La venta de frutas sería el salvavidas económico de Tailandia
El país de 70 millones de habitantes ha tenido que depender más de las exportaciones de sus productos agrícolas, y un grupo de cabildeo relacionado con la fruta nacional predice que los envíos de fruta al extranjero aumentarán al menos un 10 por ciento este año, a pesar del coronavirus.
- Hannah Beech
- - Publicado: 21/7/2020 - 06:00 pm
BANGKOK — Por toda Bangkok, el jugo de fruta chorrea de las barbillas, escurre por los brazos y cae en las aceras de la ciudad.
Ésta es la máxima temporada de la fruta en Tailandia, cuando las temperaturas al alza concentran el azúcar en la abundancia tropical que caracteriza al sureste asiático.
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Las frutas de la región no tienen comparación. Existe una fruta envuelta en una armadura espinosa que huele a una intensa podredumbre. Hay otra fruta que secreta una savia pegajosa cuando se pela y otra que mancha de color malva las uñas de quienes anhelan su suculenta pulpa.
Está el rambután, que en malayo significa “cosa peluda”. Con su cáscara carmesí salpicada de antenas verdes, este fruto del tamaño de un huevo es bastante parecido a un coronavirus. Es delicioso.
Con la prohibición a los viajes debido a la pandemia, el turismo, que es el pilar económico de Tailandia, se ha visto golpeado. El país de 70 millones de habitantes ahora ha tenido que depender más de las exportaciones de sus productos agrícolas, y un grupo de cabildeo relacionado con la fruta nacional predice que los envíos de fruta al extranjero aumentarán al menos un 10 por ciento este año, a pesar del coronavirus.
El primer ministro Prayuth Chan-ocha ha llamado a Tailandia “la gran potencia de la fruta”. El año pasado, el país se ubicó como el sexto mayor exportador de fruta del mundo.
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Sin embargo, la mayoría de la fruta se exporta a los vecinos regionales de Tailandia, de los cuales China es el cliente principal. Las posibilidades de expansión a los grandes mercados occidentales como el de Estados Unidos son atractivas, pero enfrentan algunos obstáculos desalentadores.
Menos del 3 por ciento de la fruta de Tailandia se exporta a Estados Unidos. La distancia es un problema, así como la preocupación por las moscas de la fruta que acompañan a las importaciones. Pero la razón principal de la cifra tan baja puede ser que las frutas endémicas del sureste asiático tienen lo que Fuchsia Dunlop, una autora británica de libros de recetas de comida china, llama un elevado “factor de dificultad”.
Muchas de las frutas de la región requieren de un gran compromiso para su consumo: pelarlas laboriosamente, masticarlas con cuidado y escupir muchas semillas a las que la pulpa se adhiere con tenacidad.
A diferencia de la fácil extracción de un plátano, diseccionar una yaca involucra penetrar una cubierta espinosa y luego arrancar cuidadosamente pólipos medio hulosos que saben a goma de mascar de frutas.
El proceso puede llevar toda una tarde; hay vendedores de fruta que se dedican a pelar yaca —un solo ejemplar puede pesar más de 50 kilos— y otras frutas complicadas.
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En Talad Thai, el mercado de frutas al mayoreo de Bangkok y el más grande del sureste asiático, hay un edificio entero dedicado a los cítricos y una sección del tamaño de un gimnasio solo para el mango, del cual hay más de 200 variedades en Tailandia.
La fruta más tristemente célebre, que huele a muerte, es el durián. Los edificios y los taxis en Tailandia tienen carteles de “prohibido comer durián” junto a carteles de “no fumar”.
El sabor del durián provoca respuestas apasionadas y polarizadas, y pocas personas se muestran indiferentes al atractivo o la repugnancia de la fruta.
Por fuera, el durián parece un dispositivo de tortura medieval. Dentro de la cáscara llena de picos se encuentran lóbulos de natilla en forma de riñón. Su sabor está entre el del queso gorgonzola y el del flan, con olor a zorrillo.
Los orangutanes adoran el durián y en Indonesia de vez en cuando asaltan huertos. Los agricultores han respondido disparándoles.
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Incluso si se pudiera dejar de lado el olor —lo cual es, francamente, imposible— el durián probablemente seguiría teniendo el mayor factor de dificultad entre las frutas endémicas del sureste asiático.
El destino principal de las exportaciones tailandesas de esta fruta es China, donde los consumidores tienden a estar más dispuestos a esforzarse a la hora de comer.
Muktita Suharto contribuyó con reportes a este artículo.
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