'Cazador de virus' fue víctima de uno
“Mi error fue pensar que era como el SARS, que tenía un alcance bastante limitado. O que era como la influenza. Pero no es ninguno de los dos”, dijo Peter Piot.
- Donald G. McNeil Jr.
- - Publicado: 14/6/2020 - 04:00 pm
“Esta es la revancha de los virus”, dijo Peter Piot, director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. “Les he dificultado mucho las cosas. Ahora están tratando de acabar conmigo”.
El COVID-19 casi le cuesta la vida. Viendo en retrospectiva el caer víctima de un virus tras toda una vida como cazador de virus, Piot, de 71 años, dijo que había juzgado mal a su presa.
“Mi error fue pensar que era como el SARS, que tenía un alcance bastante limitado. O que era como la influenza. Pero no es ninguno de los dos”.
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En 1976, como estudiante de posgrado en el Instituto de Medicina Tropical, en Amberes, Bélgica, Piot formó parte de un equipo internacional que investigó una misteriosa fiebre hemorrágica viral en Yambuku, Zaire, hoy la República Democrática del Congo. El equipo bautizó al virus como “Ébola”. En los 80s, fue uno de los científicos que probó que la enfermedad conocida como “flaco” en África era causada por el mismo virus que estaba matando a jóvenes homosexuales en otras partes del mundo. Más tarde fue el primer director del programa de las Naciones Unidas para combatir el VIH.
Ese expertise lo hizo muy alerta al peligro planteado por el nuevo coronavirus.
A fines de enero, Piot y su esposa, la antropóloga Heidi Larson, fueron a una conferencia médica en Singapur. Estando allí, la Organización Mundial de la Salud declaró al virus emergente como una emergencia de salud pública.
A principios de marzo fue a Boston con Larson, quien dio una charla sobre los rumores que perjudican a las campañas de vacunación. En Londres, Piot dio platicas ante públicos grandes, asistió a una fiesta y fue a restaurantes. Más allá de evitar los apretones de mano, no tomó precauciones particulares. “Realmente no sé dónde me infecté”, dijo.
El Reino Unido no decretó oficialmente la cuarentena hasta el 23 de marzo. Piot y su esposa habían empezado a trabajar desde casa una semana antes. El 19 de marzo, Piot comenzó a tener fiebre y dolor de cabeza.
Cada día se sentía más cansado, y su fiebre rondaba los 38 grados centígrados.
“Me pegó como un autobús”, dijo. “Agotamiento extremo, como que cada célula de tu cuerpo está cansada”.
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En ese entonces, era casi imposible conseguir una prueba. El 26 de marzo, Piot finalmente pudo hacerse la prueba. Dio positivo.
El 31 de marzo, la fiebre alcanzó los 40 grados y comenzó a sentirse confundido. Piot y su esposa fueron al Hospital Royal London. Su saturación de oxígeno era del 84 por ciento, peligrosamente bajo. Una radiografía reveló líquido en ambos pulmones, un patrón que indicaba una neumonía bacteriana.
Le dieron antibióticos intravenosos y oxígeno. Finalmente, su saturación de oxígeno se elevó al 92 por ciento. Fue dado de alta el 8 de abril.
“Cuando llegué a casa, francamente, comencé a llorar”. Pero el 15 de abril, el corazón de Piot empezó a acelerarse a un ritmo de 165 latidos por minuto. El porcentaje de oxígeno en su sangre volvió a bajar al rango de los 80.
Acudió al Hospital del University College, donde se realizó una radiografía del tórax.
Esta vez, en vez de tener masas bacterianas distintivas, “mis pulmones estaban repletos de infiltraciones”.
Las pequeñas bolsas en todos los pulmones estaban supurando proteínas de señalización; estaba sufriendo una “tormenta de citoquinas”, una sobrerreacción del sistema inmunológico. Eso atrajo glóbulos blancos que amenazaban con bloquear las rutas que el oxígeno normalmente toma a los glóbulos rojos.
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Sus médicos le administraron un esteroide intravenoso para reducir la inflamación, junto con un anticoagulante para prevenir los coágulos sanguíneos. Los esteroides parecen estar funcionando.
Piot quizás tenga que tomar anticoagulantes el resto de su vida, sus pulmones podrían quedar con cicatrices permanentes.
“Pero puedes vivir con eso”, dijo.
“La gente cree que con el COVID-19, el uno por ciento muere y al resto sólo le da gripe. No es tan simple, pasan un montón de cosas entre ambos extremos”.
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