En tiempo de coronavirus ‘es un lujo enfermarse’
Las economías latinoamericanas ya eran frágiles incluso antes de la pandemia. Pero ahora que los esfuerzos para confrontar el COVID-19 paralizan la actividad económica, la perspectiva es mucho peor.
- Kirk Semple y Natalie Kitroeff
- - Actualizado: 16/4/2020 - 12:36 pm
CIUDAD DE MÉXICO — Desde que el Gobierno mexicano pidió a la población quedarse en casa, su clientela prácticamente desapareció. Y sabía que él corría el riesgo de contraer el virus.
Sin embargo, Leonardo Meneses Prado seguía atendiendo su puesto de hamburguesas en su acera habitual en la Ciudad de México.
“No puedo parar”, dijo a finales de la semana pasada. “Si no vendo, no como. Así de fácil”.
Las economías latinoamericanas ya eran frágiles incluso antes del coronavirus. Pero ahora que los esfuerzos para confrontar la pandemia paralizan la actividad económica, la perspectiva es mucho peor.
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Y ningún sector de la sociedad puede ser más vulnerable que los trabajadores que laboran en la vasta economía informal de la región, la mayoría lejos de la supervisión gubernamental sin protecciones laborales.
Estos trabajadores, desde vendedores ambulantes en Asunción, Paraguay, hasta repartidores que recorren Lima, Perú y recicladores de basura en Tegucigalpa, Honduras, viven al día, con ahorros escasos o inexistentes y una red de seguridad social limitada.
Muchos también corren mayor riesgo de contraer el virus, al estar en contacto con extraños y luego regresar a hogares hacinados.
“Van a resultar muy dañados”, dijo Santiago Levy, economista mexicano en la Brookings Institution, en Washington, D.C.
Los gobiernos han prometido ayudar a los pobres. En Colombia, el presidente Iván Duque recientemente anunció, entre otras medidas, pagos de unos 40 dólares para trabajadores informales que no estuvieran recibiendo asistencia social. Pero al iniciar la cuarentena había preocupación de que los pagos fueran insuficientes para mantener el orden social.
Particularmente vulnerables están 1.5 millones de venezolanos que han emigrado a Colombia buscando escapar del colapso económico de casa. Con el cese de actividades en el país, muchos se han quedado en la calle.
Venezuela también ha impuesto una cuarentena nacional y anunciado que transferirá el equivalente a 50 dólares a 6 millones de trabajadores. Para la mayoría, la cifra apenas cubre una fracción de sus pérdidas.
El impacto podría ser particularmente brutal en México, donde los trabajadores informales generan casi una cuarta parte de la producción económica.
Y en comparación con otros países de la región, México ha adoptado un enfoque mesurado a la pandemia. En ocasiones, la actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido displicente e incluso desdeñosa.
López Obrador, quien ganó la Presidencia en 2018 al posicionarse como el defensor populista de los desfavorecidos, dijo que había esperado a imponer medidas más estrictas de salud pública para no desestabilizar la economía de manera prematura. Su mayor preocupación, dijo, son los pobres.
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Los detractores dicen que López Obrador puede haber dado al virus una oportunidad para infectar a un mayor porcentaje de la población empobrecida.
A fines de marzo, los funcionarios mexicanos anunciaron, debido a un cambio en el brote, una serie de protocolos más estrictos, cancelando eventos y haciendo un llamado a suspender las labores que requerían que los empleados se trasladaran a oficinas.
El Gobierno de López Obrador empezó a instar a los mexicanos a quedarse en casa. Luego los funcionarios reforzaron las restricciones aún más, ordenando el cierre de todas las actividades no esenciales. Pero muchos mexicanos no pueden trabajar desde casa ni dejar de laborar durante semanas.
Meneses, de 43 años, que tiene 19 años de vender comida de su puesto, dijo que le preocupaba menos contraer el virus que los efectos económicos de la pandemia. Sus ventas habían disminuido alrededor de un 50 por ciento en comparación con hace dos semanas y seguían cayendo.
Si las autoridades obligan a los ambulantes a cerrar, dijo Meneses, no sabe qué hará para mantener a su esposa y a sus tres hijas. La familia no cuenta con seguro médico.
“Para nosotros, enfermarse es un lujo”, dijo.
Mientras tanto, el Gobierno de López Obrador ha estado diseñando un plan de recuperación económica, con un millón de préstamos de unos mil dólares, a pequeñas empresas en la economía formal y la informal. Los beneficiarios, dijo, serían “gente humilde y trabajadora”.
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Levy dijo que aún si los gobiernos realizan los programas compensatorios, muchos trabajadores en el sector informal serán invisibles a las agencias del Gobierno,porque no aparecen en los registros de contribuyentes.
Pero Luis de la Calle, un analista de economía mexicano, argumenta que vivir fuera de las estructuras corporativas podría tener ventajas. Algunos de los que han construido su carrera en la calle tienen la capacidad de adaptarse rápidamente, una habilidad que será útil al reordenar la pandemia a las economías. “Entre más flexible seas, mejor”, dijo.
Pero Meneses, el vendedor de hamburguesas, no es tan optimista. “Si llega y nos pega fuerte, va a ser una masacre”, dijo.
Paulina Villegas, Elda Cantú, Julie Turkewitz y Anatoly Kurmanaev contribuyeron reportes.
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