Pantallas tecnológicas les roban la niñez
Los horarios son básicos en el uso de la tecnología, pues eso genera ciberdependencia y ciberadicciones, lo que puede desencadenar en otras situaciones.
- Milagros Murillo F.
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- - Actualizado: 08/11/2019 - 01:53 pm
Los clásicos juegos de pelota al aire libre han quedado en el olvido, los niños han pasado a ser unos seres dependientes de aparatos electrónicos, que les iluminan el rostro y les apagan las ganas de convivir con el mundo.
Niños que se adentran en los juegos de video, televisión, tabletas y teléfonos celulares. Ellos al parecer nacen con ese "chip" de la tecnología, se entusiasman por ver un móvil, con sus pequeñas manos los toman y empiezan a tocar la pantalla concentrados, así se van familiarizando al punto de que no saben leer ni escribir, pero logran buscar y encontrar sus videos favoritos.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) indica que antes de los 18 meses de edad, los infantes no deben tener acceso a las pantallas. Solo aceptan el contacto mediante videochats, por ejemplo, para comunicarse con familiares o amigos.
Aunque no es necesario, cuando el niño esté entre los 18 y 24 meses y si los padres están de acuerdo, se puede introducir contenido digital, pero estos deben estar junto a ellos para explicarles y que logren entender lo que están viendo. La AAP menciona que ese contenido debe ser "de alta calidad".
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Se explica que cuando el infante cumple los dos años y hasta los cinco, pueden ver contenidos de alta calidad no más de una hora al día, igualmente en compañía de sus padres. Mientras que a partir de los seis años se debe establecer un equilibrio entre juegos y medios digitales, evitando que estos afecten el sueño, la actividad física y el comunicarse con otros niños y adultos.
Mónica Villalaz, directora del Proyecto Vida Segura, enfocado en la crianza digital, enfatiza en que como padres de familia, se debe guiar a los hijos para saber todo sobre su interacción con las pantallas de tecnología. Ella recuerda que antes de los dos años no se recomienda ningún uso y de allí a los 17 años se tiene que tener control de su uso (ver tabla).
Menciona que los horarios son básicos en el uso de la tecnología, pues eso genera ciberdependencia y ciberadicciones, lo que puede desencadenar en otras situaciones.
Tanta exposición afecta la visión
En esa misma línea, la Sociedad Panameña de Pediatría (SPP) hace alusión a las consecuencias de pasar tanto tiempo mirando las pantallas digitales, incluyendo el bienestar de sus ojos. Explica que las investigaciones muestran que los niños comienzan a fijar la vista de cerca en dispositivos digitales, como las tabletas o teléfonos inteligentes de sus padres desde los seis meses de edad. "Al llegar a la adolescencia, los niños pasan casi siete horas al día usando dispositivos con pantallas, mirando televisión, jugando videojuegos y usando redes sociales; esto no incluye el tiempo adicional que pasan usando pantallas en la escuela o para hacer la tarea. En especial si se están divirtiendo, los niños podrían seguir jugando y mirando hasta el punto de frotarse los ojos por el agotamiento".
Es por esto, que el gremio destaca los síntomas que se manifiestan al mirar fijamente una pantalla:
- Fatiga ocular: Los músculos alrededor de los ojos se pueden cansar por el uso continuado. Además, de causar dificultades de concentración y dolores de cabeza centrados en torno a las sienes y a los ojos.
- Visión borrosa: Mirar siempre a la misma distancia durante un tiempo prolongado puede causar que el sistema de enfoque del ojo tenga espasmos o se "tranque" temporalmente. Esta afección, llamada espasmo de acomodación, hace que la visión de un niño se torne borrosa cuando levanta la vista de la pantalla. Recalcan que jugar al aire libre durante más tiempo podría ayudar a un desarrollo más saludable de la visión en los niños.
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- Ojos secos: Los estudios demuestran que las personas parpadean con mucha menos frecuencia cuando se concentran en una pantalla digital, lo cual puede dejar los ojos secos e irritados. El uso de computadoras de escritorio y portátiles puede ser particularmente problemático para los ojos de los niños, porque suelen estar más arriba de su campo visual que, por ejemplo, un libro.
Se desconectan de la realidad
Lizmaineth Hernández, psicóloga clínica, menciona que las posibles repercusiones del uso excesivo o abuso de estos aparatos tecnológicos, hace que la persona esté más inquieta, intranquila y pierda concentración con facilidad.
También provoca que los niños se aíslen del mundo circundante, no experimentando el desarrollo en la parte motora y de la interacción social, porque se ensimisman en el aparato. "Eso hace que hoy día veamos a padres buscando la atención para los niños, ya que no encuentran el por qué los niños se aíslan, pero es que solo encuentran diversión en un aparato 24/7".
Hay quienes se desconectan por completo de todas sus necesidades básicas como individuos. Cuando se habla de adicción, es que se crea una dependencia que no les permite hacer otras cosas. "Esto les impide dormir bien, padecen de dolores de cabeza, malhumor y un aislamiento que lleva a problemas de atención". En casos extremos, se llega al punto de hasta hacerse sus necesidades encima por el no desconectarse del aparato tecnológico.
Y es precisamente por estos casos -y para evitarlos- que según Villalaz, la Fundación Vida Segura, tiene programas de "detox digital" tanto para adultos y menores de edad para establecer horarios limitados a las pantallas, "pues todo ese bombardeo tecnológico crea ansiedad, dependencia y en el peor de los casos adicción".
Adicción a videojuegos, trastorno mental
El pasado 25 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) adicionó a la Clasificación Internacional de Enfermedades en su edición número 11 (CIE-11) la adicción a los videojuegos, describiendo que “se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente, que puede ser en línea o fuera de línea. El patrón de comportamiento puede ser continuo o episódico y recurrente, y generalmente es evidente durante un período de al menos 12 meses para que se asigne el diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves”.
Se determina que los signos de la enfermedad son:
- Deterioro en el control sobre el juego. Por ejemplo, inicio, frecuencia, intensidad, duración, terminación y contexto.
- Incremento en la prioridad dada al juego al grado que se antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria.
- Continuación o incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas.
Para el diagnóstico, el patrón de comportamiento debe ser lo suficientemente grave como para dar lugar a un deterioro significativo, ya sea personal, familiar, social, educativo y ocupacional. Se prevé que el tratamiento y las medidas de prevención sean proporcionados por la OMS en 2022, pues la investigación sigue en curso.
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