Activista de Uganda no da marcha atrás, busca la libertad de su país
- Abdi Latif Dahir
“Podremos reír cuando seamos liberados de Yoweri Museveni”, dijo Stella Nyanzi, sobre el presidente de 75 años, alguna vez un favorito de los defensores occidentales de la democracia cuyo gobierno se ha convertido en una autocracia declarada.
KAMPALA, Uganda — Las lágrimas empezaron a fluir inmediatamente después de que Stella Nyanzi empezó a hablar.
Era una fresca tarde de mediados de marzo, tres semanas después de que Nyanzi, una académica y feminista ugandesa, fue liberada de prisión por insultar a Yoweri Museveni, quien ha sido presidente del país desde hace mucho tiempo. Ante ella había una variedad de activistas políticos y organizadores comunitarios, muchos de los cuales habían viajado grandes distancias para celebrar su recién encontrada libertad en un hotel en la capital.
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“Gracias por amarme”, dijo mientras se secaba las lágrimas. “Amarme es invitar al odio”.
Pero Nyanzi, quien habla con una voz resonante que denota autoridad, volvió rápidamente a sus comentarios, exhortando a los activistas en las zonas rurales y urbanas a que trabajen juntos para construir coaliciones comunitarias más fuertes que puedan desafiar a la élite política del país y empoderar a la población marginada.
“Podremos reír cuando seamos liberados de Museveni”, dijo sobre el presidente de 75 años, alguna vez un favorito de los defensores occidentales de la democracia cuyo gobierno se ha convertido en una autocracia declarada.
“Por favor, sean malos por el bien de la causa”, exhortó a los activistas, y con una sonrisa pícara, añadió, “y que no los atrapen en el proceso”.
Nyanzi, de 45 años, se ha convertido en años recientes en una de las enemigas más potentes de Museveni, quien ha gobernado la nación de África Oriental durante 34 años.
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En el 2016, cuando fue suspendida de su puesto de enseñanza en la Universidad Makerere, la más grande y prestigiosa del país, Nyanzi se desnudó y se encadenó en su oficina como protesta.
Imágenes de sus tres hijos —una hija, Baraka, de 15 años, y los gemelos Wasswa y Kato, de 12— cuelgan junto a estantes llenos de libros sobre sexualidad, estudios de género y superación personal.
Nyanzi ha ayudado a organizar y liderar protestas contra el presidente; también ha escrito sobre el tema en publicaciones académicas y en las plataformas de redes sociales.
La mayor de cuatro hermanas, Nyanzi nació en Jinja, en el sureste de Uganda, donde su padre trabajaba como doctor y su madre era trabajadora social. Formada como antropóloga médica con títulos de la Universidad Makerere, University College de Londres y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dijo que siempre estuvo consciente de su crianza relativamente privilegiada. “Conozco lo que significa tener, pero me niego a sentirme culpable por el privilegio debido a que puedes usarlo para ayudar a otros”, dijo.
Nyanzi ha ahondado en una amplia variedad de temas que incluyen el impacto del vih y el sida en comunidades rurales y la homosexualidad en África.
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Sus escritos han atraído críticas de los elementos más conservadores del país, pero también de otros activistas, quienes creen que sus ocurrencias desvían la atención de su mensaje.
Nyanzi pasa ahora más tiempo con sus hijos. Dijo saber que su ausencia hace mella. “Algunas veces me preguntan, ‘mamá, ¿por qué quieres a Uganda más que a nosotros?’”, contó. “Quiero estar presente para ellos. Quiero hacer aportaciones a sus vidas. Espero que me perdonen”.
También pasa tiempo con su pareja, David Musiri, un activista.
Nyanzi está considerando postularse al tiempo que se aproximan las elecciones del 2021 en Uganda.
“La represión continuará”, dijo. “Sé que volveré a prisión. Esposarán mi cuerpo, pero no mi espíritu”.
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