'Estafadoras': aleccionadoras
La película 'Estafadoras' ('Hustlers'), basada en un hecho de la vida real: cómo unas 'strippers' esquilmaron a los magnates de Wall Street ya está en Panamá.
- Rosalina Orocú Mojica
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- @PanamaAmerica
- - Publicado: 29/10/2019 - 12:00 am
El cine, al igual que el teatro, la literatura, la pintura, la música y otras artes son un espejo de la sociedad. Reflejan los más altos valores del ser humano pero también pueden retratarlo con toda su inmoralidad, ambición, falta de sensibilidad, vacíos, imperfecciones y hambres (de poder, de gloria, de poseer cosas materiales, de ser aceptado, amado).
Lo desenmascaran, lo desnudan. Asimismo, lo presentan también con sus caretas y sus múltiples 'yo': como es, como quiere aparentar que es, como los demás creen que es, como no sabe que es y como quiere ser.
En la cinta "Hustlers", todo esto se comprueba y da para hilar delgado y reflexionar sobre un número incontable de temas. Uno de ellos es que se juzga por apariencias. Se etiqueta, la billetera y "belleza" mandan. Y hay el concepto erróneo de que "ser" es igual a "tener". Al punto de que entre los jóvenes hasta en el hablar se enfatiza en que valen los que tienen y los que no, no cuentan. Una frase de moda lo resume: "fulanito ni es". Para indicar no está en nada, que no tiene nada de qué jactarse. Para demeritarlo.
Todo este profundo cavilar, a raíz de ver la película "Estafadoras" ("Hustlers"), sin dejar de aplaudir la magistral actuación de Jennifer López (Ramona), Constance Wu (Destiny), Cardi B (Diamond), Julia Stiles (Elizabeth), Lili Reinhart (Annabelle), Keke Palmer (Mercedes) y Madeline Brewer (Dawn).
Filosofemos un rato
¿Son "lobas" o "lobas con piel de oveja" los personajes que ellas interpretan y en ese caso las mujeres envueltas en ese tan sonado caso que fue develado en New York Magazine? ¿Fueron víctimas de la ambición desmedida? ¿En ellas se cumple esto de que "dime con quién andas y te diré quién eres"?, ¿Estuvo justificado su accionar, porque le pasaron la factura a los magnates de Wall Street, a quienes además de millones les quitaron las máscaras y expusieron su doble vida?
¿Fue válido su proceder porque fue una manera de escapar de la explotación de que eran víctimas por parte de proxenetas y otras sanguijuelas sociales?
¿Ganaron o perdieron? He allí otra gran pregunta para poner en el tapete.
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De hecho, los hicieron (a los adinerados de Manhattan) tocar fondo, fue una gran remecida al sistema social moral y económico de un grupo de "intocables". El filme en muchos aspectos es apenas un reflejo de crisis en tantos campos: hogar, escuela, comunidad, ámbito laboral, religión... en un mundo donde hay discordancia entre lo que se predica y lo que se practica.
Sí, corrupción, doble moral, exacerbación sexual, ambición desmedida, son ingredientes importantes en esta propuesta cinematográfica que dirige Lorene Scafari, quien también escribió el guion. Pieza artística en que la amistad y trabajo en equipo destacan.
"Estafadoras" está en cartelera en las salas de cine de Panamá, que estaban este domingo atestadas precisamente de cinéfilos, entre ellos hombres con su pareja a la que habían llevado para ver la tan sonada película pero en el fondo quién sabe cuántos de ellos en verdad lo hacían para deleitarse viendo a las actrices que hacían el papel de strippers, las cuales entre ellas se llamaban con sorna "perras". Los hombres que van a los prostíbulos y otros locales en busca de placer sexual y las demás mujeres también las llamarían, quizás, igual, pero en tono peyorativo. Y, he aquí que viene a la mente también, otra vez el tema de la doble moral, la mentalidad machista predominante en muchas culturas, donde si el hombre anda con muchas mujeres es aplaudido si acaso no por la sociedad como un todo, al menos por los de su género y él mismo se ufana de ello. A los mujeriegos se les llama "perros", pero con otro tono, como si fueran la gran cosa por ser infieles o fornicadores consuetudinarios.
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Es que esto de la ley del embudo queda bien clarito en la película. Vaya, no es que haya que darles un trofeo a quienes manejaban como títeres a esos 'pobres' -léase miserables- hombres sedientos de placer sexual y que estaban dispuestos a pagar cualquier precio por este, pero, a fuerza de racionalizar -lo que más y mejor sabemos hacer los seres humanos- ellos, los maganates de Wall Street, no eran ningunos santos y hallaron quienes les pusieron el cascabel. Estoy segura que muchas mujeres cuando se produjo el escándalo en 2016 sintieron que Samantha Barbash, Roselyn Keo y demás strippers estafadoras habían hecho justicia en su nombre.
Vaya a ver la película y haga sus propias apreciaciones.
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