Prevención y cuidados del pezón
Publicado 2002/06/04 23:00:00
- REDACCION
Amamantar a su hijo es un proceso hermoso y natural. Los primeros días en que da pecho puede sentirse dolor. La piel del pezón es delicada y le tomará un tiempo acostumbrarse a la succión del bebé. Al cuidar su pezón, se ahorrará molestias y disfrutará de la experiencia de alimentar a su pequeño retoño.
Sostenga el seno con la mano en forma de letra de C, con el pulgar arriba de la aureola y los otros dedos por debajo del seno.
La mano en esta posición permite dirigir fácilmente el pezón a la boca del niño. Debe tocar el pezón el labio inferior del niño para propiciar el reflejo de búsqueda.
La mejor prevención, para evitar lastimar el pezón, es la correcta colocación del bebé en el pezón desde el primer día. La colocación apropiada facilita el buen agarre y un buen cierre reduce las posibilidades de que el bebé padezca de gases, permitiéndole también controlar el flujo de leche. Friccione suavemente el pezón con los dedos para facilitar la erección del mismo y el niño lo tomará fácilmente.
Aire: Es importante airear los pezones para fortalecer la delicada piel que los recubre.
Lubricación: Tanto el pezón como la aureola están recubiertos por una grasa natural que los mantiene lubricados. Si es necesario mantener el pezón y la areola más lubricados, luego de cada toma, utilizar una gota del propio calostro o leche materna.
Agua: No es conveniente lavar los pezones con jabón, sino simplemente con agua, con el fin de mantenerlos lubricados. No es recomendable utilizar esponjas, cepillos u otro tipo de elementos abrasivos que quiten esta grasa protectora. No lave sus pezones con mucha frecuencia. El baño diario es más que suficiente.
Sol: Exponer los pezones al sol, empezando con una toma de cinco minutos diarios ayuda a fortalecer la piel.
Sostenga el seno con la mano en forma de letra de C, con el pulgar arriba de la aureola y los otros dedos por debajo del seno.
La mano en esta posición permite dirigir fácilmente el pezón a la boca del niño. Debe tocar el pezón el labio inferior del niño para propiciar el reflejo de búsqueda.
La mejor prevención, para evitar lastimar el pezón, es la correcta colocación del bebé en el pezón desde el primer día. La colocación apropiada facilita el buen agarre y un buen cierre reduce las posibilidades de que el bebé padezca de gases, permitiéndole también controlar el flujo de leche. Friccione suavemente el pezón con los dedos para facilitar la erección del mismo y el niño lo tomará fácilmente.
Aire: Es importante airear los pezones para fortalecer la delicada piel que los recubre.
Lubricación: Tanto el pezón como la aureola están recubiertos por una grasa natural que los mantiene lubricados. Si es necesario mantener el pezón y la areola más lubricados, luego de cada toma, utilizar una gota del propio calostro o leche materna.
Agua: No es conveniente lavar los pezones con jabón, sino simplemente con agua, con el fin de mantenerlos lubricados. No es recomendable utilizar esponjas, cepillos u otro tipo de elementos abrasivos que quiten esta grasa protectora. No lave sus pezones con mucha frecuencia. El baño diario es más que suficiente.
Sol: Exponer los pezones al sol, empezando con una toma de cinco minutos diarios ayuda a fortalecer la piel.
Respire profundo, oiga música suave u otra técnica de relajación antes y durante la succión del bebé.
Limite el tiempo de lactancia en el pezón agrietado.
Alimente primero del lado menos lastimado.
Exprima un poco de leche antes, para estimular que baje.
Dé masaje a sus senos mientras amamanta, esto estimula a que la leche baje.
Use cubiertas agujereadas para los pezones lastimados entre las lactancias, esto permite que circule el aire y los protege de la irritación por el sostén.
Procure colocar al bebé frente al pecho.
Haga esto poniendo un dedo limpio en un lado de la boca de su bebé entre sus encías.
No lo retire hasta que sienta que la succión termina, para evitar lastimarlo.

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