La vacilante economía no está en sintonía con la imagen de Rusia
El Gobierno y las empresas estatales no están gastando con la esperanza de que la economía y la base impositiva crezcan por sí solas. Los economistas también señalan la baja inversión del sector privado como una causa de la lentitud del crecimiento.
- Andrew E. Kramer
- - Publicado: 17/3/2020 - 03:00 pm
MOSCÚ — El año pasado, Rusia se fijó el objetivo de acelerar su expansión económica —de crecer más rápido que el mundo como un todo— como una manera de asegurar la posición del país como una potencia mundial dominante.
Hasta ahora, el plan ha tenido un inicio muy débil. La propuesta del presidente Vladimir V. Putin requería un gasto estatal de 400 mil millones de dólares en el curso de seis años en áreas específicas.
Pero en febrero, el Gobierno informó que el producto interno bruto de Rusia creció sólo 1.3 por ciento en el 2019, por debajo del 2.5 por ciento del año anterior. Se le atribuyó a los retrasos en el gasto del dinero. En contraste, el promedio mundial de crecimiento el año pasado fue de 2.9 por ciento, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
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Seis años después de que las sanciones restringieran el acceso a los bancos occidentales y que el precio del petróleo, una de las principales exportaciones rusas, cayera a mínimos históricos, la tasa de crecimiento muestra a la economía a paso de tortuga, obstaculizada por la baja inversión privada y una burocracia estatal tambaleante.
Aun así, por muchas otras métricas, la economía parece robusta. El Gobierno hace alarde de sus abundantes reservas de divisas extranjeras, de su éxito domando la inflación (ahora a una tasa anual del 2.4 por ciento) y de un superávit presupuestario de 500 mil millones de rublos, u 8 mil millones de dólares, el año pasado.
Muchos economistas ahora señalan a este superávit presupuestario y las reservas de divisas y oro, que a finales de enero sumaban 562 mil millones de dólares, como un problema. La renuencia del Gobierno a gastar dinero en estímulo económico ha enviado una señal a la industria privada.
“Nadie quiere invertir”, dijo Vladislav Inozemtsev, fundador del Centro de Estudios Post-Industriales, un comité de expertos de Moscú. “Nadie cree que la situación económica será mejor mañana de lo que es hoy”.
Pese a la promesa del año pasado de gasto en estímulo, el Gobierno ha seguido ahorrando. La política parece reflejar una creencia rusa muy arraigada: no importa lo mal que estén las cosas hoy, siempre pueden empeorar. Los pagos de impuestos se han acumulado como un seguro contra futuros golpes.
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El Gobierno y las empresas estatales no están gastando con la esperanza de que la economía y la base impositiva crezcan por sí solas. Los economistas también señalan la baja inversión del sector privado como una causa de la lentitud del crecimiento.
La vacilante economía no está en sintonía con la imagen de Rusia como potencia mundial. El país creció con la anexión de Crimea en el 2014. Pero incluso cuando se inmiscuyó en las elecciones e intervino militarmente en Siria y Ucrania, el presupuesto federal ruso se ha mantenido esencialmente parejo en términos reales, o ajustados a la inflación, desde el 2014. Las ganancias del petróleo se han ido a una reserva llamada Fondo Nacional del Bienestar, que este invierno alcanzó su objetivo de acumular una cantidad equivalente al 7 por ciento del producto interno bruto, o alrededor de 125 mil millones de dólares.
Durante décadas, la inflación descontrolada fue un flagelo de la economía rusa postsoviética, pero el bajo crecimiento y la disminución de los salarios reales han controlado el aumento de los precios.
En lugar de reciclar las ganancias en sus negocios, las grandes compañías metalúrgicas y petroleras de Rusia han pagado sus deudas y, más recientemente, han pagado grandes dividendos, elevando los precios de las acciones.
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El mercado bursátil ruso se convirtió el año pasado en el segundo de mejor desempeño del mundo, con un incremento del 40 por ciento en términos de dólares. La economía rusa de 1.7 billones de dólares ahora ocupa el lugar número 11 en el mundo, entre Canadá y Corea del Sur.
Sofya Donets, economista jefe de Rusia en Renaissance Capital, dijo que la política de guardar reservas había costado crecimiento, pero dejó al Gobierno en una buena posición.
“Una cosa se puede decir con seguridad”, dijo Donets. “Este no es el crecimiento potencial de la economía rusa”.
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