Panamá
Pointe Centro de Danzas deja en alto a Panamá en el extranjero
- Redacción / ey@epasa.com / @panamaamerica
La trayectoria de la compañía de danza le ha permitido presentarse en competencias tanto dentro, como fuera del país; en lo que va del año se han inscrito a tres.
Cada vez más talento panameño deja en alto a su país en el extranjero; y el que se encuentra en el ámbito de la danza no es la excepción. Cristina Quijano forma parte de Pointe Centro de Danzas, una academia fundada en 1994 que se ha dedicado a la educación de la danza en Panamá y a fomentar la cultura y el amor por el arte.
Quijano comenzó desde pequeña a danzar en el Ballet Nacional de Panamá y reconoce que antes, no se sabía mucho sobre danza y el beneficio sobre los niños, sin embargo, hoy en día los padres de familia "sueñan con que sus niñas, desde que nacen, asistan al ballet".
La trayectoria de la compañía de danza le ha permitido presentarse en competencias tanto dentro, como fuera del país; en lo que va del año se han inscrito a tres: en febrero en Estados Unidos, luego en Panamá (Grand Prix) y recientemente en Orlando, Estados Unidos (Shake the ground) donde participaron alrededor de 40 niñas.
"La verdad es que estamos muy bien, el nivel de nosotros no tiene nada que pedir a los niveles internacionales. Definitivamente hay niñas muy buenas, pero nuestro nivel es muy bueno, estamos igual", expresó.
En Shake the ground se llevaron 15 medallas y obtuvieron premios en la categoría Petite Shakers - Solo con las bailarinas Valentina Gago (Snowflake) y Andrea Rodríguez (Vivaldi); en la Primary Shakers - Solo con Jimena Della Togna (Butterfly); en Primary Shakers - Large Group con Dance, Dance, Dance y Seasons y en la Junior con Give me love.
Valentina Gago es unas de las bailarinas de Pointe Centro de Danzas, quien aseguró que ha sido un gran orgullo representar a su país afuera. "No todos pueden tener esta oportunidad. Panamá es un país pequeño, pero hay niños y personas con gran talento que se esfuerzan y trabajan duro para poder alcanzar sus sueños", expresó.
Gago comenzó a bailar desde los tres años y con el pasar del tiempo su amor por la danza fue creciendo.
"Me sentía que con el ballet me podía expresar sin sentir pena de lo que hacía. Me sentía feliz cada vez que aprendía y lograba hacer algo nuevo. Aunque tenga que hacer un sacrificio de algunas cosas que también me gustan (como cumpleaños, paseos, cine o divertirte con otras cosas) y levantarme muy temprano los fines de semana, no dejaría el ballet por esto. El ballet es un arte que quiero seguir aprendiendo", compartió.
La bailarina dijo que le gusta su academia porque a sus maestros les encanta enseñarle con mucho cariño, le dedican todo su tiempo y muestran todo lo que saben "para poder ser cada día una mejor bailarina. Y mis compañeras y yo, nos sentimos como hermanas, todas nos alegramos por los triunfos de las otras, y esa sensación es muy bonita. Me encanta".
"Nosotros nos sentimos muy orgullosos del rabajo que hemos realizado con las niñas y de cómo las hemos manejado para que ellas sientan que: sí, quiero ganar, pero que si gana mi compañera de equipo estoy feliz y para adelante y dar lo mejor, y si no ganamos, entrenamos lo suficientemente duro como para dejar a la escuela en alto. No hay una sola niña que no haya dejado a la escuela en alto, aunque no haya ganado un gran premio y estamos orgullosos de eso", comentó Quijano, quien mencionó además que cada vez que regresan, lo hacen con ganas de seguir educando y entrenando a las niñas en el ámbito de la danza.
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