Panamá
¿De dónde vienen los alias que usan los delincuentes?
- Karol Elizabeth Lara
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Detrás de los apodos, que suelen tener más peso que los nombres reales, hay significados e historias que podrían marcar el camino de los criminales.
Panamá
Detrás de los apodos, que suelen tener más peso que los nombres reales, hay significados e historias que podrían marcar el camino de los criminales.
Los alias de los delincuentes pueden ser tan variados, como los crímenes que figuran en sus prontuarios. Algunos son graciosos y otros evocan verdadero terror.
Pero detrás de cada apodo existe un significado que marca la historia delictiva del malhechor.
Juan Maslov, investigador criminal e integrante del Colegio Nacional de Investigación Criminal y Seguridad de Panamá, explica que los alias tienen diferentes orígenes.
Estos se dividen de acuerdo con los defectos físicos, la apariencia, las acciones cometidas, imitación de personajes famosos, diminutivos de nombres, frases características, armas utilizadas o lugares que frecuenta el malandro.
Mocho, Guapo, Locura, Juancito, Que Sopá son algunos ejemplos de las categorías ya mencionadas.
Maslov recuerda que muchos de ellos se generan en los barrios y que discrepan con el nombre conocido en el área no delincuencial porque es el que sustituye al propio.
"Si el apodo es Juancito Patrón, ese es el nombre. No preguntes por el real, porque eso lo hace la policía", advierte Maslov.'
10,8 %
aumentó el renglón de homicidios en 2021, con respecto a los registrados en 2020.
554
víctimas de homicidio se contabilizaron en 2021, según datos del Ministerio Público.
En esta línea, el autor de la serie "Lo que no se ve" expone que las autoridades suelen colocar en los carteles de búsqueda tanto el nombre de pila como el apodo, para ampliar las posibilidades de encontrar al criminal, toda vez que su nombre de nacimiento es conocido por familiares y su círculo más íntimo.
Y precisamente para tratar de evadir a los estamentos de seguridad, los apodos se diferencian del resto, no se repiten. Con ello se cuida el no pagar por los delitos de alguien más, solo por la coincidencia de los alias.
Los apodos podrían repetirse cuando hay una marcada distancia geográfica. Maslov ilustra la situación con un ladrón que en Chiriquí puede conocerse como Pollo debido a que roba gallinas, mientras en la capital puede hacer referencia al aspecto agraciado de un joven. En tal caso, los delitos de ambos serían diferentes.
Si el apodo es Juancito Patrón, ese es el nombre. No preguntes por el real, porque de eso se encarga la policía.
De igual forma pueden repetirse en el caso de las jerarquías de las pandillas, como ocurre con la variedad de Patrones y Patronas conocidos.
"En el único sentido que los apodos son iguales es cuando se es líder de una pandilla. Ahí se comparte. Eres el patrón y ese apodo se te da por ser el líder", subraya Maslov.
En el caso de las pandillas, sus integrantes adoptan el nombre de esta o su apodo.
"El apodo cambia por la pandilla o al final se te asigna el nombre de esta. Puedes anexar el nombre de la pandilla a tu apodo. Por ejemplo tenemos a Toto Mom. Mom es una pandilla que funciona en Curundú", precisa.
Cuando un delincuente no tiene alias, esto significaría que no es peligroso o que está iniciando en el mundo del crimen.
Los apodos relacionados con defectos físicos podrían no ser del agrado de los criminales, no obstante, con el tiempo y las acciones terminarían aceptándolos porque ven el respeto que infunden cuando se mencionan.
Por otro lado, los malhechores deben hacerle honor a su apodo. Estos imprimen una presión social en quien los ostenta.
"Hubo unos hermanos gemelos conocidos como Violencia. Entre los dos sumaban más de 23 muertos. La pandilla los obligaba a ser los más violentos", rememora Maslov.
Añade el investigador que los apodos generan un empuje dentro del grupo. Esto conlleva a que sea su marca y no puedan escapar fácilmente de ellos.
Los apodos vendrían a ser "los nombres artísticos" de los delincuentes, puntualiza una fuente relacionada con el tema, que pidió reserva de su nombre.
"Ellos siempre querrán que sus apodos sobresalgan, se publiciten. Ya sea que se lo hayan puesto antes de entrar al mundo de las pandillas, se lo hayan puesto estando en la pandilla o se los haya puesto la policía", detalla la fuente .
Estos alias son los que presumen en los grafitis de los barrios e inclusive algunos se los tatúan en el cuerpo, resalta la fuente.
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Cuando un delincuente desea dejar a un lado este mundo del crimen y las pandillas, el apodo pasa a formar parte de su pasado.
Mencionarlo entonces puede ser el equivalente a una ofensa para esa persona reconvertida, puntualiza el investigador social Gilberto Toro.
"Si la persona muestra interés en ser insertado en la sociedad, el apodo ya pasa a la historia porque representa al hombre de ese mundo", expresa Toro.
Narra Toro que durante la pandemia ha experimentado mucho esta situación. Se encuentra con personas que formaban parte del mundo delictivo, pero ahora han cambiado.
En medio de la confianza mencionan su viejo nombre del crimen para recordarle al investigador de quién se trata.
Toro destaca que solo las personas más cercanas podrían llamar por apodos a los individuos que han decidido darle un giro a su vida.
Estas personas ahora son pastores, gente de familia, licenciados que tratan de dejar atrás el apodo que los vinculó en su momento con la violencia.
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