis meses después de que una primera versión, relativamente leve, de lo que pudo haber sido el mismo virus apareció en el oeste de Kansas.
“Subiremos mucho más en los próximos 12 a 18 meses”, dijo Osterholm.
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