Corea del Sur intenta adaptarse a 'la nueva normalidad'
- Choe Sang-Hun
El Gobierno insta a las personas a recuperar parte de su vida diaria y se espera que, en las próximas semanas, reabran lugares como escuelas, museos, bibliotecas, estadios y salas de conciertos.
![Guía del Gobierno para el distanciamiento social pide instalar divisiones en cafeterías. Foto / Woohae Cho para The New York Times.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2020/05/21/ref_03_korea_1-1_0.jpg)
Guía del Gobierno para el distanciamiento social pide instalar divisiones en cafeterías. Foto / Woohae Cho para The New York Times.
Salgan, socialicen y diviértanse, instó a su población el Gobierno de Corea del Sur, declarando el inicio de “una nueva vida cotidiana con COVID-19” —mientras se mantenía atento a cualquier signo de reincidencia, cualquier necesidad de que se volvieran a imponer restricciones.
No pasó mucho tiempo.
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El 9 de mayo, el cuarto día de la nueva fase, el alcalde de Seúl ordenó el cierre indefinido de todos los bares y clubes nocturnos de la capital tras descubrir varias docenas de infecciones por coronavirus.
Corea del Sur inicialmente atacó la pandemia con tanto éxito que se convirtió en un modelo citado en todo el mundo. Ahora intenta algo igual de difícil: acercarse poco a poco y sin riesgo a algo parecido a la vida cotidiana.
“Una segunda ola es inevitable”, dijo Son Young-rae, estratega epidemiológico senior en la Oficina Central de Manejo de Desastres del Gobierno. “Pero esperamos reducir la propagación y mantener el tamaño en brotes pequeños y esporádicos”.
Corea del Sur ha tenido casi 11 mil casos confirmados del virus y ha reportado 256 muertes. Pero ha reducido la propagación de varios cientos de nuevas infecciones registradas diariamente en febrero y marzo, a unas 10 diarias en semanas recientes.
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El país adoptó un enfoque múltiple, que incluye pruebas vigorosas y rastreo de contactos, el uso casi universal de mascarillas, el distanciamiento social y medidas drásticas localizadas en focos de infección. Ahora confía en las mismas herramientas para evitar un resurgimiento.
Con la política recién relajada que entró en vigor a principios de mayo, el Gobierno insta a las personas a recuperar parte de su vida diaria y se espera que, en las próximas semanas, reabran lugares como escuelas, museos, bibliotecas, estadios y salas de conciertos.
Pero las cosas distan mucho de ser normales. Los clubes nocturnos y los baños públicos toman la temperatura a toda persona que entra.
Los estudiantes usan cubrebocas en clase y no tienen permitidos los deportes de contacto.
La liga de beisbol de Corea del Sur inició su temporada retrasada el 5 de mayo y la liga de futbol empezó el 8 de mayo, sin fans en las gradas.
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Un grupo especial del Gobierno redactó una “guía para el distanciamiento en la vida cotidiana” de 68 páginas. Delineaba medidas como instalar divisiones en cafeterías, usar tapabocas en la iglesia y pedir que los asistentes a bodas, funerales, bares de karaoke y clubes nocturnos anotaran su nombre y número telefónico para poder rastrearlos después.
“No hay regreso a la vida que teníamos antes del COVID-19”, admitió Kim Gang-lip, coordinador senior de políticas en la Oficina Central de Manejo de Desastres. “En lugar de eso, estamos creando un nuevo conjunto de normas sociales y culturales”.
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