"No es competencia es resistencia", cómo Jesús Cracio concibe la vida
Publicado 2001/03/06 00:00:00
- Tailandia
El 9 de febrero de 2001 llegó a nuestro país el director de teatro español, Jesús Cracio, invitado por la Embajada de España en Panamá para dictar un taller de teatro dirigido a actores y actrices panameños. Ese día conoció, en el Teatro Anita Villalaz, a los quince actores y actrices que participarían de su taller, quienes acudieron a la convocatoria que la citada sede diplomática realizara.
Con los días y determinado por el interés, las ganas y el tiempo libre disponible, el grupo se redujo a sólo nueve personas, sostiene el entrevistado, a la vez que comentó que en Panamá a diferencia de España, "los actores tienen que buscar otras actividades paralelas para subsistir, mientras que en mi tierra los actores se dedican a actuar, ganando lo suficiente para vivir".
Para Cracio, en Panamá hay una gran pasión por el teatro, en el sentido de cómo lo ven los actores, directores y productores que "son héroes en la manera en la que se arriesgan a hacer una actividad artística, que es necesaria, pero que es muy trabajosa, porque faltan las condiciones que debería propiciar el Estado".
El grupo con el que finalmente el director Jesús Cracio realiza el taller, que ya lleva unos 18 días, está compuesto por Bolívar Aparicio, Enithsabel Castrellón, Mirna Castro, Ana Lorena, Marielena Mena, Martín Porto, Tatiana Salamín y Gina Villafañe, con la asistencia de dirección de Teresa Mans.
En el taller el director teatral emplea textos de escritores españoles del Siglo XX, intentando hacer un pequeño fresco de ellos, claro seleccionando los que a su criterio son los más importantes y contemporáneos. Entre estos se encuentran: Fernando Arrabal, Paloma Pedreros, Sergi Berbel, Federico García Lorca y José Sanchís Sinisterra, entresacando escenas de obras grandes, con poemas, junto a música de Joan Manuel Serrat.
Al finalizar un taller siempre procura realizar una muestra de la experiencia teatral, porque sino se queda como "un trabajo onanista e interiorizado", puntualizó el actor y director.
"El mostrar el trabajo a un público le da otro valor, es una experiencia, un experimento, es una obra que no es totalmente cerrada y que tenemos el arrojo, el riesgo y la intrepidez de mostrarla", sentenció Cracio.
Jesús Cracio nació en el norte de España, específicamente en Asturias. A los veinte años se traslada a Madrid y ya hacía teatro, participando como actor en obras, series y películas, entre estas dos del director Pedro Almodóvar ("¿Quién soy yo para merecer esto" y "Laberinto de Pasiones").
En los años 80"s su interés por actuar ya no era el mismo, Cracio buscaba otros senderos esta vez como director, por lo que inicia sus estudios de dirección con maestros de la talla de William Laytor, José Carlos Plaza y Antonio Malonda. En 1983 monta sus propias obras y crea su empresa de espectáculos a la cual nombra de manera muy particular "Fundiciones Teatrales", ya que se considera como un "fundidor de teatro" al emplear diversos textos y escenas de diferentes obras en sus montajes.
Se cataloga a sí mismo como "una especie de todo terreno", ya que en su carrera lleva un total de 25 espectáculos, varios cursos y talleres de teatro, así como organización de festivales.
UN MONTAJE EXPERIMENTAL
Al culminar el taller en Panamá, era provechoso realizar un montaje sobre las experiencias vividas. Algunas escenas traídas del director formarán parte de esto que llamó "un experimento". Señala, que la Embajada de España le pidió un título de la obra, por lo que luego de observar algunas pinturas en los buses que transitan por nuestras calles, se encontró con el título "No es competencia, es resistencia" el cual le gustó mucho "porque la vida es así", pasando a formar parte de la obra.
"No es competencia, es resistencia", habla de la guerra, la incomunicación de la pareja y de la ternura. Cracio dijo que hay que volver a la ternura y olvidarnos un poco de tantas máquinas y tantos edificios, porque finalmente todo está en el amor.
Indicó que con los actores panameños está trabajando en la organizidad, naturalidad y economía del gesto, tratando de no sobreactuar las escenas, "ya que todo lo que no añade, resta", manifestó.
Cracio sostiene que su teatro es algo así como "diviérteme, pero déjame pensar". Dijo "Entiendo el teatro como una herramienta lúdica del pensamiento".
Jesús Cracio permanecerá en nuestro país hasta el 17 de marzo, regresará a su tierra natal a hacer un montaje. Posteriormente irá a Madrid en donde realizará la obra "¿Qué no?", una obra que ya realizó en el año 1988 y que trata sobre un libro de un travestí de nombre Raymon Queneau, en el que cuenta de noventa y nueve formas diferentes la misma historia, según lo cuente una lavandera, un fotógrafo o un recepcionista, explicó. Esta obra estará aderezada con música de Bash, entre estas "La tocata de cuba" interpretada en distintas versiones.
Aunque al director español no le gusta hacer planes, señaló que posiblemente en un año estará de vuelta en suelo panameño, en esta oportunidad no trabajando, sino como viajero o "contraturista", ya que no se concibe el llegar a un país y pasar tomando fotografías, para él, el ser viajero le permite, por ejemplo, sentarse en la Plaza de Porras, ir al Chorrillo o a Boca la Caja y observar por tres horas lo que suceda en su entorno, "ver el paisaje y el paisanaje", eso le da nuevas experiencias e ideas.
Con los días y determinado por el interés, las ganas y el tiempo libre disponible, el grupo se redujo a sólo nueve personas, sostiene el entrevistado, a la vez que comentó que en Panamá a diferencia de España, "los actores tienen que buscar otras actividades paralelas para subsistir, mientras que en mi tierra los actores se dedican a actuar, ganando lo suficiente para vivir".
Para Cracio, en Panamá hay una gran pasión por el teatro, en el sentido de cómo lo ven los actores, directores y productores que "son héroes en la manera en la que se arriesgan a hacer una actividad artística, que es necesaria, pero que es muy trabajosa, porque faltan las condiciones que debería propiciar el Estado".
El grupo con el que finalmente el director Jesús Cracio realiza el taller, que ya lleva unos 18 días, está compuesto por Bolívar Aparicio, Enithsabel Castrellón, Mirna Castro, Ana Lorena, Marielena Mena, Martín Porto, Tatiana Salamín y Gina Villafañe, con la asistencia de dirección de Teresa Mans.
En el taller el director teatral emplea textos de escritores españoles del Siglo XX, intentando hacer un pequeño fresco de ellos, claro seleccionando los que a su criterio son los más importantes y contemporáneos. Entre estos se encuentran: Fernando Arrabal, Paloma Pedreros, Sergi Berbel, Federico García Lorca y José Sanchís Sinisterra, entresacando escenas de obras grandes, con poemas, junto a música de Joan Manuel Serrat.
Al finalizar un taller siempre procura realizar una muestra de la experiencia teatral, porque sino se queda como "un trabajo onanista e interiorizado", puntualizó el actor y director.
"El mostrar el trabajo a un público le da otro valor, es una experiencia, un experimento, es una obra que no es totalmente cerrada y que tenemos el arrojo, el riesgo y la intrepidez de mostrarla", sentenció Cracio.
Jesús Cracio nació en el norte de España, específicamente en Asturias. A los veinte años se traslada a Madrid y ya hacía teatro, participando como actor en obras, series y películas, entre estas dos del director Pedro Almodóvar ("¿Quién soy yo para merecer esto" y "Laberinto de Pasiones").
En los años 80"s su interés por actuar ya no era el mismo, Cracio buscaba otros senderos esta vez como director, por lo que inicia sus estudios de dirección con maestros de la talla de William Laytor, José Carlos Plaza y Antonio Malonda. En 1983 monta sus propias obras y crea su empresa de espectáculos a la cual nombra de manera muy particular "Fundiciones Teatrales", ya que se considera como un "fundidor de teatro" al emplear diversos textos y escenas de diferentes obras en sus montajes.
Se cataloga a sí mismo como "una especie de todo terreno", ya que en su carrera lleva un total de 25 espectáculos, varios cursos y talleres de teatro, así como organización de festivales.
UN MONTAJE EXPERIMENTAL
Al culminar el taller en Panamá, era provechoso realizar un montaje sobre las experiencias vividas. Algunas escenas traídas del director formarán parte de esto que llamó "un experimento". Señala, que la Embajada de España le pidió un título de la obra, por lo que luego de observar algunas pinturas en los buses que transitan por nuestras calles, se encontró con el título "No es competencia, es resistencia" el cual le gustó mucho "porque la vida es así", pasando a formar parte de la obra.
"No es competencia, es resistencia", habla de la guerra, la incomunicación de la pareja y de la ternura. Cracio dijo que hay que volver a la ternura y olvidarnos un poco de tantas máquinas y tantos edificios, porque finalmente todo está en el amor.
Indicó que con los actores panameños está trabajando en la organizidad, naturalidad y economía del gesto, tratando de no sobreactuar las escenas, "ya que todo lo que no añade, resta", manifestó.
Cracio sostiene que su teatro es algo así como "diviérteme, pero déjame pensar". Dijo "Entiendo el teatro como una herramienta lúdica del pensamiento".
Jesús Cracio permanecerá en nuestro país hasta el 17 de marzo, regresará a su tierra natal a hacer un montaje. Posteriormente irá a Madrid en donde realizará la obra "¿Qué no?", una obra que ya realizó en el año 1988 y que trata sobre un libro de un travestí de nombre Raymon Queneau, en el que cuenta de noventa y nueve formas diferentes la misma historia, según lo cuente una lavandera, un fotógrafo o un recepcionista, explicó. Esta obra estará aderezada con música de Bash, entre estas "La tocata de cuba" interpretada en distintas versiones.
Aunque al director español no le gusta hacer planes, señaló que posiblemente en un año estará de vuelta en suelo panameño, en esta oportunidad no trabajando, sino como viajero o "contraturista", ya que no se concibe el llegar a un país y pasar tomando fotografías, para él, el ser viajero le permite, por ejemplo, sentarse en la Plaza de Porras, ir al Chorrillo o a Boca la Caja y observar por tres horas lo que suceda en su entorno, "ver el paisaje y el paisanaje", eso le da nuevas experiencias e ideas.
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