Lidian entre la pandemia y la temporada de huracanes
La pandemia ha afectado profundamente la preparación y respuesta a los huracanes, y ha dejado a las naciones aún más vulnerables a los impactos de las tormentas.
- Kirk Semple
- - Publicado: 17/7/2020 - 06:00 am
CIUDAD DE MÉXICO — Hay casas sin techo, barrios sin electricidad y los residentes que huyeron aún están en el exilio.
Diez meses después de que el huracán Dorian pulverizó el norte de las Bahamas, esas islas aún están luchando por recuperarse, incluso al tiempo que inicia la temporada de huracanes de este año. Pero la reconstrucción se ha retrasado aún más este año por la pandemia del coronavirus.
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“Detuvo por completo los esfuerzos de reconstrucción”, dijo Stafford Symonette, un pastor evangélico cuya casa en la Isla Gran Ábaco sufrió graves daños durante el huracán —y así sigue. “Todavía hay mucha gente en tiendas de campaña y refugios temporales”, dijo.
Las Bahamas, al igual que otros países en el Caribe y el Atlántico Norte, se encuentran en la dramática convergencia de una pandemia devastadora y una temporada de huracanes en el Atlántico que se anticipa que sea más activa de lo normal.
La pandemia ha afectado profundamente la preparación y respuesta a los huracanes, y ha dejado a las naciones aún más vulnerables a los impactos de las tormentas.
Ha complicado los esfuerzos de reconstrucción de temporadas de huracanes pasadas, paralizado las economías nacionales en la región, muchas de las cuales dependen en gran medida del turismo, y obligado la reasignación de escasos recursos gubernamentales —dinero y personal que de otro modo podrían haberse utilizado para trabajos relacionados con huracanes— para hacer frente a la crisis de salud pública.
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Y ha significado que, en caso de una gran tormenta, los centros de evacuación y los refugios ahora podrían convertirse en peligrosos vectores de contagio de coronavirus.
Estos crecientes retos han abrumado a muchos de los gobiernos y agencias de ayuda de la región, que están luchando para prepararse para la próxima gran tormenta.
“¿Estamos preparados para esta temporada de huracanes?”, dijo Ronald Sanders, embajador de Antigua y Barbuda en los Estados Unidos y en la Organización de Estados Americanos. “La respuesta es no. Y no me importa quién te diga lo contrario. No hemos podido destinar fondos para la preparación para huracanes este año”.
La pandemia hizo trizas la industria del turismo. Los hoteles cerraron, los cruceros permanecieron atracados y los aviones se mantuvieron en tierra.
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La pandemia llegó a la región apenas unos meses después de que Dorian tocó tierra el 1 de septiembre de 2019, matando a veintenas de personas en las Islas Ábaco y la Isla Gran Bahama, destruyendo miles de estructuras y causando miles de millones de dólares en daños.
La Organización Internacional para las Migraciones dijo en un informe en mayo que sólo 13 de los 25 refugios oficiales en las Islas Ábaco y Gran Bahama eran “utilizables” y sólo tenían capacidad suficiente para aproximadamente el 2 por ciento de la población.
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