La supervivencia de las plantas
Publicado 2001/06/04 23:00:00
- Efe
Las plantas tienen vida y como tal también sufren por las constantes embestidas de sus enemigos naturales. Como organismos autótrofos, son capaces de producir su propio alimento, que a través de sus raíces sustraen del suelo o del aire. No obstante, aunque esto pareciera una ventaja, también tiene sus inconvenientes.
Las plantas no pueden movilizarse y en consecuencia no pueden escapar de sus enemigos, como sí lo hace un animal y hasta el mismo ser humano.
Por esta razón, las plantas han desarrollado diferentes estrategias para sobrevivir, tal como lo señala la Dra. Nélida Gómez, química de Productos Naturales y enlace de Programas Académicos del STRI, en un extracto de la charla titulada: ¿Cómo se defienden las plantas de sus enemigos?.
La Dra. Gómez indicó, que para poder conocer las estrategias de defensa de las plantas, primero hay que reconocer quiénes son sus enemigos y los peligros a los que ellas están expuestas.
Así, se refirió a que los enemigos de mayor importancia son los animales y los patógenos. Mientras que para las plantas marinas, los peces y otros animales son los que les infieren daño, para las plantas terrestres, son los vertebrados e invertebrados como insectos y babosas, quienes atacan sus diferentes estructuras (hojas, frutos, semillas, flores, tronco y raíces). Por otro lado, la doctora señaló que los microorganismos patógenos les ocasionan enfermedades. Estos organismos son transmitidos a la planta por heridas provocadas mecánicamente o por la acción de los animales.
No obstante, la química destacó que no todos los insectos son dañinos, ya que existen muchos que son necesarios para el proceso de polinización de las plantas y por ende, indispensables para su reproducción y supervivencia.
SUS DEFENSAS
Para defenderse contra sus enemigos las plantas han desarrollado estrategias físicas y químicas.
"La primera defensa física de una planta es la superficie de sus hojas, le siguen sus ramas, tronco y corteza; así como las flores y la disposición protegida de sus órganos reproductivos femeninos" indicó la experta.
En cuanto a sus hojas, su superficie puede estar cubierta por vellosidades y escamas o bien por ser muy lisas y cubiertas por una cutícula cerosa que impide que los insectos se las coman; mientras que el tronco puede tener espinas.
Con respecto a la defensa química de las plantas, la Dra. Nélida Gómez indicó que es fascinante y sofisticada, porque se conoce que a través de la evolución han desarrollado mecanismos complicados para producir sustancias defensivas en diversas circunstancias, explicó que a este proceso se le denomina defensa constitutiva.
Se conoce mediante estudios, que las sustancias volátiles que liberan las plantas terrestres al ser dañadas por insectos que se alimentan de ellas, atraen a los enemigos naturales de éstos al lugar donde se está produciendo el ataque. El resultado es que el enemigo del insecto se deshace de él comiéndoselo o parasitándolo.
En defensa de los organismos patógenos que las atacan, las plantas responden destruyendo el tejido infectado, mediante un suicidio localizado, así es común ver hojas manchadas de negro, a este proceso se le conoce como necrosis, es decir, de muerte del tejido.
Por su lado, las plantas marinas recubren la superficie de sus hojas con sustancias que impiden el establecimiento de otros organismos marinos. Algunas de ellas fabrican sustancias extremadamente tóxicas que son agentes ahuyentadores eficientes de peces y de invertebrados marinos.
UN ENEMIGO ASTUTO
Cabe destacar, que hay insectos que han podido adaptarse a los mecanismos de defensa de las plantas, incluso los emplean para su propio beneficio. Por ejemplo, la mariposa monarca se alimenta de plantas que contienen alcaloides muy tóxicos para otros animales, incluyendo el ser humano. Las mariposas machos transforman, dentro de sus cuerpos, los alcaloides en feromonas que espolvorean sobre la hembra durante el vuelo nupcial, de tal forma que la hembra escoge al macho con la mejor y mayor cantidad de alcaloides.
A pesar de la inmensa variación en el contenido químico, de nutrientes y barreras físicas y químicas de las plantas, los insectos fitófagos (que se nutren de materias vegetales) son capaces de reconocer las hojas de sus plantas hospederas por sus colores, olores, texturas y sabores. Incluso, han desarrollado diversas y sofisticadas formas para explotar las plantas como alimento y guarida, al contrarrestar sus mecanismos de protección.
ANTE UN AMBIENTE HOSTIL
Situaciones como la sequía, las heladas, las inundaciones, la contaminación ambiental y la radiación ultravioleta pueden ocasionar la muerte de las plantas. En este caso, ellas también tienen mecanismos para defenderse.
La Dra. Gómez dijo, por ejemplo, que algunas plantas tienen hojas engrosadas y enceradas para evitar la pérdida de agua; otras tienen una especie de anticongelante en el sistema de transporte de fluidos que evita que la savia se congele. No obstante, la exposición continua a estos factores ambientales puede provocar daños irreversibles e incluso la muerte de las plantas, tan importantes para la vida terrestre.
Finalmente, la Dra. Nélida Gómez indicó que las plantas por ser seres vivos extraordinarios merecen nuestro respecto, porque "Después de todo, nuestra existencia depende totalmente de la suya".
Las plantas no pueden movilizarse y en consecuencia no pueden escapar de sus enemigos, como sí lo hace un animal y hasta el mismo ser humano.
Por esta razón, las plantas han desarrollado diferentes estrategias para sobrevivir, tal como lo señala la Dra. Nélida Gómez, química de Productos Naturales y enlace de Programas Académicos del STRI, en un extracto de la charla titulada: ¿Cómo se defienden las plantas de sus enemigos?.
La Dra. Gómez indicó, que para poder conocer las estrategias de defensa de las plantas, primero hay que reconocer quiénes son sus enemigos y los peligros a los que ellas están expuestas.
Así, se refirió a que los enemigos de mayor importancia son los animales y los patógenos. Mientras que para las plantas marinas, los peces y otros animales son los que les infieren daño, para las plantas terrestres, son los vertebrados e invertebrados como insectos y babosas, quienes atacan sus diferentes estructuras (hojas, frutos, semillas, flores, tronco y raíces). Por otro lado, la doctora señaló que los microorganismos patógenos les ocasionan enfermedades. Estos organismos son transmitidos a la planta por heridas provocadas mecánicamente o por la acción de los animales.
No obstante, la química destacó que no todos los insectos son dañinos, ya que existen muchos que son necesarios para el proceso de polinización de las plantas y por ende, indispensables para su reproducción y supervivencia.
SUS DEFENSAS
Para defenderse contra sus enemigos las plantas han desarrollado estrategias físicas y químicas.
"La primera defensa física de una planta es la superficie de sus hojas, le siguen sus ramas, tronco y corteza; así como las flores y la disposición protegida de sus órganos reproductivos femeninos" indicó la experta.
En cuanto a sus hojas, su superficie puede estar cubierta por vellosidades y escamas o bien por ser muy lisas y cubiertas por una cutícula cerosa que impide que los insectos se las coman; mientras que el tronco puede tener espinas.
Con respecto a la defensa química de las plantas, la Dra. Nélida Gómez indicó que es fascinante y sofisticada, porque se conoce que a través de la evolución han desarrollado mecanismos complicados para producir sustancias defensivas en diversas circunstancias, explicó que a este proceso se le denomina defensa constitutiva.
Se conoce mediante estudios, que las sustancias volátiles que liberan las plantas terrestres al ser dañadas por insectos que se alimentan de ellas, atraen a los enemigos naturales de éstos al lugar donde se está produciendo el ataque. El resultado es que el enemigo del insecto se deshace de él comiéndoselo o parasitándolo.
En defensa de los organismos patógenos que las atacan, las plantas responden destruyendo el tejido infectado, mediante un suicidio localizado, así es común ver hojas manchadas de negro, a este proceso se le conoce como necrosis, es decir, de muerte del tejido.
Por su lado, las plantas marinas recubren la superficie de sus hojas con sustancias que impiden el establecimiento de otros organismos marinos. Algunas de ellas fabrican sustancias extremadamente tóxicas que son agentes ahuyentadores eficientes de peces y de invertebrados marinos.
UN ENEMIGO ASTUTO
Cabe destacar, que hay insectos que han podido adaptarse a los mecanismos de defensa de las plantas, incluso los emplean para su propio beneficio. Por ejemplo, la mariposa monarca se alimenta de plantas que contienen alcaloides muy tóxicos para otros animales, incluyendo el ser humano. Las mariposas machos transforman, dentro de sus cuerpos, los alcaloides en feromonas que espolvorean sobre la hembra durante el vuelo nupcial, de tal forma que la hembra escoge al macho con la mejor y mayor cantidad de alcaloides.
A pesar de la inmensa variación en el contenido químico, de nutrientes y barreras físicas y químicas de las plantas, los insectos fitófagos (que se nutren de materias vegetales) son capaces de reconocer las hojas de sus plantas hospederas por sus colores, olores, texturas y sabores. Incluso, han desarrollado diversas y sofisticadas formas para explotar las plantas como alimento y guarida, al contrarrestar sus mecanismos de protección.
ANTE UN AMBIENTE HOSTIL
Situaciones como la sequía, las heladas, las inundaciones, la contaminación ambiental y la radiación ultravioleta pueden ocasionar la muerte de las plantas. En este caso, ellas también tienen mecanismos para defenderse.
La Dra. Gómez dijo, por ejemplo, que algunas plantas tienen hojas engrosadas y enceradas para evitar la pérdida de agua; otras tienen una especie de anticongelante en el sistema de transporte de fluidos que evita que la savia se congele. No obstante, la exposición continua a estos factores ambientales puede provocar daños irreversibles e incluso la muerte de las plantas, tan importantes para la vida terrestre.
Finalmente, la Dra. Nélida Gómez indicó que las plantas por ser seres vivos extraordinarios merecen nuestro respecto, porque "Después de todo, nuestra existencia depende totalmente de la suya".
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