Hombres aprenden a ayudar en casa, debido al confinamiento
La pandemia ha permitido a los hombres ser testigos de la cantidad de labores domésticas que deben realizarse. Las mujeres, que trabajan de manera invisible lavando la ropa, lidiando con las finanzas y cocinando, ahora están pidiendo a sus esposos que colaboren.
- Motoko Rich
- - Publicado: 31/5/2020 - 06:00 am
TOKIO — Susumu Kataoka simplemente buscaba una distracción de los largos días en confinamiento con su familia durante la epidemia del coronavirus. Tomó su dron, le dio una vuelta alrededor de su casa en Tokio, tomó algunas fotos y las publicó en Facebook.
A su esposa, Aki, no le hizo mucha gracia. Si tenía tiempo para andar jugando así ¿no debería tener tiempo para hacerse cargo de algunas tareas domésticas y del cuidado de los niños?
Kataoka, consultor de mercadotecnia digital, creía que ya estaba haciendo su parte. Le dio a su esposa una lista de tareas que realizaba con regularidad.
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No tenía idea. En una meticulosa hoja de cálculo, su esposa, estudiante de enfermería, enumeró sus 210 tareas y las comparó con las 21 de él.
“Realmente quería que entendiera cuánto estaba haciendo yo”, dijo.
Para las parejas trabajadoras, los esfuerzos de Japón para combatir la propagación del virus —fomentando el trabajo a distancia y pidiendo a los ciudadanos que permanecieran en casa— han subrayado las disparidades en la división del trabajo doméstico, que son particularmente pronunciadas en la sociedad nipona.
Los hombres, que suelen ver a sus familias brevemente por la mañana y por la noche, han estado pasando los días de la semana en casa durante el estado de emergencia por el coronavirus en Japón. Eso les ha permitido ser testigos de la cantidad de labores domésticas que deben realizarse. Las mujeres, que trabajan de manera invisible lavando la ropa, lidiando con las finanzas y cocinando, ahora están pidiendo a sus esposos que colaboren.
Algunos hombres sí dicen sentirse ahora más cercanos a sus familias, y tienen la esperanza de que la inflexible cultura laboral de Japón cambie lo suficiente como para permitirles pasar más tiempo en casa cuando termine la pandemia.
Susumu Kataoka está tratando de cambiar sus hábitos. Cuando subió la lista de tareas domésticas de su esposa en Twitter —diciendo que estuvieron en riesgo de un “coronadivorcio”, un término que se ha vuelto tendencia en Japón— el tuit fue compartido unas 21 mil veces.
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Los hombres en Japón realizan menos horas de quehaceres domésticos y cuidado infantil que en cualquier otro país rico. En una encuesta realizada el año pasado por Macromill, una empresa de investigación de mercado, alrededor de la mitad de las parejas japonesas que trabajan reportaron que los hombres realizaban 20 por ciento o menos de las tareas del hogar.
Shinzo Abe, el primer ministro de Japón, lleva tiempo impulsando una plataforma de mejorar el estatus de las mujeres en los lugares de trabajo. Sin embargo, a muchas de ellas las frena el tener una gran carga de responsabilidades en sus hogares.
“Si no podemos repartir equitativamente las labores del hogar, entonces no podemos crear un mundo en el que las mujeres estén empoderadas”, afirmó Aki Kataoka.
Muchas compañías se han mostrado reacias a dejar que su personal trabaje a distancia. Pero incluso los hombres que sí pueden trabajar remotamente pueden sentir presión adicional para demostrar su productividad.
Cuando Yoshiaki Terajima, de 36 años, empezó a trabajar desde casa hace como un mes, se sumergió por completo en su trabajo para una compañía comercial.
Realizaba juntas por videollamada en la mesa del comedor del apartamento de dos recámaras que comparte con su esposa Erica, una asesora de educación mediática de 34 años, y sus tres hijos.
Con las escuelas y las guarderías cerradas, Erica Terajima se sentía abrumada intentando supervisar las lecciones para sus hijas, de 7 y 9 años, o encontrar algo para mantener ocupado a su hijo de 5 años. “Estaba haciendo el 90 por ciento del cuidado de los niños”, afirmó. “No podía hacer nada de mi propio trabajo”.
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Ella finalmente le suplicó a su esposo que ayudara. Así que él empezó a cocinar diariamente las comidas para la familia, a limpiar los baños y a ayudar a sus hijas con las tareas escolares.
Una vez que termine el estado de emergencia —actualmente programado para fines de mayo— a él le gustaría seguir trabajando desde casa. “Ahora que he pasado tanto tiempo con ellos, siento que esto es lo normal”, dijo Yoshiaki Terajima. “Creo que podemos tomar esta situación como una buena oportunidad para cambiar drásticamente la cultura laboral”.
Aki Kataoka dijo que a veces se preocupa por cómo se las arreglaría su familia si ella se enfermara con el virus. Pensó que incluir todas sus tareas domésticas y de cuidado infantil en una hoja de cálculo aseguraría que su esposo supiera qué hacer si la hospitalizaran.
Hisako Ueno y Hikari Hida contribuyeron con reportes.
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