Mascotas como hijos
- Lissette Zorrilla C.
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La preocupación por sus compañeros animales, tan similar a la de los padres con los hijos, se ve reflejada a la hora de mimar y consentir.

Su fidelidad y amor los ha hecho convertirse en un miembro más de las familias. Los perros, gatos y otros animales domésticos han pasado de ser solo mascotas para ser el compañero perfecto de los seres humanos con quienes comparten su día a día.
Muchas personas han optado por tener mascotas en vez de hijos.
Según un estudio de la empresa de e-commerce Zulily, al 83% de ellos les encanta presumir de la "paternidad" hacia sus compañeros peludos, y demostrarlo con productos como calendarios, tazas o felpudos inspirados en animales domésticos.
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Esta conducta se ve sobre todo en Estados Unidos y países europeos, pero Panamá no escapa de esto, cada vez son más los restaurantes, hoteles y comercios pet friendly, que permiten esa interacción entre humanos y mascotas.
Psicología
Este comportamiento tiene que ver con el suplir una necesidad, dice la psicóloga Ana María Florez.
"En algunos casos tenemos personas que no han tenido hijos, entonces se desbordan a reemplazarlo en un sentido de una mascota", explica.
A veces se debe a que tienen un resentimiento con la sociedad humana, entonces la persona recoge esas necesidades y las desarrolla hacia un animal, como si fuera una persona.
Según la psicóloga Geraldine Emiliani, también puede darse en personas ariscas a tener relaciones con otras personas o las que tienen problemas en sus relaciones interpersonales, ya que ven en el animal un ser que es fiel con ellos que no les discute y les sirve de compañía.
Ana María Florez señala que no existe ningún problema en que las personas brinden atenciones y amor hacia sus animales, solo habría que alarmarse cuando alguien deja de hacer su rutina y de cumplir con sus responsabilidades para solo estar con su mascota.
"Hay que ver si el comportamiento abarca más allá de un punto en que eso te impide vivir su vida diaria… por ejemplo, no ir a trabajar", dice.
Llegar a un punto obsesivo con las mascotas podría ser perjudicial no solo para la persona, sino también para el animal.
El psicólogo de perros, César Milán, dijo en una entrevista: "Los perros que yo ayudo son perros que se han humanizado, el humano le quitó la identidad de ser perro y lo hizo humano para su propia satisfacción. El perro cambia la identidad, el perro desarrolla esa inestabilidad y luego se le culpa a él".
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