China sufre de amnesia y se ha olvidado del virus
- Li Yuan
Un desastre provoca sufrimiento y muerte. La amnesia colectiva se instala. El Partido Comunista emerge más fuerte que nunca, expresó Chan Koonchung, escritor de la novela distópica “Años de Prosperidad”.
¿Qué tan rápido puede una nación entera olvidarse de una catástrofe? En la novela distópica del 2009 de Chan Koonchung, “Años de Prosperidad”, China sufre una descomunal crisis ficticia. Dos años después, nadie parece recordarla.
Chan se dio cuenta de que se necesitaban menos de dos meses para que muchas personas en China dejaran atrás su ira y desesperación por la crisis del coronavirus y la respuesta errada del Gobierno. Hoy, creen que China triunfó sobre el brote (aunque se reportaron nuevos casos en Beijing a mediados de junio, lo que llevó a las autoridades a cerrar algunos distritos).
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“Es como si nada hubiera pasado”, expresó Chan. “Estoy estupefacto. ¿Cómo pudieron dar un giro de 180 grados tan rápido?”.
Chan escribió “Años de Prosperidad” como un relato aleccionador. Hoy, parece demasiado real. Un desastre provoca sufrimiento y muerte. La amnesia colectiva se instala. El Partido Comunista emerge más fuerte que nunca.
Fuera de China, los lectores están recurriendo a libros que capturan el estado de ánimo del momento, como “La Peste” de Albert Camus. “Años de Prosperidad” no ha disfrutado del mismo tipo de resurgimiento. Para empezar, está prohibido en China. Su versión pirateada fue una sensación, pero eso fue hace una década. Pocos lectores jóvenes la conocen.
Sin embargo, los que la leen ahora pueden terminar inquietos. Una joven profesionista me dijo que sentía como que estaba leyendo acerca de los últimos meses. Un personaje, un joven nacionalista, le recordó tanto a un pariente que le dio escalofríos.
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Chan, de 67 años, nació en Shanghai, se crió en Hong Kong y se hizo de un nombre en el periodismo, el cine y la literatura en el mundo de habla china.
Ha vivido en Beijing desde el 2000 —dijo que está demasiado fascinado con su gente como para irse— pero ha estado resguardándose en Hong Kong desde finales de marzo, cuando su novela más reciente, “Zero Point, Beijing” fue publicada por Oxford University Press.
“Es una novela oscura escrita en una época oscura”, afirmó Chan. “Años de Prosperidad” también era oscura, agregó, pero pudo aligerarla con sátira.
“El presente no tiene nada de gracioso”, dijo, llamándolo “La Época de Oro de Xi Jinping”, en referencia al líder chino y agregando que “no hay más espacio para chistes”.
En “Años de Prosperidad”, China cae en anarquía durante un mes en el 2011. El Partido Comunista impone la ley marcial y encarcela y ejecuta a muchos, incluyendo a inocentes.
Chan dijo que escribió “Años de Prosperidad” después de atestiguar la exuberancia de Beijing en el 2008. Fue un año de tragedias: un levantamiento tibetano, un terremoto devastador, la crisis financiera mundial y el arresto del prominente disidente Liu Xiaobo. Sin embargo, muchas personas en China parecían recordar solo los Juegos Olímpicos de Beijing y la fuerza con que China salió de la crisis financiera. Incluso los intelectuales disfrutaban de lo que veían como una nueva apertura.
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Chan quería refutar ese sueño guajiro.
“Sentí que el Partido Comunista nunca cambiaría”, dijo. “Pero nunca esperé que Xi Jinping pudiera ser tan severo”.
Desde entonces, a medida que el partido ha intensificado su control sobre el poder bajo el mando de Xi, Chan ha visto a sus amigos detenidos, encarcelados y silenciados.
No obstante, nada lo preparó para lo rápido que la gente decidió olvidarse de la pandemia.
La indignación pública fue desviada de los funcionarios locales que encubrieron el brote. En cambio, fue dirigida a críticos como Fang Fang, el autor que llevó un diario en línea sobre Wuhan en cuarentena y exigió rendición de cuentas.
Una mujer de Wuhan que suplicó en febrero por una cama de hospital para su madre atacó a Fang Fang en línea, en mayo, por usarla como instrumento. Fang Fang simplemente retuiteó uno de los post de la mujer y agregó que el público debería recordar a Wuhan.
¿Cómo podía la gente olvidar tan fácilmente? El Partido Comunista controla los medios y la historia. Beijing manejó la historia, dijo Chan, “pero no había forma de que fuera tan poderoso. El público colectivamente decidió olvidar, entonces el Gobierno simplemente le dio un empujón”.
Cree que los chinos obtienen los gobernantes que se merecen.
“Si los chinos no intentan que el poder rinda cuentas, los gobernantes siempre pueden cambiar las narrativas con base en sus necesidades”, afirmó.
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