Un arte con tradición
Ayer eran propias de las regiones del interior, hoy engalanan las terrazas y jardines de la ciudad.
Las artesanías evocan barro y laboriosidad.Lo que muchos no se imaginan es el proceso por el que pasan antes de llegar a su terraza, sala, cocina o a las populares presentaciones folclóricas.
Para conocer sobre ellas conversamos con el comerciante Ramiro Ruiz, quien explicó que lo más importante es seleccionar un barro arcilloso, porque es manejable.
El barro se extrae en terrones, los cuales deben ser secados al sol.
Se trituran en un molino y luego se cuelan para eliminar impurezas; el resultado es un polvo fino apto para las artesanías.
La naturaleza proporciona al artesano otro elemento para la mezcla perfecta, el agua que debe agregarse poco a poco. Entran entonces en escena las hábiles manos del artesano, quien con mucho cuidado amasa el barro húmedo. De su habilidad y creatividad depende la forma de las vasijas y adornos.
Los potes se elaboran con la ayuda de un torno, mientras que las artesanías con formas de animales y flores son hechas a mano.
Una vez confeccionadas, las piezas se ponen a secar. Este proceso dura de una a dos semanas, todo depende del tamaño. Seguidamente se queman para que alcancen la consistencia de cerámica.
Esto se hace en un horno de barro y deben permanecer allí hasta que adquieran un color rojo vivo.
Cuando están listas, es trabajo del pintor darles vida y color, o bien pasarle solo barniz para un acabado natural.
Para limpiarlas, se aconseja usar un paño húmedo, no se deben usar químicos.
Las artesanías que se venden en la capital proceden de varias regiones del interior del país, pero son muy famosas las de La Arena de Chitré, en la provincia de Herrera.
Estas piezas tienen un gran valor, porque son elaboradas por talentosos panameños que vuelcan en cada una de ellas su amor por lo nuestro, su creatividad y representan imágenes del folclor nacional.
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