Confrontan vandalismo antisemita
Escuelas, paredes de aldeas y cementerios fueron pintados con esvásticas o referencias poco conocidas al Tercer Reich.
- Adam Nossiter
- - Publicado: 24/3/2020 - 06:00 pm
WESTHOFFEN, Francia — Algunas de las lápidas olvidadas en el viejo cementero judío lucen sospechosamente blanqueadas. Fue necesario restregarlas vigorosamente para borrar las esvásticas.
El vandalismo en diciembre de las lápidas en el cementerio en Westhoffen, una aldea en Alsacia, no fue aislado. Ante la ausencia de verdaderos judíos en la campiña de Alsacia, sus tumbas se han convertido en blancos fáciles en una región con una relación difícil con un pasado emproblemado en tiempos de guerra y una afición a votar por la extrema derecha.
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El año pasado, hubo 50 incidentes similares contra judíos en Alsacia, una cuna histórica del judaísmo francés, donde han vivido judíos desde la Edad Media. Escuelas, paredes de aldeas y cementerios fueron pintados con esvásticas o referencias poco conocidas al Tercer Reich. En Westhoffen, 107 lápidas fueron desfiguradas; en Quatzenheim, una aldea al este, 96 lo fueron.
Hace 80 años, Alsacia fue incorporada en la Alemania nazi, y durante la guerra los funcionarios locales cumplieron las órdenes de los nazis. La esvástica estaba por doquier. Los judíos fueron expulsados, deportados y asesinados.
Pero a las autoridades locales de hoy les pareció intolerable la imagen de viejas tumbas judías en Francia siendo desfiguradas con el símbolo nazi. Organizaron a voluntarios para hacer rondines en los 67 panteones judíos rurales amenazados de Alsacia, protegiendo algunos de esos vestigios abandonados de una época cuando los judíos, excluidos de la ciudad, fueron obligados a florecer en la campiña alsaciana.
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Ninguno de los 20 voluntarios —profesores jubilados, agricultores, amas de casa y estudiantes— es judío, realzando el simbolismo interreligioso. Cada uno porta un distintivo grande que reza: “Guardianes de la Memoria”.
“Tenía amigos cuyos padres no volvieron”, después de la guerra, dijo Lise Tornare, de 75 años, explicando por qué ella y su esposo, Robert, se dedican a proteger el cementerio judío de 200 años de edad frente a su casa en Wintzenheim, cerca de la ciudad de Colmar.
En la primera ronda de las elecciones presidenciales en el 2017, el Frente Nacional de extrema derecha arrasó con la Alsacia rural, sensibilizando a las autoridades allí a lo que Freddy Raphäel, de la universidad de Estrasburgo y decano de los historiadores del judaísmo en Alsacia, calificó como la históricamente “difícil relación” de la región con sus judíos.
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Los funcionarios que organizan los “Guardianes de la Memoria” y los mismos voluntarios “no quieren que la gente piense que en Alsacia, sólo hay eso”, queriendo decir los ataques a los cementerios, dijo Philippe Ichter, un funcionario regional.
“Es un acto de resistencia”, afirmó Ichter. “Es un momento grave. Pero podemos involucrarnos”.
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