El trabajador panameño: en medio de las desigualdades
¿Cuál es la situación de la mano de obra en el istmo, uno de los territorios con más desigualdades del orbe? Una mirada a su realidad a través de los números y una interpretación de aquello que implican las cifras.
- José María Torrijos Legazpi
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- - Actualizado: 02/5/2019 - 11:27 am
De los 1.9 millones de personas económicamente activas que hay en el país, el 41.9 % está en la provincia de Panamá. De ahí, le sigue Panamá Oeste, con el 15.2 % de los trabajadores. Las otras ocho provincias y tres comarcas de la República se reparten el 42.9 % de la mano de obra disponible. Y no lo hacen de manera equitativa. Una muestra más de la inequidad que rige en el sexto país más desigual del mundo.
“La producción del país, el Producto Interno Bruto (PIB), se concentra en Panamá y parte de Colón”, explica el economista y docente Rolando Gordón. Esa concentración fuerza las migraciones internas y obliga a la gente a radicarse en los polos urbanos del país o lo más cerca posible. Muchas veces, estas dinámicas van en detrimento de la calidad de vida.
Un claro ejemplo es la situación de los habitantes de Panamá Oeste. Cada mañana, 90 mil personas viajan desde “la décima provincia” hacia la capital. El trayecto, ida y vuelta, les puede tomar hasta 4 horas del día, la mitad de una jornada laboral regular. Y aunque es una rutina complicada, es la única opción para quienes quieren acceder a mejores puestos de trabajo con mejores salarios y beneficios.
Para lograr que se descentralice la mano de obra, las diferentes zonas del país tendrían que aumentar sus niveles de producción. Sin embargo, en un país cuyo modelo se basa en los servicios internacionales, impulsar equitativamente las áreas de producción no parece una prioridad. “Los servicios se concentran en las franjas colaterales al Canal de Panamá. En las provincias no hay servicios, se dedican a la producción agrícola y a algunas pequeñas industrias. En la medida que la producción aumente en las provincias, la distribución de la población económicamente activa podría cambiar y mejorará la distribución de la riqueza”, comenta Gordón.
Replantearse el modelo económico y lograr mayor equidad requiere de una planificación que no existe -ni ha existido-, considera la socióloga Xiomara Rodríguez. “Los gobiernos no se han planteado desarrollar el país de forma unánime. El crecimiento en Panamá ha sido muy arbitrario y ha dependido de la fuerza de cada región más que de una planificación gubernamental o de Estado. Aquí no ha habido una planificación económico-social, que sea equitativa para todas las regiones”.
Desempleo
El de este 2019 será el Día del Trabajador con la tasa más alta de desempleo de los últimos años. Actualmente hay un 6 % de personas sin trabajo, señalan las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo. En 2013, el istmo se encontraba en “pleno empleo” con una tasa de desempleo de 4.1 %. A partir de 2014, la tasa ha ido en aumento hasta llegar a las cifras actuales.
Según Andrés Salazar, de la dirección de Empleo del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), hay varios factores que inciden en la cantidad de trabajadores laborando: La economía mundial; la culminación de megaobras de infraestructura como la ampliación del Canal de Panamá, y el Metro de Panamá (particularmente la Línea 1, que incluía estaciones bajo tierra), los avances tecnológicos, y los escándalos internacionales como los “Papeles de Panamá”.
Salazar añade que otro elemento que incide en el desempleo es la poca correlación que hay, en ocasiones, entre los estudios de la masa laboral y los requerimientos del mercado. "Se han subvalorado oficios como la plomería y la ebanistería, y los jóvenes se quieren ir por las carreras tradicionales. Actualmente se requieren conductores, operadores de cargas, y hasta jardineros”, comenta el funcionario.
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Un estudio de 2014 de la Alta Comisión de Políticas Públicas de Empleo indica que en Panamá se requieren trabajadores para las áreas industriales, el sector agropecuario, y el sector servicios; por lo cual el gobierno ha enfocado sus esfuerzos en incentivar que los jóvenes se formen en estos sectores. Para Salazar, “la base está en capacitarse y especializarse en diversas áreas”.
Diferencias
Pese a que la población panameña está equilibrada en cuanto a hombres y mujeres (50.1 % y 49.9 %), la masa laboral panameña no responde a esa relación. La relación es, prácticamente, de 2 a 1. Se contradice la pirámide poblacional y el hecho de que en los últimos años son más las mujeres que se titulan de la universidad que hombres.
Para la socióloga Rodríguez, esta disparidad nace de los prejuicios: “El hombre no tiene tantos compromisos con la familia, en el hombre no influye tanto la edad reproductiva. Estamos en una cultura que aún es machista, en donde el hombre debe ser el centro de la producción”. Si bien los paradigmas sociales han comenzado a cambiar en los últimos tiempos, todavía está muy arraigado el concepto de que la mujer debe atender las tareas del hogar, a los hijos y a los adultos mayores.
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Este concepto machista no se limita a la sociedad panameña, comenta el economista Gordón. Así como en Panamá, en muchos otros países la proporción laboral no se corresponde a la proporción poblacional. Según el docente, se debe en parte a la reciente incorporación de la mujer al mercado. “Propiamente dicho, la mujer no empezó a trabajar hasta que ocurrió la Segunda Guerra Mundial (1939-1942), cuando el hombre se va a la batalla y la mujer tiene que ocupar su lugar en las fábricas y campos. Con el paso de los años, los espacios para las mujeres han ido creciendo; pero muy paulatinamente, eso tiene que ir cambiando”.
Gordón añade otra piedra en el camino: no solo las mujeres no ocupan las plazas laborales que merecen, sino que, además, aquellas que están trabajando no son remuneradas en correspondencia con su preparación y sus obligaciones.
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Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, titulado “Afrodescendientes en Panamá”, comprueba lo que dice el economista sobre las diferencias salariales y, añade otras variante: Los afropanameños comparados con el resto de la población.
El estudio señala que las mujeres afropanameñas de 25 años o más registran un menor ingreso laboral promedio ($682 mensual) en comparación con las mujeres de 25 años o más de otros grupos, cuyo salario mensual promedio es de $743. La disparidad se repite entre los afropanameños y los hombres de otros grupos: ingreso mensual de $802 contra $870 mensual.
Sanar heridas
El tema laboral no está entre los planes de los candidatos políticos, considera Rolando Gordón. “Pareciera que para los candidatos no existe ningún problema. A corto plazo, por lo menos, no se observa una solución a las dificultades de los trabajadores”.
Es, justamente, la falta de reconocimiento de que hay un problema, lo que impide llegar a una solución, dice la socióloga Xiomara Rodríguez, para quien el cierre de brechas, el alcance de la equidad comienza por la admisión de que hay un problema, y por la aceptación de que las personas somos diferentes: “Hay que cambiar la cultura, la percepción ante la vida, ante el trabajo, ante lo que nos rodea”, opina Rodríguez.
*Con información de Milagros Murillo
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