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Julio Verne, pionero de la literatura científica
- Isaac Pérez Arocas / EFE / ey@epasa.com
Se cumplen 120 años del fallecimiento del escritor francés Julio Verne, uno de los autores más populares e influyentes de la historia de la literatura.

Escultura del escritor francés Julio Verne en el puerto de Vigo. Foto: EFE
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Julio Verne nació el 8 de febrero de 1828 en el seno de una familia acomodada en la localidad portuaria francesa de Nantes.
Durante su infancia, fue testigo de una revolución industrial que transformó el mundo a través de las fábricas, la máquina de vapor, el telégrafo y las comunicaciones. Desde muy joven, se interesó por la escritura, la ciencia y los viajes.
Asesorado por el hijo de Alejandro Dumas, renunció a ejercer como abogado y se convirtió en escritor de obras teatrales, relatos cortos y sonetos.
Pero fue a principios de la década de los 60 del siglo XIX, cuando conoció a su editor, Pierre-Jules Hetzel, y comenzó a publicar la célebre serie ‘Viajes extraordinarios’, 54 volúmenes lanzados desde 1863 hasta su muerte el 24 de marzo de 1905.
Esta colección de novelas, cuyos textos combinaban la narrativa de aventuras con la anticipación tecnológica, alcanzó una gran popularidad y marcó el comienzo de su legendaria carrera como escritor.
La primera de estas obras, ‘Cinco semanas en globo’ (1863), ambientada en África, narraba las expediciones del Doctor Ferguson en compañía de dos ayudantes, a bordo de un globo de hidrógeno.
La trama refleja la fascinación del autor por los avances tecnológicos de su época al examinar el impacto del vuelo aerostático en la exploración geográfica.
Posteriormente llegó ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’ (1870), una de sus obras más conocidas, protagonizada por el misterioso capitán Nemo a bordo del submarino Nautilus.
La trama de acción, que incluye insólitas criaturas marinas y una intrigante ciudad bajo el océano, sirve de pretexto para exponer una gran cantidad de detalles científicos.
Otro de sus escritos de referencia es 'Viaje al centro de la Tierra' (1864), un relato sobre un grupo de exploradores, liderados por el profesor de mineralogía alemán Otto Lidenbrock, en búsqueda de misterios ocultos en el núcleo del planeta.
La fascinación del viaje a la Luna está representada por dos novelas visionarias: ‘De la Tierra a la Luna’ (1865) y ‘Alrededor de la Luna’ (1870). Unas obras que anticiparon los viajes espaciales un siglo antes de que la humanidad los emprendiese.
‘La vuelta al mundo en ochenta días’ (1873), consolidó a Verne como uno de los autores más populares de su tiempo, gracias a su innovadora narrativa de aventuras y a su ritmo trepidante.
En este relato, que se hace eco del vertiginoso desarrollo de las comunicaciones, el extravagante inglés Phileas Fogg y su leal mayordomo Jean Passepartout cubren en tren la mayor parte del recorrido alrededor del planeta.
Vaticinios del novelista que anticipó el siglo XX.
Las novelas de Verne incorporaron descubrimientos que en su época parecían de ciencia ficción. Sus acertadas predicciones, que incluyen máquinas voladoras, submarinos y vuelos espaciales, le otorgan un aura de escritor visionario.
Sin embargo, el autor francés defendió que sus hallazgos estaban basados en la aplicación lógica de los avances científicos existentes en su época.
En sus magistrales novelas encontramos inventos asombrosos. Por ejemplo, un siglo antes de los viajes espaciales describió en 'De la Tierra a la Luna' un cohete tripulado capaz de llegar a la Luna.
En este sentido, predijo las misiones del 'Apolo' de la NASA con similitudes que rozan lo extraordinario, como la velocidad y el tiempo necesario para alcanzar el satélite o la ubicación para el lanzamiento de la nave.
Otra mítica obra, ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’, predijo la invención del submarino a través del Nautilius, que funcionaba con electricidad, era totalmente autónomo y podía sumergirse durante largos periodos.
De esta manera, el sumergible eléctrico creado por el investigador español Isaac Peral en 1888 ya fue imaginado dos décadas antes por el narrador francés.
También se materializó un sistema de comunicación audiovisual a distancia llamado ‘fonotelefoto’, cuyo funcionamiento era muy similar a las videollamadas actuales y fue descrito en la obra póstuma ‘París en el siglo XX’.
Asimismo, pronosticó la creación del helicóptero en ‘Robur el Conquistador’ (1886), cuando ideó el Albatros, una aeronave construida con múltiples hélices que lograba el vuelo vertical.
Además, adelantó las armas de destrucción masiva, los motores eléctricos, los hologramas, los noticiarios audiovisuales y un invento muy parecido a Internet.
Como es lógico, varias proezas técnicas que había descrito no tuvieron éxito. La exploración del interior del globo terrestre en 'Viaje al centro de la Tierra', quizás la novela menos científica, no ha sido posible y no albergará un mundo prehistórico.
Legado en la literatura contemporánea.
120 años después de su muerte, las obras de Verne, que cuentan con numerosas adaptaciones al cine y la televisión, todavía impactan en la imaginación de generaciones de lectores en todo el mundo.
Modernizador de la novela de aventuras, el narrador francés está considerado también el precursor de la literatura de ciencia ficción. La combinación de precisión científica y creatividad sentó las bases de un género literario que ha inspirado a numerosos escritores.
Autores como H.G. Wells, Isaac Asimov y Arthur C. Clarke reconocieron la influencia de los conceptos innovadores y el imaginativo universo de Verne en sus propias obras.
El otro profeta de la literatura fantástica, H.G. Wells, autor de ‘Los primeros hombres en la Luna’ y ‘La guerra de los mundos’, compartía con Verne la premisa de la ciencia puesta al servicio de la ficción.
Los dos escritores estaban inspirados en el pensamiento científico de la época, aunque el novelista británico incorporó fundamentos de las Ciencias Sociales y de la Filosofía.
Las creaciones de Arthur C. Clarke, autor de ‘2001: Una Odisea del Espacio’, recogían también los conceptos de exploración espacial y rigor científico y les añadía cierta dosis de especulación filosófica.
Isaac Asimov, conocido por sus historias de robots y su serie ‘Fundación’, visualizó sociedades futuristas marcadas por los avances tecnológicos.
El escritor estadounidense de origen ruso pronosticó en su prolífica obra el impacto de las computadoras en la vida cotidiana y la llegada de expediciones no tripuladas a Marte.
Robert A. Heinlein es otro autor riguroso en cuanto a la base científica en sus historias. En su clásica 'La Luna es una cruel amante' (1965) narró las vicisitudes de una colonia lunar que persigue independizarse de la Tierra.
Incluso Ray Bradbury, más próximo a la ficción que a la ciencia, reconoció a Verne como su ‘padre literario’ en el prólogo de la colección de cuentos ‘S is for Space’.
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