Discriminación racial causa indignación a nivel mundial
Personas en todo el mundo, en Australia, Gran Bretaña, Francia, Alemania y más allá, han desafiado el clima frío y las normas de salud pública contra las reuniones masivas para mostrar solidaridad con los manifestantes estadounidenses, que ahora han salido a las calles en más de 150 ciudades.
- Jack Healy y Kim Barker
- - Publicado: 20/6/2020 - 06:00 am
DENVER — Desde que personas en todo Estados Unidos empezaron a salir a las calles para protestar contra la violencia policial, Dakota Patton ha manejado dos horas todos los días para ser parte de un mitin en los escalones del Capitolio del Estado de Colorado. Ha renunciado a sus trabajos como repartidor de comida y pintor de casas. Está agotado, pero no tiene planes de cesar.
“Esto es más grande”, dijo Patton, de 24 años. “No estoy preocupado por nada más que podría estar haciendo. Quiero y necesito estar aquí. Mientras lo necesite”.
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Impulsadas por el asesinato de George Floyd, las reuniones masivas en pro de la justicia racial en todo EE.UU. y ahora en el mundo han alcanzado una escala y un nivel de impulso que no se había visto en décadas. Y parece poco probable que acaben pronto.
Las calles y plazas públicas están llenas de gente. Muchos dicen que la devastación económica del coronavirus ya había despejado sus agendas. Ahora, si algo tienen es tiempo.
“Esto se siente como mi hogar”, dijo Rebecca Agwu, de 19 años, quien pasó cinco días en las manifestaciones en Denver.
Al tiempo que los manifestantes continuaron reuniéndose en todo el país, su creciente influencia quedó evidente al tiempo que los líderes locales se comprometieron a frenar el poder de la policía.
Las redadas y los arrestos tuvieron efecto en deshacer movimientos de protesta en el pasado. Pero los manifestantes ahora dicen que las respuestas agresivas de la policía sólo refuerzan su compromiso de regresar a las calles. Después de que la policía la semana pasada usó granadas de destello y un spray químico para desbandar a los manifestantes pacíficos que se encontraban el la Plaza Lafayette frente a la Casa Blanca, aún más personas comenzaron a aparecer.
Personas en todo el mundo —en Australia, Gran Bretaña, Francia, Alemania y más allá— han desafiado el clima frío y las normas de salud pública contra las reuniones masivas para mostrar solidaridad con los manifestantes estadounidenses, que ahora han salido a las calles en más de 150 ciudades.
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Una tarde reciente en Washington, D.C., una persona entre cientos de manifestantes gritó que todos regresarían al día siguiente. Otra persona agregó, “y al día siguiente”. La frase prendió, y la multitud comenzó a corear: “¡Y al día siguiente! ¡Y al día siguiente!”.
Debido a que las protestas no son sólo por la muerte de Floyd, sino por un sistema más amplio de desigualdad racial, los funcionarios no pueden simplemente calmar las preocupaciones presentando cargos contra los agentes de policía.
Activistas y académicos que han estudiado otros disturbios por asesinatos policiales, tiroteos en escuelas, derechos de las mujeres y detenciones de inmigración dicen que la indignación generalizada por las injusticias económicas y raciales puede dar al nuevo movimiento una mayor durabilidad.
“Había un guion estándar”, dijo Jody David Armor, profesor de derecho en la Universidad del Sur de California. “Convocar una comisión, celebrar algunas audiencias, hacer que miembros de la comunidad testifiquen y se desahoguen, y luego llegan algunos formuladores de políticas diciendo: ‘He aquí una solución’”.
El resultado, dijo: “Mira dónde estamos”.
Los organizadores comunitarios dicen que las protestas en torno a Floyd parecen estar creando una nueva generación de activismo a partir de una ira profunda y generalizada. Hay indignación: por los asesinatos policiales de hombres y mujeres negros. Por la desigualdad económica cuando el 13 por ciento de los estadounidenses están sin trabajo. Por un liderazgo político fallido durante una pandemia que ha matado a más de 110 mil estadounidenses.
Los activistas de todo el país dicen que si bien los medios de comunicación pueden prestar atención cuando se queman edificios u otra persona negra es asesinada, sus protestas y llamados a reformas nunca han cesado.
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En Ferguson, Missouri, donde Michael Brown, un joven negro de 18 años, fue asesinado a tiros por un oficial de policía blanco en 2014, los residentes y activistas han pasado casi seis años trabajando para cambiar los tribunales, las políticas policiales y liderazgo político de la ciudad. La semana pasada, Ferguson eligió a su primera alcaldesa afroamericana, Ella Jones.
En Los Ángeles, los activistas de Black Lives Matter han manifestado en el centro contra los abusos policiales todos los miércoles durante más de dos años, a menudo atrayendo sólo a un par de docenas de personas. Pero el 3 de junio llegaron miles, subrayando cómo la indignación por el asesinato de Floyd ha servido como catalizador del trabajo que los activistas locales han estado llevando a cabo durante años.
Valerie Rivera, cuyo hijo Eric fue asesinado por la policía en 2017, dijo que estaba contenta de que otros se unieran a ella.
“Hemos estado esperando que llegaran estos días, que estas personas llenaran estas calles”, dijo.
Dionne Searcey, Frances Robles, Lara Jakes, Helene Cooper, Sabrina Tavernise, Zolan Kanno-Youngs y Tim Arango contribuyeron reportes.
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