Lo que cuenta la leyenda
Publicado 2005/02/13 00:00:00
- Miami
Al principio, un pequeño bohío a orillas del Río Jesús en Santiago de Veraguas fue el lugar que Jesús Nazareno de Atalaya escogió para ser venerado por sus seguidores.
Pocos después de la fundación de la provincia veragüense, se construyó una modesta parroquia a donde se trasladó la imagen de Jesús Nazareno de Atalaya, y desde entonces es visitada por cientos de lugareños.
Su poder religioso ha cautivado a propios y extraños, a tal punto que la devoción a este Santo se expresa especialmente durante el primer domingo de la Cuaresma.
Los feligreses proceden de diferentes partes de la localidad y del mundo y participan ordenamente de la procesión que encabeza el Nazareno de Atalaya.
Un sinnúmero de relatos y vivencias milagrosas son manifestadas. La fe es el sentir común que cada vez más sigue contagiando a miles de personas.
Una de las principales características de esta celebración religiosa es la ausencia de bebidas alcohólicas y de actividades bailables, que según explica don Ismael Valdez (fiel conocedor de las raíces históricas del Jesús Nazareno de Atalaya) hace de la jornada un momento real de reflexión y de adoración.
Son muchos los recuerdos y experiencias que guarda don Ismael a sus 80 años de edad.
Recordó la época de las "rogativas", cuando en tiempos de sequía se solía pasear al santo por las calles del pueblo esperando que ocurriera un milagro y cayera la lluvia.
"Los siembros estaban muriendo, la tierra no producía, y el gusano se dio gusto acabando con las plantas y frutos. Un buen día durante los años setenta, aquí en el pueblo de Veraguas comenzó a llover desde la doce medio día hasta altas horas de la noche, aún lo recuerdo perfectamente", comentó don Ismael.
Para él este hecho ha sido uno de los milagros más sorprendentes. La sequía había acabado con la producción del área y los moradores estaban preocupados.
Se cree que el origen de la imagen del santo procede de España. Confeccionada con madera y cubierta de yeso, cada año su ropaje es cambiado por una familia residente en Aguadulce, como un gesto de agradecimiento.
Audilio Aguilar, actual sacerdote de la Iglesia Basílica Menor en Atalaya, ha retomado ese papel de consagración y peregrinación que impulsó el fallecido sacerdote Juan Canovas durante 52 años.
Don Ismael, quien además es el propulsor del Comité Pro Monumento Juan Canovas, dice que los restos de este siervo de Dios reposan debajo del altar de Jesús Nazareno, "tal cual como él lo pidió".
Esta cita religiosa que tuvo su génesis cuando no existían vías de acceso, ni medios de comunicación social, es considerada como una de las importantes para los católicos.
Los milagros constantes atraen entre 150 a 200 mil personas durante los últimos años. A partir del miércoles de cenizas se observan a los devotos caminando interminables distancias hasta llegar a la tierra del Cristo, Atalaya, en Santiago de Veraguas.
Pocos después de la fundación de la provincia veragüense, se construyó una modesta parroquia a donde se trasladó la imagen de Jesús Nazareno de Atalaya, y desde entonces es visitada por cientos de lugareños.
Su poder religioso ha cautivado a propios y extraños, a tal punto que la devoción a este Santo se expresa especialmente durante el primer domingo de la Cuaresma.
Los feligreses proceden de diferentes partes de la localidad y del mundo y participan ordenamente de la procesión que encabeza el Nazareno de Atalaya.
Un sinnúmero de relatos y vivencias milagrosas son manifestadas. La fe es el sentir común que cada vez más sigue contagiando a miles de personas.
Una de las principales características de esta celebración religiosa es la ausencia de bebidas alcohólicas y de actividades bailables, que según explica don Ismael Valdez (fiel conocedor de las raíces históricas del Jesús Nazareno de Atalaya) hace de la jornada un momento real de reflexión y de adoración.
Son muchos los recuerdos y experiencias que guarda don Ismael a sus 80 años de edad.
Recordó la época de las "rogativas", cuando en tiempos de sequía se solía pasear al santo por las calles del pueblo esperando que ocurriera un milagro y cayera la lluvia.
"Los siembros estaban muriendo, la tierra no producía, y el gusano se dio gusto acabando con las plantas y frutos. Un buen día durante los años setenta, aquí en el pueblo de Veraguas comenzó a llover desde la doce medio día hasta altas horas de la noche, aún lo recuerdo perfectamente", comentó don Ismael.
Para él este hecho ha sido uno de los milagros más sorprendentes. La sequía había acabado con la producción del área y los moradores estaban preocupados.
Se cree que el origen de la imagen del santo procede de España. Confeccionada con madera y cubierta de yeso, cada año su ropaje es cambiado por una familia residente en Aguadulce, como un gesto de agradecimiento.
Audilio Aguilar, actual sacerdote de la Iglesia Basílica Menor en Atalaya, ha retomado ese papel de consagración y peregrinación que impulsó el fallecido sacerdote Juan Canovas durante 52 años.
Don Ismael, quien además es el propulsor del Comité Pro Monumento Juan Canovas, dice que los restos de este siervo de Dios reposan debajo del altar de Jesús Nazareno, "tal cual como él lo pidió".
Esta cita religiosa que tuvo su génesis cuando no existían vías de acceso, ni medios de comunicación social, es considerada como una de las importantes para los católicos.
Los milagros constantes atraen entre 150 a 200 mil personas durante los últimos años. A partir del miércoles de cenizas se observan a los devotos caminando interminables distancias hasta llegar a la tierra del Cristo, Atalaya, en Santiago de Veraguas.
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