¡Gracias a Dios todavía hay Serapios en el mundo!
Publicado 2000/07/06 23:00:00
- Yessika Valdés
"Serapio" es una novela contemporánea y cosmopolita. De luchas, superación de conflictos, búsqueda, perseverancia, fe, amor, cariño, pero es también un templo viviente que transmite con su ejemplo uno de los más caros principios y valores morales.
Dichos planteamientos forman parte de las críticas literarias hechas a la tercera obra de Carlos Alberto Ortíz, "Serapio", por la Lic. Lil María Herrera (periodista y docente) y Claudia Morán, Claudette Alvarez y Juan Manuel Casares Pinal (estudiantes y miembros del Círculo de Lectura de la USMA).
La presentación de la novela tuvo lugar hace unos días en el Auditorio Monseñor Tomás Clavel de la USMA como parte de la celebración del IV Aniversario del CLEC, grupo que a la fecha ha presentado alrededor de 40 libros de autores/as locales y extranjeros/as.
De Serapio, un campesino que migró hacia la ciudad en busca de mejores horizontes, sólo para percatarse de que es caro error hacerlo sin estar preparado para enfrentar toda la gama de problemas que se derivan del analfabetismo, la pobreza y que muchas veces la gente honrada, luchadora, justa, se estrella con antivalores que hacen trastabillar la estructura social y colocan a quienes se dejan llevar por el hambre de poder y gloria en encrucijadas de las que es difícil escabullirse.
Serapio, continuó la crítica, es un "Idealista pero con los pies bien plantados en el suelo". La obra, añadió, puede decirse que es un libro de aventuras, pero, igualmente, es "un manifiesto de valores éticos morales, espirituales y patrióticos".
Don Carlos Alberto Ortíz también es autor de "La Mansión de los Espejos" y "La Casa de las Rosas".
Entre las cualidades que hacen (especial unas, minoría otras y especial las demás) a Serapio, se dijo que: es analfabeta, trabajador, un padre dedicado, con metas por las que se esmera y "un hombre de palabra". Sobre este último punto, queremos detenernos a reflexionar sobre lo lamentable que resulta que la gente de palabra puede considerarse una especie en extinción en estos tiempos de Internet,. globalización, páginas web, irrespeto a la autoridad, glorificación del dinero-fama-poder, irreverencia a Dios....
Hay otro aspecto de la obra que salió a relucir y que la hace también merecedora de un reconocimiento y es que Don Carlos Alberto Ortíz promueve el rol de la educación como agente de cambio social y envía el mensaje de la importancia de que la gente se capacite para incrementar sus posibilidades de competir con éxito en el mercado laboral, a la par que amplía sus conocimientos generales.
La humildad, gran carencia humana que si se vendiera habría que comprarla a montones para regalarla a tanta gente que se ha endiosado o que sus congéneres se han encargado de colocarla en pedestales que a la postre resultan de barro.
También se calificó la obra como "un manual de conducta a seguir para todos", vivo ejemplo de "estoicismo y solidaridad", de acercamiento con Dios y reconocimiento de que sin el beneplácito de El nada podemos lograr. Es un ejemplo de sanidad espiritual, de que es válido y posible todavía en estos tiempos vivir sin rencor, perdonar, trabajar en equipo, mostrarse entusiasta aun en medio de las contrariedades porque en ellas hay enseñanzas y fortalecen al individuo. En reconocer que la persona merece respeto y la felicidad radica en compartir, en aceptar el reto de vivir cada día con el rostro, las manos y el corazón levantados hacia Dios.
El autor, por su parte, al hacer uso de la palabra se complació de que "en Panamá hay muy buenos escritores", pero se refirió a la odisea que representa tratar de publicar un libro aquí, por lo que se considera afortunado ya que tres obras suyas han sido publicadas. Agradeció el respaldo que le brindaron el Licdo. Raúl Esquivel y la Sra. Nilka de Esquivel, porque Serapio se publicó gracias a que ellos aprecian la forma de escribir suya y siempre lo motivan a seguir haciéndolo.
También el autor, un caballero de los años dorados, dijo entre otras cosas que Serapio es un hombre de coa y chuzo y se refirió a la forma en que los campesinos se ganan la vida trabajando de sol a sol y todavía mucho más con entusiasmo, porque en medio de su pobreza son ricos porque quieren lo que hacen y son personas sanas de mente y corazón, que enfrentan con optimismo la lucha cotidiana. Porque, "la vida es lucha, se lucha en todas partes. El que quiere sobrevivir tiene que luchar", puntualizó. Y, prometió no desmayar y cada vez que esté a su alcance seguir aportando su grano de arena al progreso del país y el fomento de los valores morales, artísticos y espirituales, hoy en decadencia.
Dichos planteamientos forman parte de las críticas literarias hechas a la tercera obra de Carlos Alberto Ortíz, "Serapio", por la Lic. Lil María Herrera (periodista y docente) y Claudia Morán, Claudette Alvarez y Juan Manuel Casares Pinal (estudiantes y miembros del Círculo de Lectura de la USMA).
La presentación de la novela tuvo lugar hace unos días en el Auditorio Monseñor Tomás Clavel de la USMA como parte de la celebración del IV Aniversario del CLEC, grupo que a la fecha ha presentado alrededor de 40 libros de autores/as locales y extranjeros/as.
De Serapio, un campesino que migró hacia la ciudad en busca de mejores horizontes, sólo para percatarse de que es caro error hacerlo sin estar preparado para enfrentar toda la gama de problemas que se derivan del analfabetismo, la pobreza y que muchas veces la gente honrada, luchadora, justa, se estrella con antivalores que hacen trastabillar la estructura social y colocan a quienes se dejan llevar por el hambre de poder y gloria en encrucijadas de las que es difícil escabullirse.
Serapio, continuó la crítica, es un "Idealista pero con los pies bien plantados en el suelo". La obra, añadió, puede decirse que es un libro de aventuras, pero, igualmente, es "un manifiesto de valores éticos morales, espirituales y patrióticos".
Don Carlos Alberto Ortíz también es autor de "La Mansión de los Espejos" y "La Casa de las Rosas".
Entre las cualidades que hacen (especial unas, minoría otras y especial las demás) a Serapio, se dijo que: es analfabeta, trabajador, un padre dedicado, con metas por las que se esmera y "un hombre de palabra". Sobre este último punto, queremos detenernos a reflexionar sobre lo lamentable que resulta que la gente de palabra puede considerarse una especie en extinción en estos tiempos de Internet,. globalización, páginas web, irrespeto a la autoridad, glorificación del dinero-fama-poder, irreverencia a Dios....
Hay otro aspecto de la obra que salió a relucir y que la hace también merecedora de un reconocimiento y es que Don Carlos Alberto Ortíz promueve el rol de la educación como agente de cambio social y envía el mensaje de la importancia de que la gente se capacite para incrementar sus posibilidades de competir con éxito en el mercado laboral, a la par que amplía sus conocimientos generales.
La humildad, gran carencia humana que si se vendiera habría que comprarla a montones para regalarla a tanta gente que se ha endiosado o que sus congéneres se han encargado de colocarla en pedestales que a la postre resultan de barro.
También se calificó la obra como "un manual de conducta a seguir para todos", vivo ejemplo de "estoicismo y solidaridad", de acercamiento con Dios y reconocimiento de que sin el beneplácito de El nada podemos lograr. Es un ejemplo de sanidad espiritual, de que es válido y posible todavía en estos tiempos vivir sin rencor, perdonar, trabajar en equipo, mostrarse entusiasta aun en medio de las contrariedades porque en ellas hay enseñanzas y fortalecen al individuo. En reconocer que la persona merece respeto y la felicidad radica en compartir, en aceptar el reto de vivir cada día con el rostro, las manos y el corazón levantados hacia Dios.
El autor, por su parte, al hacer uso de la palabra se complació de que "en Panamá hay muy buenos escritores", pero se refirió a la odisea que representa tratar de publicar un libro aquí, por lo que se considera afortunado ya que tres obras suyas han sido publicadas. Agradeció el respaldo que le brindaron el Licdo. Raúl Esquivel y la Sra. Nilka de Esquivel, porque Serapio se publicó gracias a que ellos aprecian la forma de escribir suya y siempre lo motivan a seguir haciéndolo.
También el autor, un caballero de los años dorados, dijo entre otras cosas que Serapio es un hombre de coa y chuzo y se refirió a la forma en que los campesinos se ganan la vida trabajando de sol a sol y todavía mucho más con entusiasmo, porque en medio de su pobreza son ricos porque quieren lo que hacen y son personas sanas de mente y corazón, que enfrentan con optimismo la lucha cotidiana. Porque, "la vida es lucha, se lucha en todas partes. El que quiere sobrevivir tiene que luchar", puntualizó. Y, prometió no desmayar y cada vez que esté a su alcance seguir aportando su grano de arena al progreso del país y el fomento de los valores morales, artísticos y espirituales, hoy en decadencia.
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