Hay tregua entre socialistas y capitalistas en Venezuela
- Anatoly Kurmanaev
Una reciente transformación de Venezuela es notoria, un país donde el Gobierno controlaba estrechamente la economía ha pasado a ser un lugar gobernado por un autócrata dispuesto a permitir el capitalismo de facto a fin de seguir aferrado al poder.
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Polar fue víctima de inspecciones hasta que su director dejó de criticar al presidente Maduro. Sus oficinas en Caracas. Foto / Adriana Loureiro Fernandez para The New York Times.
CARACAS, Venezuela — Al tiempo que Venezuela caía más profundamente en la crisis económica en el 2017 y su pueblo buscaba una salida, había un nombre que no dejaba de aparecer: Lorenzo Mendoza.
Todos en Venezuela conocen este apellido. Empresas Polar, el conglomerado de alimentos fundado por su abuelo, se había convertido en la empresa privada más grande del país.
Cuando las desastrosas políticas económicas del presidente Nicolás Maduro provocaron un desabasto de alimentos y una crisis de refugiados, Mendoza surgió como un detractor declarado. Luego, desapareció de la luz pública. Maduro dejó de llamarlo “parásito”. El Gobierno comenzó a adoptar cambios que Mendoza había propuesto, como poner fin a los controles de precios.
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La historia de la tregua entre Mendoza y Maduro muestra el acercamiento del Gobierno venezolano y la clase empresarial contra la que estuvo en guerra durante casi 20 años.
Esto ha estado detrás de la reciente transformación de Venezuela de ser un país donde el Gobierno controlaba estrechamente la economía a un lugar gobernado por un autócrata dispuesto a permitir el capitalismo de facto a fin de seguir aferrado al poder.
Esta acción difícilmente ha resuelto los problemas económicos de Venezuela, pero ha reactivado ciertos sectores de la economía, alentado algunas inversiones y permitido que Maduro resista las sanciones de Estados Unidos y el aislamiento de la comunidad internacional.
“Es muy difícil explicar que estamos en una situación económica muy precaria, pero que hay optimismo”, dijo Ricardo Cusanno, director del grupo industrial más grande de Venezuela, Fedecámaras. “Personas serias, tradicionales, están decidiendo continuar invirtiendo”.
Los ministerios de Maduro discretamente han devuelto a operadores privados decenas de empresas que habían sido expropiadas, señaló un asesor del Gobierno que ayudó a diseñar el programa.
Extensiones de tierra que Hugo Chávez, el predecesor de Maduro, expropió están siendo arrendadas a cualquiera que desee trabajarlas. Los acosos a empresas privadas han dado paso a reuniones entre ministros y dirigentes empresariales. Ya no se aplican las leyes que habían prohibido que las empresas despidieran a nadie sin la autorización del Gobierno. Se acabaron los controles monetarios.
Bajo el régimen de Maduro, el país ha perdido casi tres cuartas partes de su producto interno bruto y casi 9 de cada 10 venezolanos tienen problemas para satisfacer sus necesidades básicas. Casi 5 millones han huido.
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Pero la liberalización ha generado oportunidades para que las compañías se adapten a atender a aquellos con dólares para gastar.
El Gobierno se dio cuenta de que necesitaba capital privado para sobrevivir. Antes de la crisis económica, Polar tenía 34 mil empleados. Las generosas prestaciones de la compañía le habían ganado la sólida lealtad de sus trabajadores.
Cuando la economía cayó en recesión en el 2014, Maduro comenzó a acusar a Mendoza de acaparar productos. Inspectores fiscales irrumpían con frecuencia en las instalaciones de Polar, sindicatos pro Gobierno instaban zozobra laboral y fuerzas de seguridad secuestraban sus camiones y arrestaban a sus gerentes.
Para el 2017, Polar estaba al borde de la quiebra. Mendoza buscó hacer contacto con el zar de la economía de Maduro, Tareck El Aissami, que había argumentado que el Gobierno tenía que abandonar su doctrina marxista. Las gestiones de Mendoza culminaron en una reunión en 2018 con Cilia Flores, la primera dama de Venezuela. El resultado fue un pacto informal: Mendoza saldría de la luz pública y el Gobierno dejaría de acosar a Polar.
Hoy, el Gobierno provee materias primas a los principales productores del sector privado y negocia las compras de alimentos a precios de mercado, de acuerdo con fuentes de la industria. Las tiendas están surtidas de nuevo, aunque los productos estén fuera del alcance de la mayoría de los venezolanos.
Muchas de las fábricas de Polar están cerradas y la empresa ha cesado a cerca de 15 mil trabajadores. Sin embargo, los cambios han permitido que Polar se reinvente como una empresa más pequeña y ágil.
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Pero mantener la lealtad también significa dejar ir lo que la empresa solía ser.
Darwin Carmona, de 35 años, trabajó toda su vida adulta en la planta cervecera de Polar en Caracas. Cuando su hija recién nacida se fracturó un codo en diciembre, Carmona descubrió que el seguro de salud ya no la cubría.
“Las leyes se respetaban cuando Chávez vivía”, dijo Carmona refiriéndose a Polar. Ahora “el Gobierno los deja hacer lo que quieran”.
Mariana Martínez, Isayen Herrera y Tibisay Romero contribuyeron con reportes.
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