Actriz francesa habla sobre el abuso
Hay una paradoja del #MeToo en Francia: es uno de los países donde el movimiento más ha sido seguido en las redes sociales, pero desde una perspectiva política y en las esferas culturales, a Francia se le ha ido el tren por completo.
- Elian Peltier
- - Publicado: 14/3/2020 - 03:00 pm
PARÍS — Cuando Adèle Haenel dijo el año pasado que de niña fue víctima de abuso sexual por parte de un director de cine, se convirtió en la primera actriz en Francia en hablar públicamente sobre el abuso en la industria del cine galo. Para entonces, el movimiento #MeToo (#YoTambién) tenía dos años.
En una entrevista reciente con The New York Times —la primera ofrecida por Haenel después de ventilar las acusaciones en noviembre— la actriz exhortó al Gobierno del presidente Emmanuel Macron a incrementar sus esfuerzos por combatir la violencia contra las mujeres.
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“El sistema judicial debe cambiar para tratar mejor a las víctimas de violencia sexual”, dijo.
El director Christophe Ruggia, a quien Haenel acusó de acoso sexual y tocamientos inapropiados que empezaron cuando tenía 12 años, ha negado las acusaciones. En enero se le impusieron cargos por ataque sexual a una menor de 15 años y actualmente hay una investigación en curso.
Historias similares surgieron después de ello, incluyendo una acusación de la fotógrafa Valentine Monnier de que el director de cine Roman Polanski la violó en 1975. (Polanski niega la acusación).
Unas semanas antes del estreno en EE. UU. de su película más reciente, “Retrato de una Mujer en Llamas”, Haenel, de 31 años, concedió una entrevista en París. La transcripción ha sido editada por cuestiones de claridad y espacio.
¿Cómo diría que el #MeToo se ha desarrollado en Francia?
Hay una paradoja del #MeToo en Francia: es uno de los países donde el movimiento más ha sido seguido en las redes sociales, pero desde una perspectiva política y en las esferas culturales, a Francia se le ha ido el tren por completo.
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Muchos artistas borraron, o quisieron borrar, la distinción entre comportamiento sexual y abuso.
El debate se centró en la cuestión de la “libertad de importunar” (de los hombres). Pero el abuso sexual es abuso, no comportamiento libertino.
Sin embargo, la gente está hablando de ello.
¿Cómo te ayudó eso a contar tu historia?
Me ayudó a darme cuenta de que la mía no era sólo personal, sino una de muchas mujeres y niños. Pero no me sentía lista para compartirla cuando surgió el #MeToo. Me llevó mucho tiempo llegar a considerarme víctima.
Conversaciones recientes sobre violencia sexual en el mundo del cine se han centrado en Roman Polanski, quien está nominado a los premios César por su película “El Oficial y el Espía”. Tú también estás nominada.
Darle un reconocimiento a Polanski es escupir en la cara a todas las víctimas. Significa que violar a mujeres no es tan malo.
Cuando se estrenó “El Oficial y el Espía” hubo denuncias de censura. No es censura.
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No, la censura real en el cine francés está en la invisibilidad que sufren algunas personas. ¿Dónde están las personas de color en el cine? ¿Directores de color?
Pero “Retrato de una Mujer en Llamas” ofrece una visión distinta del amor.
No seguimos el manual tradicional, que es “enamorarse sin saber por qué”. Eso casi siempre implica dominación y relaciones desiguales de poder.
La película se libera de eso. Ofrecemos algo que política y artísticamente nos hace menos sumisas. Es una nueva versión del deseo.
¿Qué planes tiene ahora? ¿Se han visto afectados por su historia?
Es muy pronto para saberlo, pero realmente no importa si daña mi carrera.
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