'Pullas' de las tunas de Carnaval se rigen por un protocolo de censura
- Miriam Lasso
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La sanción por incumplir el decreto alcaldicio que rige las tonadas de los Carnavales de La Villa de Los Santos van desde $500 hasta la cárcel.
Se rompió el pacto de paz y desde hoy hasta el entierro de la sardina, la burla, la farsa y la rivalidad resonarán en Calle Arriba y Calle Abajo, a través de las tonadas de carnavales, y eso muy bien lo saben "en el festival de feas, monas, chihuahuas, cacicas, tuertas, enanas y bizcas" de Calle Arriba de Las Tablas y también lo sabe, "la cuerpo de gelatina y cabeza de buey" en la Calle Abajo de Las Tablas.
Las tonadas son el alma del Carnaval, son coplas jocosas y espinosas que se cruzan como dardos envenenados entre las tunas.
"Se trata de un trabajo de seguimiento a la reina y sus familiares, a los directivos y a los miembros activos de cada tuna, únicos blancos de las coplas, donde buscan mofarse de las novedades o situaciones morales, económicas o sociales que enfrentan a lo largo del año, defectos físicos, y problemas de las calles contrarias", detalla Isaías Bravo, de la tuna de la Calle Arriba de Capira, en Panamá Oeste, un pueblo que por 41 años ha celebrado la festividad del rey Momo.
Sin embargo, pese a la agresividad de sus letras, que puede rayar en un golpe a la moral y a las buenas costumbres de quien las recibe, las mismas están sujetas a revisión y censura, bien sea, por las autoridades locales, por juntas de censura o por las propias directivas de las tunas.
En el caso de Capira, la alcaldía emite un decreto que regula todo lo relacionado al Carnaval, entre ellos las tonadas que pasan por una junta de censura donde participa el alcalde y miembros de ambas tunas, explica Bravo.
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Bravo sostiene que el único objetivo de las tonadas es mofarse de las desgracias de la tuna contraria para propiciar una rivalidad sana, cuya única motivación es divertir a los locales y visitantes.
Con esto coincide el alcalde del distrito de Los Santos, Maximiliano Amaya, quien es el responsable de garantizar el orden y la seguridad de los visitantes al parque Simón Bolívar de La Villa de Los Santos, donde se reúnen cada año cerca de 25 mil personas durante la festividad.
En La Villa de Los Santos es la Junta Central de Carnaval, liderada también por el alcalde, la responsable de revisar, dar lectura y aplicar la censura a los contenidos de las tonadas, un mes antes de iniciar las prácticas.
El objetivo, explica Amaya, es garantizar que se maneje un léxico aceptable en la redacción de las tonadas para que no afecte, de forma directa, a quien se les cantan, sino de una forma burlesca o chistosa y evitar que sean vulgares.
Para hacer cumplir este compromiso, el personal municipal participa de las prácticas, con letra en mano, y el incumplimiento, se sanciona con multas que van desde los $500 hasta los mil dólares, y la detención por los días del Carnaval, en caso de reincidencia.
Son entre siete y ocho tonadas que se aprueban por tuna, tanto en el distrito de Capira, en Panamá Oeste, como en La Villa de Los Santos.
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Amaya recordó que el Carnaval es una festividad familiar, donde participan menores de edad, por lo cual es de estricto cumplimiento las normas establecidas para las tonadas.
Contrario a Capira y a La Villa de Los Santos, en Las Tablas rige la autorregulación. Son las tunas las encargadas de velar porque el contenido no sea soez, detalla Jorge Berbey.
Tunas como la Calle Arriba de Las Tablas son consciente de que estas canciones son de acceso público en las plataformas digitales, son reproducidas por empresas privadas, y muchos niños también las cantan, sostiene.
No obstante, Berbey deja claro que pese a que las tonadas pasan por la revisión de las juntas directivas, las tunas no siempre pueden controlar las transformaciones que el público les da en el camino.
"También me contó un paisano, conozco al padre muy bien, un viejo cabeza e' coco que los corretea la ley", reza una tonada.
En Las Tablas rige aquel dicho "Pueblo chico, infierno grande", cuando a tonadas se refiere. Es un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce y la información fluye con gran facilidad, destaca Berbey, quien tiene un poco más de 30 años de vivir el Carnaval tableño.
"Es una tradición que se ha cultivado con más de 200 años de celebración y es lo que le da el picante característico a la celebración, sin reñir con la hermandad de un pueblo", afirma.
Berbey señala que las tonadas llegaron antes que las murgas a los Carnavales, cuando las tunas salían con caja y tambor, e igual que todo, evolucionaron y hoy día incluyen diferentes ritmos de tamborito, merengue, salsa, canciones cuna, juego de rondas y hasta música electrónica.
"Ser tableño o tener el vínculo con Las Tablas y no entender que es una fiesta, una farsa, una diversión y una tradición, es ir en contra de la identidad del pueblo de Las Tablas", advierte Berbey.
En Las Tablas se componen entre 9 y 11 tonadas por tunas, y es el público que define cuál de las dos tunas imprimió más alegría en el parque Belisario Porras.
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