Las buenas maneras
Publicado 1999/02/06 00:00:00
- Heriberto Bernal V./
Las buenas maneras no son más que el conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar con dignidad, decoro y elegancia nuestras acciones y palabras y para manifestar a los demás la benevolencia, atención y respeto que les son debidos. Así opina la Lic. María Eira Castillo, quien dicta seminarios sobre protocolo y los elementos que lo resaltan.
Sobre el tema en particular, la Prof. Castillo indica que debemos amar a nuestros semejantes, respetarlos, honrarlos, tolerarlos y ocultar sus miserias y debilidades, "debemos ayudarlos a ilustrar su entendimiento y formar su corazón para la virtud, debemos socorrerlos en sus necesidades y perdonar sus ofensas".
El hombre malévolo, el irrespetuoso, el que publica las ajenas flaquezas, el que cede fácilmente a los arranques de la ira, no sólo vive privado de tan gratas emociones y expuesto a cada paso a los furores de la venganza, sino que, devorado por los remordimientos, lleva siempre en su interior todas las inquietudes y las zozobras de esa guerra eterna.
LAS BUENAS MANERAS
Las reglas de las buenas maneras o buenos modales, no es otra cosa que la decencia, moderación y oportunidad a nuestras acciones y palabras, y aquella delicadeza y gallardía que aparecen en todos nuestros movimientos exteriores, revelando la suavidad de las costumbres y la cultura del entendimiento.
LA ETIQUETA
La etiqueta es una parte esencialísima de las buenas maneras. Este nombre se da al ceremonial de los usos, estilos y costumbres que se observan en las reuniones de carácter elevado y serio, y en aquellos actos de solemnidad excluye absolutamente todos los grados de la familiaridad y la confianza.
El buen comportamiento y las buenas maneras hay que saber usarlos tanto en público como en privado. Cada día trae momentos rutinarios o diferentes que transcurren con cortesía, desde saludar con un rostro amable y un "buenos días" a la persona que tenemos más cerca en el momento de despertarnos, hasta limar asperezas entre amigos o esposos por cualquier malentendido.
LA CORTESIA
La cortesía está basada tanto en sentimientos como en tradiciones y costumbres inmemoriales y por esa razón es difícil de definir, dice la experta en protocolo.
Estas se aprenden en la infancia, en el hogar familiar, y a veces con las experiencias que da la vida. En el mundo actual, lamentablemente, la cortesía está en crisis.
No hace falta decir que existen personas muy refinadas en apariencia, muy protocolares, que han aprendido desde su cuna "los buenos modales", pero que en el fondo son muy pocos corteses y hasta groseros (as), pues no sienten ninguna inclinación natural a ser amables.
La etiqueta es aquella defensa con la cual nos rodeamos en sociedad para protegernos contra los desmanes no comprendidos en la ley... Un escudo contra los embates de los desvergonzados, los que hacen gala de poco tacto, los groseros... Una protección contra los obstusos y limitados que, por falta de dones y buen tacto, hacen que sus sentimientos y costumbres resulten insoportables.
LA URBANIDAD
También tenemos que la urbanidad, al menos en las clases rectoras, se consideraba como casi inseparable de la persona educada, y no se echaba de menos, como hoy ocurre. Quizás por eso es subvalorada : "La urbanidad es un bello barniz de la instrucción y su mejor ornamento, pero sin la instrucción no es nada, es sólo apariencia".
La urbanidad dora la estatua, la educación. La cortesía y la urbanidad tienen una gran importancia en la vida social, cultural de un país. Muchas autoridades harían bien en seguir el ejemplo del Alcalde de Hendon, en Inglaterra, que patrocinó la primera campaña de cortesía en Europa, en el Siglo XX, la cual se inició con 15,500 niños y jóvenes de escuelas y colegios.
EL SALUDO
El saludo es la primera demostración de amistad y reconocimiento que emplean las personas al encontrarse y por lo tanto adquiere un relieve de mucha importancia.
Del saludo depende muchas veces que una relación perdure y que en ocasiones hasta se acabe.
COMO SALUDAR
Hay que dar a la cara, casi en una mecánica, una expresión de atención y amabilidad. No importa a quien se salude, nuestra imagen se proyectará siempre como la persona que acoge a los demás seres humanos, los considera y por consiguiente es cortés.
Las frases rituales de "buenos días, buenas tardes, ¿cómo está ?", "qué hay", "adiós" y tantas otras que se conocen, deben estar siempre a flor de labios, así como el "por favor" y el "perdón" cuando no entendemos algo.
La etiqueta del saludo es igual a la de las presentaciones. Es decir, el caballero saluda a la dama, el más joven al más viejo, el inferior al superior. Pero tiene sus matices. Por ejemplo : una señora de edad puede ser la que inicie el saludo; y un jefe que se encuentre con uno de sus ejecutivos queda muy bien si es él quien le dirige la palabra.
La dama esperará a que el caballero la salude. Ella mostrará un rostro amable y sabrá encontrar siempre el grado de sonrisa que debe otorgar. Un gesto orgulloso o de altivez no es correcto ni proyectará una buena imagen.
Debe mirarse a la cara de la persona que se saluda. Si por equivocación saludamos a alguien no hay que dar explicaciones; en cambio, se debe dar disculpas por no haber saludado a alguien si se vuelve a encontrar a esta persona.
AL ESTRECHAR LAS MANOS
Estrechar la mano es un gesto de cordialidad y caracteriza a las personas, sobre todo durante las presentaciones. Un apretón de manos demasiado blando dará la impresión de una persona de poco carácter. Al contrario, muy fuerte sólo conseguirá incomodar. El apretón de manos debe ser breve, firme y cálido.
Hay el saludo cordial, el amistoso, el reservado, el amable, el altivo y aun el ofensivo de repulsión o rechazo. En este caso más vale evitarlo. Al saludar hay que dar la sensación de bienvenida.
En nuestros países las damas al saludarse no se dan la mano, sino que se toman por el brazo o se dan un beso. Este saludo no es frecuente en otras partes y no lo entendería una dama anglosajona o europea.
BESAR LA MANO
El besar la mano o gesto de galantería que rinde el caballero a la dama casada es muy poco usado en nuestros países. Es un homenaje que a toda mujer halaga; ella debe extender graciosamente el dorso de su mano derecha y el caballero se inclinará a besar delicadamente la mano.
EL RESPETO
Hay que recordar que al referirse a alguien, esta persona tiene un nombre. No es cortés decir "éste" o "aquél" aunque haya confianza entre los interlocutores. Tampoco se deben usar las expresiones "mira tú", "oye tú". Es mejor emplear "por favor", "me permite".
Los títulos y tratamientos que le corresponden a una persona sólo se emplean en actos oficiales. En la conversación se omiten y solamente se emplean al dirigirse a un jerarca eclesiástico.
Sobre el tema en particular, la Prof. Castillo indica que debemos amar a nuestros semejantes, respetarlos, honrarlos, tolerarlos y ocultar sus miserias y debilidades, "debemos ayudarlos a ilustrar su entendimiento y formar su corazón para la virtud, debemos socorrerlos en sus necesidades y perdonar sus ofensas".
El hombre malévolo, el irrespetuoso, el que publica las ajenas flaquezas, el que cede fácilmente a los arranques de la ira, no sólo vive privado de tan gratas emociones y expuesto a cada paso a los furores de la venganza, sino que, devorado por los remordimientos, lleva siempre en su interior todas las inquietudes y las zozobras de esa guerra eterna.
LAS BUENAS MANERAS
Las reglas de las buenas maneras o buenos modales, no es otra cosa que la decencia, moderación y oportunidad a nuestras acciones y palabras, y aquella delicadeza y gallardía que aparecen en todos nuestros movimientos exteriores, revelando la suavidad de las costumbres y la cultura del entendimiento.
LA ETIQUETA
La etiqueta es una parte esencialísima de las buenas maneras. Este nombre se da al ceremonial de los usos, estilos y costumbres que se observan en las reuniones de carácter elevado y serio, y en aquellos actos de solemnidad excluye absolutamente todos los grados de la familiaridad y la confianza.
El buen comportamiento y las buenas maneras hay que saber usarlos tanto en público como en privado. Cada día trae momentos rutinarios o diferentes que transcurren con cortesía, desde saludar con un rostro amable y un "buenos días" a la persona que tenemos más cerca en el momento de despertarnos, hasta limar asperezas entre amigos o esposos por cualquier malentendido.
LA CORTESIA
La cortesía está basada tanto en sentimientos como en tradiciones y costumbres inmemoriales y por esa razón es difícil de definir, dice la experta en protocolo.
Estas se aprenden en la infancia, en el hogar familiar, y a veces con las experiencias que da la vida. En el mundo actual, lamentablemente, la cortesía está en crisis.
No hace falta decir que existen personas muy refinadas en apariencia, muy protocolares, que han aprendido desde su cuna "los buenos modales", pero que en el fondo son muy pocos corteses y hasta groseros (as), pues no sienten ninguna inclinación natural a ser amables.
La etiqueta es aquella defensa con la cual nos rodeamos en sociedad para protegernos contra los desmanes no comprendidos en la ley... Un escudo contra los embates de los desvergonzados, los que hacen gala de poco tacto, los groseros... Una protección contra los obstusos y limitados que, por falta de dones y buen tacto, hacen que sus sentimientos y costumbres resulten insoportables.
LA URBANIDAD
También tenemos que la urbanidad, al menos en las clases rectoras, se consideraba como casi inseparable de la persona educada, y no se echaba de menos, como hoy ocurre. Quizás por eso es subvalorada : "La urbanidad es un bello barniz de la instrucción y su mejor ornamento, pero sin la instrucción no es nada, es sólo apariencia".
La urbanidad dora la estatua, la educación. La cortesía y la urbanidad tienen una gran importancia en la vida social, cultural de un país. Muchas autoridades harían bien en seguir el ejemplo del Alcalde de Hendon, en Inglaterra, que patrocinó la primera campaña de cortesía en Europa, en el Siglo XX, la cual se inició con 15,500 niños y jóvenes de escuelas y colegios.
EL SALUDO
El saludo es la primera demostración de amistad y reconocimiento que emplean las personas al encontrarse y por lo tanto adquiere un relieve de mucha importancia.
Del saludo depende muchas veces que una relación perdure y que en ocasiones hasta se acabe.
COMO SALUDAR
Hay que dar a la cara, casi en una mecánica, una expresión de atención y amabilidad. No importa a quien se salude, nuestra imagen se proyectará siempre como la persona que acoge a los demás seres humanos, los considera y por consiguiente es cortés.
Las frases rituales de "buenos días, buenas tardes, ¿cómo está ?", "qué hay", "adiós" y tantas otras que se conocen, deben estar siempre a flor de labios, así como el "por favor" y el "perdón" cuando no entendemos algo.
La etiqueta del saludo es igual a la de las presentaciones. Es decir, el caballero saluda a la dama, el más joven al más viejo, el inferior al superior. Pero tiene sus matices. Por ejemplo : una señora de edad puede ser la que inicie el saludo; y un jefe que se encuentre con uno de sus ejecutivos queda muy bien si es él quien le dirige la palabra.
La dama esperará a que el caballero la salude. Ella mostrará un rostro amable y sabrá encontrar siempre el grado de sonrisa que debe otorgar. Un gesto orgulloso o de altivez no es correcto ni proyectará una buena imagen.
Debe mirarse a la cara de la persona que se saluda. Si por equivocación saludamos a alguien no hay que dar explicaciones; en cambio, se debe dar disculpas por no haber saludado a alguien si se vuelve a encontrar a esta persona.
AL ESTRECHAR LAS MANOS
Estrechar la mano es un gesto de cordialidad y caracteriza a las personas, sobre todo durante las presentaciones. Un apretón de manos demasiado blando dará la impresión de una persona de poco carácter. Al contrario, muy fuerte sólo conseguirá incomodar. El apretón de manos debe ser breve, firme y cálido.
Hay el saludo cordial, el amistoso, el reservado, el amable, el altivo y aun el ofensivo de repulsión o rechazo. En este caso más vale evitarlo. Al saludar hay que dar la sensación de bienvenida.
En nuestros países las damas al saludarse no se dan la mano, sino que se toman por el brazo o se dan un beso. Este saludo no es frecuente en otras partes y no lo entendería una dama anglosajona o europea.
BESAR LA MANO
El besar la mano o gesto de galantería que rinde el caballero a la dama casada es muy poco usado en nuestros países. Es un homenaje que a toda mujer halaga; ella debe extender graciosamente el dorso de su mano derecha y el caballero se inclinará a besar delicadamente la mano.
EL RESPETO
Hay que recordar que al referirse a alguien, esta persona tiene un nombre. No es cortés decir "éste" o "aquél" aunque haya confianza entre los interlocutores. Tampoco se deben usar las expresiones "mira tú", "oye tú". Es mejor emplear "por favor", "me permite".
Los títulos y tratamientos que le corresponden a una persona sólo se emplean en actos oficiales. En la conversación se omiten y solamente se emplean al dirigirse a un jerarca eclesiástico.
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