Promesas demagógicas de los candidatos a posiciones de elección popular
- Rosalina Orocú Mojica
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Abundan. Así como "vocabulario que no es preciso, sino que parece publicitario o noticioso, repetitivo sobre lo que han hecho y lo que harán".
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El desarrollo de un discurso político serio debe estar basado en el manejo adecuado de los términos.
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La política en Panamá está en su apogeo. A siete días de las elecciones promesas vienen y van. Si las cree o no, cada uno sabrá. Si las cumplen o no, también se sabrá. Más tarde o más temprano. Mientras, veamos la opinión de docentes de español y escritoras sobre el manejo de la lengua por parte de candidatos a posiciones de elección popular.
Danae Brugiati, escritora
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El desarrollo de un discurso político serio debe estar basado en el manejo adecuado de los términos que apelan a los intereses y el bien común, impregnados del sincero propósito de lograr, mediante el sano ejercicio del poder, la madurez que haga realidad los aspectos fundamentales que proporcionan la felicidad a la población. Sin embargo, pareciera que las arengas de antaño que nutren anécdotas politiqueras que se vociferaban en los pueblos del interior cuando no contábamos con los medios de difusión rápida, se han trasladado a los medios de comunicación y a las redes sociales mediante llamadas vacuas y débiles de contenido que cultivan los protagonistas de la palestra pública de hoy, con miras a obtener puestos de mando en las próximas elecciones. Las mismas están plagadas de promesas demagógicas irrealizables que nos bombardean a través de las intensas campañas saturadas de técnicas publicitarias características del marketing, la personalización de las candidaturas, la manipulación de los medios de comunicación de masas postergando el análisis político escrito, y recurren a polarizaciones absolutas (bien-mal, desarrollo-atraso, honestidad-corrupción), o conceptos imprecisos ("la alegría", "la seguridad", "la justicia") con los que pretenden que los ciudadanos se conformen sin llegar al análisis verdadero de los problemas de salud, educación, transparencia, transporte, etc. y las formas reales que los van a solucionar.
Irina de Ardila, docente
Si usted se refiere al manejo del lenguaje de los candidatos que aspiran a ocupar posiciones gubernamentales en 2019, me atrevería a decir que solo 2 de ellos manejan el español con soltura, coherencia, claridad y capacidad de convicción. Aparte, como ningún candidato domina una plataforma ideológica determinada ni programa concreto, el lenguaje usado revela cierto tono superficial y propagandístico, a veces chabacano.
Rosa María Britton, escritora
Hay mucha chabacanería. Las mujeres en la campaña son las que mejor hablan. La sub de Blandón habla muy bien. Y, Ana Matilde es una mujer muy educada.
Margarita Vásquez, académica
Debo aclarar que no me gusta el discurso político que se maneja entre nosotros. Prefiero el intercambio de ideas de altura para después referirse a las prácticas en educación, en cultura, en el agro, en el S.S. etc. Me parece que hace falta lectura por parte de los hablantes. Hay que volver a leer los grandes discursos de la Historia. Dicho esto, menciono:
1. En general, hay intentos de pronunciación culta al estilo panameño, como corresponde... hasta que olvidan, los candidatos, cuál es la situación en la que se encuentran y dejan de pronunciar la ese final de sílaba, la d intervocálica, la r final de palabra. Es decir, no sostienen (algunos) un discurso expresado con una articulación clara, fluida y correcta.
2. Vocabulario que no es preciso, sino que parece publicitario o noticioso, repetitivo sobre lo que han hecho y lo que harán. Me encanta cuando usan palabras muy nuestras como "garulilla", "sopetón". Me espanta pensar que alguno pueda decir que cuando "haiga" dinero podrán dar más becas. He escuchado muchas veces la palabra "beca" de manera imprecisa y general. En una palabra que significa erogación debe decirse qué finalidad persiguen las tales becas, que deben ser para los mejores estudiantes y no para el que tenga más amigos políticos.
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De todos modos, en general, me parece que no hay incorrecciones léxicas. Esto que acabo de decir se refiere a un pensamiento que gira alrededor de un vocablo cualquiera… ya antes nos pasó con la palabra "donaciones". Dijeron escandalizados: hay que prohibir las donaciones. Y se prohibió el uso de la palabra en las oficinas. Preguntaba yo… ¿y no se donan riñones, sangre, corazones? Pensemos que las palabras no son perversas… detrás de las palabras está la buena o la mala conducta del ser humano.
3. La presencia constante del pronombre de primera persona singular: yo, me, mí y la conjugación en esa persona gramatical indica un enorme personalismo.
4. En general, expresión coherente, oraciones completas.
5. Hay problemas en el intercambio de ideas: lo que debía ser argumentaciones se convierte en acusaciones personalistas. Creo que los candidatos se repiten unos a otros, el discurso es el mismo, generalizan para que todos queden en el mismo paquete, no identifican la diferencia entre causa y efecto. Y como se dan cuenta, finalmente se atacan.
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