Ser reina no sólo es tirar besitos
- Ariosto Velásquez
El paso característico de todas nuestras reinas es una técnica, aunque así no pareciera. Ariosto Velásquez
Tirar besos es tarea de las reinas en todo el mundo, pero ser reina en Panamá tiene otra obligación: saber moverse al ritmo de una "murga", pero no de cualquier manera. Con los años, nuestras soberanas han perfeccionado una técnica para demostrar qué tan glamorosas pueden ser.
Se trata de un movimiento que combina caderas, brazos y manos, y que además exige mucha proyección, acompañado de una sonrisa prácticamente congelada.
Este movimiento es el sello indiscutible de nuestras reinas, especialmente las del Carnaval, y que de forma obligatoria debe aprender cualquier panameña que desee una corona sobre sus sienes.
Pero, dónde se originó esta manera de expresarse. Para ello, visitamos a una reina que dejó una huella profunda en el Carnaval tableño, Janeth Combe Jaén, quien aún es recordada por su impecable presentación como soberana de la Calle Abajo de Las Tablas en el año 1982, hace ya 27 años .
Janeth, madre de dos hijos, no ha perdido en nada el aire que envuelve a las mujeres nacidas para ser soberanas, recuerda los días que marcaron el resto de su vida.
Su reinado no sólo le marcó la vida, sino también la manera en que las soberanas, tanto de La Bolívar de Calle Arriba como las de Punta Fogón en Calle Abajo, se ganarían el cariño de sus simpatizante con una dosis inagotable de garbo en cada movimiento y en cada presentación durante los días de Carnaval.
"Yo no me di cuenta hasta que pasaron los cuatro días del Carnaval. La gente me decía que yo había impuesto un nuevo estilo al bailar", dijo Janeth. Y así fue. Es a Janeth a quien se le atribuye el paso característico de todas la reinas panameñas.
El paso puede resultarle difícil a las que nunca han estado en contacto con el ritmo de una murga, pues su origen proviene precisamente de este son que se originó con el Carnaval tableño y se ha diseminado por todo el país.
En esencia, el paso exige la sincronización del movimiento de los brazos conjuntamente con las caderas. Los brazos deben estar extendidos hacia arriba y las muñecas totalmente relajadas para que las manos puedan girar con suavidad. Importante, los dedos deben estar cerrados, pues de lo contrario la gallardía se perdería instantáneamente.
Janeth, cuya más recordada presentación fue su imitación de la Mujer Maravilla con la que deslumbró esa mañana de 1982, dice que para lograrlo se debe ser muy natural y espontánea, así fue que surgió en ella. Aseguró que eso fue producto de todo su contacto con el Carnaval tableño antes de asumir su reinado. "Desde niña", es una frase usual entre las reinas tableñas que han dejado huellas como nuestra entrevistada, tal es el caso de Lourdes Cristina González, reina de Calle Arriba de Las Tablas en 2001, cuyo reinado dejó huellas por su estilo seguro y elegante. Para ella, ser reina fue una cosa "vital", fue criada para serlo. Eso explica el éxito de su Carnaval, al igual que el de Janeth.
La evolución.
Edgardo Domínguez, quien perteneció a la dirigencia de Calle Arriba en la década de los 90, asegura que el paso ha sufrido modificaciones con el pasar de los años.
Él recuerda que en los 70, las reinas llevaban los brazos totalmente alzados, los codos iban a la altura de la mirada. Ya a partir de los 90, el paso sufrió algunos cambios: los codos van casi pegados al cuerpo y las manos no pasan de la línea de la mirada. Es así como ahora se presentan nuestras soberanas.
Domínguez asegura que actualmente las reinas tableñas, ante la exposición mediática y el aspecto de mercadeo, deben reunir: belleza física, carisma, buen baile y raíces culturales que la identifiquen con el Carnaval tableño.
La escuela tableña.
Sin temor a exagerar, el Carnaval tableño se ha convertido en una escuela, no sólo formadora de artesanos y artistas de la fantasía, sino de reinas en potencia. Sólo basta ver en cada presentación de las soberanas del Carnaval tableño, ya sea de Calle Arriba o Calle Abajo, el semillero de niñas que, desde que tienen uso de razón, idealizan a sus heroínas coronadas, pese a que no todas tendrán la gracia, la suerte o la facilidad económica para cristalizar el siempre anhelado sueño.
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