Último adiós a la hermana de Leticia
Publicado 2007/02/09 00:00:00
- Madrid
LOS RESTOS mortales de Érika Ortiz Rocasolano, hermana menor de la princesa Letizia, esposa del heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, fueron incinerados ayer, informaron a Efe fuentes próximas a la familia.
Erika Ortiz falleció el miércoles 7 de febrero en su domicilio de Madrid y su cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se le practicó la autopsia.
Sus restos mortales fueron incinerados en el tanatorio de La Paz, próximo a la localidad madrileña de Tres Cantos.
A primera hora de la tarde, el rey Juan Carlos, los príncipes de Asturias y las infantas Elena y Cristina asistieron, en el mismo tanatorio, a un responso.
A esta ceremonia no pudo acudir la reina Sofía, que regresó a España tras interrumpir la gira que llevaba a cabo por Indonesia y Camboya para visitar proyectos de cooperación españoles.
La familia Ortiz Rocasolano pidió "respeto y prudencia" en relación con el fallecimiento de Érika.
Erika Ortiz tenía una hija de seis años, Carla, fruto de su relación con el escultor Antonio Vigo, del que estaba separada.
Ambas ocupaban el apartamento en el que vivía Letizia Ortiz hasta su matrimonio con el príncipe Felipe, en mayo de 2004, ubicado en un barrio de las afueras de Madrid.
La princesa Letizia tiene otra hermana, Telma, que trabaja en la Agencia Española de Cooperación en Manila.
Tanto Érika como Telma se habían convertido en punto de mira de las revistas del corazón desde la boda de su hermana con el príncipe Felipe.
Nadie se lo esperaba, pero la princesa de Asturias no quiso irse a casa sin acercarse a los periodistas que cubrían la información bajo una lluvia torrencial.
Aunque la Princesa de Asturias empezó hablando con un timbre de voz fuerte antes de que terminara la frase, su voz se quebró para dar paso al llanto: "Gracias a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña", dijo la princesa de Asturias.
Sin poder hacer uso de la palabra y estremecida por el dolor de la pérdida de su hermana, el Príncipe recogió su testimonio y agradeció en su nombre y en el de la familia el trato recibido.
Doña Letizia, embarazada de seis meses, estuvo al frente de la despedida de su hermana arropando con una fuerza tremenda a la familia; cumpliendo estrictamente con el protocolo "no se olvidó de hacer la reverencia al Rey cuando salió a la puerta del tanatorio para despedirlo- y estando a la altura de las circunstancias cuando, en un momento que no es difícil imaginar como terriblemente doloroso, sacó fuerzas para dirigirse a los españoles a través de las cámaras dando las gracias en nombre de todos.
Erika Ortiz trabajó el viernes pasado "normalmente" (luego tenía algunos días libres) en la productora de televisión Globomedia. Sus compañeros no habían notado cambios en el carácter de Erika, cuya muerta fue toda una sorpresa. Según relató una vecina de Erika a los periodistas concentrados a las puertas de la vivienda, por las mañanas solía oir hablar a la fallecida con su hija, pero ayer no sintió nada. "Era una persona muy sencilla, hacía vida normal, la veíamos mucho por el barrio, pero estos días no habíamos visto nada extraño en ella", dijo la mujer.
Erika Ortiz falleció el miércoles 7 de febrero en su domicilio de Madrid y su cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se le practicó la autopsia.
Sus restos mortales fueron incinerados en el tanatorio de La Paz, próximo a la localidad madrileña de Tres Cantos.
A primera hora de la tarde, el rey Juan Carlos, los príncipes de Asturias y las infantas Elena y Cristina asistieron, en el mismo tanatorio, a un responso.
A esta ceremonia no pudo acudir la reina Sofía, que regresó a España tras interrumpir la gira que llevaba a cabo por Indonesia y Camboya para visitar proyectos de cooperación españoles.
La familia Ortiz Rocasolano pidió "respeto y prudencia" en relación con el fallecimiento de Érika.
Erika Ortiz tenía una hija de seis años, Carla, fruto de su relación con el escultor Antonio Vigo, del que estaba separada.
Ambas ocupaban el apartamento en el que vivía Letizia Ortiz hasta su matrimonio con el príncipe Felipe, en mayo de 2004, ubicado en un barrio de las afueras de Madrid.
La princesa Letizia tiene otra hermana, Telma, que trabaja en la Agencia Española de Cooperación en Manila.
Tanto Érika como Telma se habían convertido en punto de mira de las revistas del corazón desde la boda de su hermana con el príncipe Felipe.
Nadie se lo esperaba, pero la princesa de Asturias no quiso irse a casa sin acercarse a los periodistas que cubrían la información bajo una lluvia torrencial.
Aunque la Princesa de Asturias empezó hablando con un timbre de voz fuerte antes de que terminara la frase, su voz se quebró para dar paso al llanto: "Gracias a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña", dijo la princesa de Asturias.
Sin poder hacer uso de la palabra y estremecida por el dolor de la pérdida de su hermana, el Príncipe recogió su testimonio y agradeció en su nombre y en el de la familia el trato recibido.
Doña Letizia, embarazada de seis meses, estuvo al frente de la despedida de su hermana arropando con una fuerza tremenda a la familia; cumpliendo estrictamente con el protocolo "no se olvidó de hacer la reverencia al Rey cuando salió a la puerta del tanatorio para despedirlo- y estando a la altura de las circunstancias cuando, en un momento que no es difícil imaginar como terriblemente doloroso, sacó fuerzas para dirigirse a los españoles a través de las cámaras dando las gracias en nombre de todos.
Erika Ortiz trabajó el viernes pasado "normalmente" (luego tenía algunos días libres) en la productora de televisión Globomedia. Sus compañeros no habían notado cambios en el carácter de Erika, cuya muerta fue toda una sorpresa. Según relató una vecina de Erika a los periodistas concentrados a las puertas de la vivienda, por las mañanas solía oir hablar a la fallecida con su hija, pero ayer no sintió nada. "Era una persona muy sencilla, hacía vida normal, la veíamos mucho por el barrio, pero estos días no habíamos visto nada extraño en ella", dijo la mujer.
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