Embarazada recorre 8 hospitales en 15 horas en India
- Jeffrey Gettleman y Suhasini Raj
Después de su trágico recorrido buscando una atención médica, cuando llegaron al hospital, ella dejó de respirar y fue declarada muerta. El bebé también murió.
![Centros de salud de India niegan el ingreso de pacientes con virus o sin virus. Un salón de fiestas en Nueva Delhi convertido en albergue para casos de coronavirus. Foto / Manish Swarup/Associated Press.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2020/07/02/ref_03_india_1-1_0.jpg)
Centros de salud de India niegan el ingreso de pacientes con virus o sin virus. Un salón de fiestas en Nueva Delhi convertido en albergue para casos de coronavirus. Foto / Manish Swarup/Associated Press.
NUEVA DELHI — Neelam Kumari Gautam se despertó a las 5:00 horas con punzantes dolores de parto. Su esposo la puso en la parte trasera de un rickshaw y la llevó a un hospital. Luego a otro. Y a otro. Su dolor era tan intenso que apenas podía respirar, pero en ninguno la aceptaban.
“¿Por qué no me aceptan los médicos?”, preguntó a su esposo, Bijendra Singh. “¿Qué pasa? Moriré”.
Al tiempo que la crisis del coronavirus de India se ha acelerado, el colmado y mal financiado sistema de salud del país ha comenzado a venirse abajo.
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Una base de datos de muertes recientes muestra que veintenas de personas han fallecido en las calles o en la parte trasera de ambulancias, tras habérseles negado atención crítica. La odisea de Gautam ofrece un panorama de lo que está sucediendo.
Las reglas del Gobierno indio exigen que se presten servicios de emergencia, pero las personas que necesitan tratamiento desesperadamente siguen siendo rechazadas, en especial en Nueva Delhi, la capital. Los hospitales de Delhi están saturados. Muchos trabajadores de la salud temen atender a nuevos pacientes en caso de que tengan el coronavirus, que ha matado a más de 13 mil personas en India.
Desesperado por dar un giro a una economía en la que se han perdido más de 100 millones de empleos durante la pandemia, el primer ministro Narendra Modi ha rechazado el consejo de expertos en salud de que vuelva a poner al país en cuarentena, diciendo que India debe “abrir, abrir, abrir”.
Gautam, de 30 años, trabajaba en una línea de ensamble que producía cables eléctricos. Singh, de 31 años, daba mantenimiento a máquinas en una imprenta. Juntos, ganaban 8 mil dólares al año, lo que los colocaba sólidamente en la creciente clase media de India. Su hijo, Rudraksh, acaba de cumplir 6 años.
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Pero cuando Gautam entró en su noveno mes, tuvo problemas de salud y pasó cinco días en el hospital por alta presión arterial relacionada con el embarazo, sangrado y posiblemente fiebre tifoidea.
El 5 de junio, cuando comenzó a entrar en trabajo de parto, el primer hospital que intentaron fue el ESIC Model Hospital, un centro gubernamental en Noida, cerca de Nueva Delhi. Singh dijo que lo primero que el médico le dijo a ella fue: “le daré una bofetada si se quita el cubrebocas”.
Pero en vez de ayudar, el doctor les dijo que fueran a otro hospital del Gobierno, al otro lado de la ciudad. Allí también fue rechazada.
Incluso antes de que llegara el COVID-19, los hospitales indios estaban atribulados. El Gobierno gasta menos de alrededor de 26 dólares por persona al año en atención médica. Delhi tiene ahora una escasez de miles de camas. El Gobierno federal acaba de readaptar cientos de vagones de ferrocarril para que sean utilizados como compartimentos para enfermos.
“Las políticas del Gobierno han creado este caos”, dijo el cirujano Rajesh Kumar Prajapati.
A medida que empezaron a acumularse las quejas de que los hospitales rechazaban a personas enfermas, el poderoso Ministerio del Interior emitió una orden que volvía a enfatizar que todos los hospitales deberían permanecer abiertos para “todos los pacientes, ya fueran emergencias de COVID o no”.
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El tercer hospital al que fue Gautam, el Hospital Shivalik, fue el que la había atendido de sus problemas prenatales. Esta vez, los médicos le dieron un poco de oxígeno, pero Singh dijo que temían que pudiera tener el virus y le ordenaron abruptamente que se fuera.
Luego de que los hospitales se negaron a aceptarla, Singh llamó a la Policía. Dijo que dos oficiales se reunieron con él en el Instituto de Ciencias Médicas del Gobierno. Pero los doctores tampoco escucharon a los policías.
Después de que eso fracasó, fueron de prisa en una ambulancia al Hospital de Especialidades Max Super en Ghaziabad, a más de 40 kilómetros de distancia. Pero el hospital les dio la misma respuesta: no hay camas.
Gautam cerró los ojos y susurró: “sálvame”.
Singh dijo a la ambulancia que volviera al Instituto de Ciencias Médicas del Gobierno.
Cuando llegaron al hospital, ella dejó de respirar. A las 20:05 horas, después de ocho hospitales y 15 horas, fue declarada muerta. El bebé también murió. Una investigación inicial del Gobierno señaló: “La administración y el personal del hospital han sido encontrados culpables de falta de atención”.
Mientras las autoridades consideran los cargos penales en el caso de Gautam, su esposo pasa los días cuidando a su hijo, Rudraksh.
El niño dijo a su padre que cuando crezca, quiere ser doctor, para “poder hacer que las personas muertas resuciten”.
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