La pandemia saca a relucir la amabilidad de muchas personas
- Robb Todd
Estadounidenses cosen mascarillas para trabajadores de hospitales, mientras que italianos en cuarentena se han reunido en sus balcones para aplaudirles a los doctores, cantar y tocar música.
Es difícil saber qué consecuencias podría tener un pequeño acto de amabilidad.
A principios de los 60, alguien encontró un sobre en el metro de la ciudad de Nueva York y alteró el rumbo de la historia literaria al simplemente entregarlo al departamento de objetos perdidos.
Richard Marek era un joven editor en la compañía editorial Scribner en aquel momento y se le había entregado uno de los manuscritos más importantes de la carrera de Ernest Hemingway, “París Era Una Fiesta”. En los márgenes había notas irreemplazables del autor. Cuando Marek llegó a casa, se dio cuenta de que no traía el sobre que contenía el manuscrito.
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“Cundió el pánico. Sollozó toda la noche y se dijo a sí mismo ‘mi carrera está acabada’”, escribió Katharine Q. Seelye en el obituario para Marek en The New York Times, quien murió el 22 de marzo a los 86 años. “La mañana siguiente, fue al departamento de objetos perdidos del metro y vio, para su asombro, que alguien había entregado el sobre”.
La persona que lo entregó no podría haber sabido que hacer eso preservaría las memorias de Hemingway y salvaría la carrera literaria de Marek. Más tarde guiaría a más de 300 títulos a su publicación, entre ellos obras tan importantes como “Blues de la Calle Beale” de James Baldwin, “El Caso Bourne” de Robert Ludlum, y “El Silencio de los Inocentes” de Thomas Harris.
Lo que ese extraño hizo en el metro es la definición de amabilidad, de acuerdo con la autora Judith Newman.
“La amabilidad es realizar pequeños actos por los demás sin esperar nada a cambio”, escribió en The Times.
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Newman citó un estudio que ilustra los efectos positivos de la amabilidad. En 1978, investigadores analizaban los efectos del colesterol elevado. Alimentaron a conejos con una dieta alta en grasa, lo que les causó a muchos de ellos problemas cardíacos. Los conejos que evitaron esos problemas a pesar de recibir la misma alimentación, habían sido cuidados por alguien que los acariciaba y les hablaba cuando comían. Un estudio separado produjo los mismos resultados.
Al tiempo que mucha gente lidia con el coronavirus, los actos de amabilidad destacan —pese al riesgo añadido de contagiarse o propagar el virus en el proceso.
En una banqueta en Nueva York, alguien escribió “ÁMENSE UNOS A OTROS” con gis color rosa dentro de un corazón, reportó The Times, y es un mensaje que la gente está acogiendo en países duramente afectados por la pandemia: estadounidenses cosen mascarillas para trabajadores de hospitales, mientras que italianos en cuarentena se han reunido en sus balcones para aplaudirles a los doctores, cantar y tocar música.
“Para superar tiempos abrumadores e inciertos, los expertos dicen que es crucial que la gente recuerde que hay atisbos de esperanza y bondad”, escribió The Times.
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Emily Claypoole personifica esto. Hace poco perdió su empleo como mesera, pero ha usado parte de su tiempo extra para ayudar a un vecino en el barrio neoyorquino de Brooklyn. Hacer eso, dijo, “ha sido un placer, no ha representado una carga”. Y toma precauciones, como desinfectarse las manos y limpiar los víveres con cloro antes de dejarlos afuera de la puerta del vecino.
“La amabilidad está al centro de lo que significa ser bueno”, dijo Harriet Lerner, una psicóloga y autora, a The Times. “Podría requerir muy poco de nosotros, o lo contrario”.
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