Panamá
Suelo de la comarca Ngäbe Buglé presenta retos para la agricultura
- Karol Elizabeth Lara
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La calidad del suelo y la falta de prácticas amigables inciden en la dificultad para cultivar. Requieren apoyo profesional.
Panamá
La calidad del suelo y la falta de prácticas amigables inciden en la dificultad para cultivar. Requieren apoyo profesional.
Los suelos de la comarca Ngäbe Buglé figuran entre los más pobres de Panamá. Su composición alta en aluminio y arcillosa dificulta la siembra de diferentes cultivos.
El doctor Luis Torres, gerente de proyecto del Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap), destaca que además de ser arcillosos, los suelos tienen pendientes arriba de los 30 grados.
"No son aptos para la agricultura, son aptos para la ganadería y para la forestación pero como aquí vivimos, aquí debemos producir, no hay de otra", expuso el investigador.
En la comarca Ngäbe Buglé, el productor tumba y quema parte de la vegetación, siembra en las laderas, principalmente, lo que crea un problema para la sostenibilidad de los sistemas. Esta situación los lleva a cambiar de un lugar a otro cada tres años, deteriorando rápidamente los suelos desnudos.
Para ayudar a aumentar la producción, Torres, junto con otros de sus colegas, lideró el estudio sobre transición agroecológica de sistemas agroforestales en esta comarca.
Los resultados indicaron que con la incorporación de tecnologías agroecológicas y con el incremento de una mayor biodiversidad productiva se aumentó la disponibilidad de alimento en promedio.
En 2013, por ejemplo, se producía alimento para 187 días pero para después de 2016, el incremento llegó a 302 días.'
Luis Torres menciona que es importante seguir los consejos que brindan los técnicos debido a que cada orientación facilitada es una inversión que se hace a fin a ayudar a mejorar la producción.
La inseguridad alimentaria grave o moderada permaneció estable en 2021. En torno a 2,300 millones de personas en el mundo la padecieron el año pasado y el 11% de la población mundial se enfrentaba a niveles graves.
La inseguridad alimentaria continúa siendo mayor entre las mujeres que entre los hombres en este último año. Las condiciones nutricionales de las mujeres siguen presentando desventajas frente a la de los hombres.
Durante el proceso fue importante tomar en cuenta las necesidades de la comarca. Es el caso de los fertilizantes químicos, cuyo costo escapa de las manos de los productores o de cultivares mejorados.
En el primer punto se optó por prácticas de agroecología y en la segunda por semillas criollas o acriolladas.
Torres recalca que en la agroecología se busca que la persona pueda producir todos los insumos que requerirá.
"Los orientamos sobre cuándo y dónde poner un cultivo. El ñame absorbe mucho potasio, la yuca también. Entonces en vez de yuca es mejor alternar con un producto que consuma fósforo, lo que permite una mejor recuperación del suelo", agregó.
El plan, de igual forma, incluyó la introducción de proteína animal como la tilapia y gallina, para hacerle frente al déficit en la materia que hay en la zona.
Con estas prácticas se espera batallar contra los problemas de alimentación que existen en la comarca.
La nutricionista e investigadora Lina Lay Mendivil puntualiza que la gestión tradicional de la tierra y la gobernanza colectiva de los sistemas alimentarios de los pueblos indígenas están diseñados para generar alimentos mientras se preserva la biodiversidad.
Agrega que los ejemplos incluyen agricultura itinerante, jardines agroforestales y arrozales integrados de arroz y peces.
Según Lay, a lo largo de los siglos los pueblos indígenas han desarrollado técnicas agrícolas que se adaptan a entornos extremos. En esta línea resalta que los alimentos autóctonos son más resistentes al cambio climático.
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