ROMA
Francisco, el papa que renunció a los símbolos de opulencia de la iglesia católica
- EFE
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Dentro de los muros vaticanos, el papa también llevó una vida humilde.

Francisco simplificó en noviembre los rituales funerarios pontificios. Foto: EFE
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Su austeridad se vio reflejada en su primera aparición como papa el 13 de marzo de 2013, cuando se presentó con un sencillo “buenas tardes” y se inclinó ante los fieles para recibir su bendición, en lugar de darla él como era habitual.
Francisco salió al balcón de San Pedro con una sotana, sin la muceta roja, con una estola mucho más sencilla que sus predecesores.
En lugar de usar la cruz pectoral pontifical de oro con piedras preciosas, optó por una más sobria de plata, la que usó en su ordenación episcopal en 1992. En ella no aparece Jesucristo crucificado, sino sosteniendo una oveja en hombros.
Bergoglio decidió desde el principio usar unos zapatos negros fabricados por su fiel zapatero que trabajaba para él desde hace 40 años, al contrario que su antecesor Benedicto XVI, que se caracterizaba por los zapatos rojos, un color que para la iglesia católica ha simbolizado la sangre de los mártires que dieron su vida por Cristo.
Su anillo de pescador también fue diferente, en plateado y no en el dorado tradicional. Además, se negó a que sus fieles besaran la joya, prefería que le saludasen con un apretón de manos.
Este símbolo de poder eclesiástico, cuyas primeras referencias se remontan a 1265, se destruye cuando fallece el pontífice y con los restos se fabrica uno nuevo para su sucesor.
Una vida humilde dentro de los muros vaticanos
Dentro de los muros vaticanos también llevó una vida humilde. Francisco no residió en el Palacio Apostólico, donde por tradición habían vivido otros papas. El prefirió hospedarse en la residencia de Santa Marta, en un apartamento más sencillo para estar junto a otros miembros del clero.
En su primer viaje de su pontificado, durante la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, llamó la atención una fotografía en la que Francisco sostenía un sencillo maletín antes de subir al avión.
En el vuelo de regreso un periodista le preguntó qué llevaba dentro y él respondió que “no había dentro la llave de la bomba atómica”, con su humor característico. Reveló que portaba una cuchilla de afeitar, la agenda, un libro para leer y un breviario, que es como se conoce al libro litúrgico de la Iglesia Católica.
Un funeral sencillo
Francisco simplificó en noviembre los rituales funerarios pontificios.
La constatación de la muerte no fue en la habitación sino en su capilla privada y el cuerpo fue depositado directamente dentro de un único ataúd de madera con el interior de zinc, en lugar de los tradicionales tres féretros de ciprés, plomo y roble.
En la basílica vaticana, el cuerpo se expone directamente en el ataque abierto, pero no en un catafalco y tampoco se colocará el báculo papal junto al féretro durante esta exposición.
Francisco eligió ser sepultado en la basílica de Santa María La Mayor, en vez de la cripta vaticana junto con otros papas, debido a su estrecho vínculo con la Virgen de la custodia, a la que confió su pontificado.
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