La migraña en los niños

Está a punto de iniciar el año escolar y comienza la corredera y preocupaciones para que con el cambio de estación los niños no empiecen a enfermarse y he aquí que precisamente queremos tratar en esta ocasión una condición que afecta al 7.7% de los niños: la migraña.

El doctor Pedro Vargas, pediatra neonatólogo del Centro Médico Paitilla, explica que debido a que las manifestaciones no son similares a las de los adultos, esto dificulta la sospecha, diagnóstico y manejo.

Brinda información en detalle sobre la materia, a fin de ayudar a los padres de familia a lidiar con este mal que afecta el bienestar infantil.

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Incidencia

Es importante destacar que la migraña se incrementa en la población infantil a medida que crece. Así vemos que mientras que en los niños de 3 años a 7 años hay un 3% afectados, a los 11 años afecta al 8%, en tanto que a un 10% a los de edad escolar y en los de 15 años o más a un 23%.

El doctor Vargas también pone de relieve otro hecho interesante. Hasta antes de la pubertad la población infantil masculina sufre más de migraña que la femenina, y luego se invierte la situación.

Diferencias

La migraña infantil es disímil, con respecto a la que padecen los adultos. Algunas de esas diferencias son: Raras veces hay signos que indiquen que va a dar el dolor de cabeza, este suele ser en toda la cabeza (ambos lados) y no como en el adulto que es unilateral, influye en el ánimo de los niños, afecta su concentración y rendimiento escolar, por lo que es clave detectarla a tiempo para buscar alivio.

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También se menciona otra característica de la migraña infantil: la actividad física la agrava.

Igualmente, hay veces en que el dolor está acompañado de náuseas o vómito y sensibilidad a la luz (fotofobia) o a los sonidos (fonofobia).

Disparadores

Se recomienda que los niños y adolescentes duerman suficiente, porque hacerlo pocas horas puede dispararles la migraña. Además, hay alimentos precipitantes de migraña (azúcares en exceso, soya y ciclamatos), al igual que podría hacerlo el saltarse comidas o comer a deshoras y el exponerse a la luz solar en campo abierto.

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