ARTES ESCÉNICAS. Si no la ha visto, puede verla en discoteca Libar el 17, 19, 20, 24, 25 y 26. Si ya la vio, puede volverla a ver.
La sinceridad y jocosidad son claves para quitarles el antifaz
Las Eva aclaran malentendidos y gritan sus verdades y medias verdades.
- - Publicado: 14/10/2012 - 07:05 pm
- En vilo. La intensa no quiere que el tren la deje. Una llamada la haría feliz.
FICHA TÉCNICA DE LA COMEDIA
- Director: Carlos Algecira.
- Producción: CREActivo y EMEGE PRODUCE.
- Vestuario: The Rose Boutique.
- Maquillaje y peinado: Fuzion Salón.
- Fotografía: Moisés Espino.
Rojas estarán las orejas de algunos en la discoteca Libar y no solamente por las chicas ‘sexys’ que conforman el elenco de “Mujeres de par en par”.
Una segunda razón, no sé si de más peso o no, será el hecho de que cada vez que ellas abren la boca dicen una gran verdad sobre la relación en pareja, en la que los del sexo ‘fuerte’ no siempre queda bien parado.
En la obra de Indira Páez, ganadora del Emmy 2009, que dirige Carlos Algecira a menos de que sean tan caraduras, aunque rían a más no poder mientras la ven, si los hubiera entre el público, mal podrían sentirse, por ejemplo, los que son infieles, los que roncan, los que creen que la mujer es un objeto de su propiedad, los que se hacen los que no saben que la tapa del baño se levanta...
El sentimiento de ‘mea culpa’, aunque no se lo digan a nadie, también podrían experimentarlo los que se olvidan que la mujer también tiene derecho a sentir y expresar lo que desea, lo que le gusta y le disgusta en todo plano, hasta en la alcoba y los que como la culebra (que va dejando la piel a medida que avanza), dejan la ropa, zapatos y otros objetos tirados por toda la casa.
Bueno, para que todos reflexionen hay mensajes directos e indirectos.
Aplican a ambos sexos los que tienen que ver con esto de la eterna disconformidad de que hace gala la especie, que se jacta de que es inteligente y razona, pero hay tantas demostraciones cotidianas de falta de raciocinio y prevalencia de la racionalización.
No cabe duda de que en todos los monólogos las actrices demuestran dominio del escenario, de sus parlamentos y del lenguaje corporal. Se meten en el bolsillo al público.
Meten el dedo en la llaga, con todo y que hagan parecer a la mujer insegura, que no sabe lo que quiere y cuando dice no, pareciera sí; y cuando sí, no.
Reiteramos, si las palabras que de sus labios salen fuesen espadas...
No hay ninguna alusión personal, y ‘cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia’, pero, como dice el viejo adagio: “al que le caiga el guante que se lo plante”.
No les diré exactamente lo que dicen para que nadie se dé por aludido, pero sería bueno que vieran esta obra en pareja y luego conversaran, porque, en una sociedad androcéntrica como la que predomina en el siglo XXI, cuando la mujer toma la palabra, cualquier cosa puede suceder.
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