Escuela de Danzas Teresa Mann: tradición de triunfo
Publicado 2003/08/10 23:00:00
- Daschenka Chong
Con más de cuarenta años en el baile y veinte de enseñanza, la profesora Teresa Mann es una autoridad en la materia. Por las aulas de su escuela ha pasado mucho talento: Cristina Quijano, primera bailarina del Ballet Nacional; Aida Orillac, quien bailó muchos años en el mismo ballet y su propia hija Miryam Guevara, bailarina profesional, maestra de ballet y quien continúa su legado y muchas otras que no hicieron del baile una carrera.
Año tras año las alumnas desafían en competencias su propio récord: sobresalir y ganar. Las más recientes fueron en Costa Rica, Estados Unidos y México.
A San José, Costa Rica, fueron 22 alumnas; representando 14 bailes en grupo y solos, todos fueron premiados con medallas de plata y de oro.
En Nueva York, en el evento organizado por “Dance Educators of America”, una de las alumnas destacadas obtuvo una medalla de oro y la puntuación más alta de su categoría. La premiaron con una beca y pasaje aéreo para asistir al seminario de este año. Al volver a Nueva York se ganó la puntuación de entre 98 y 100 y la medalla de platino, el máximo de los reconocimientos.
Más recientemente asistieron a la prestigiosa Competencia Internacional de Ballet Infantil Juvenil, que lleva 20 años realizándose, en esta ocasión la sede fue Mérida, Yucatán, Méjico. Participaron 4 niñas de la escuela, quienes se llevaron dos medallas y dos menciones honoríficas.
El entrenamiento es igual para todas las competencias. "A mí me gusta compararlo con la gimnasia que es con lo que más se parece. Mi queja de toda la vida es que le dan mucha preeminencia a todo lo que es deporte y a nosotros nos dejan por fuera", señala la profesora Mann.
Las niñas que van a competir entrenan durante un año previo a las competencias, practican todos los días, de dos a tres horas diarias.
La disciplina es muy importante para la instructora. Casi todas las alumnas a quienes ha instruido son estudiantes del Cuadro de Honor, considera que quien cumple con varias obligaciones tiene que saber organizarse.
Para la profesora Teresa las medallas son secundarias, lo que en realidad es valioso son la experiencia, el entrenamiento, la disciplina, el dominio de sí misma y la concentración; los beneficios que les quedarán son de por vida. La mayoría de estas niñas no va a ser bailarinas, pero habrá aprendido a organizar su tiempo y a ampliar sus horizontes.
Teresa Mann fue la pionera en las escuelas de danzas, hoy se alegra por el creciente interés en el baile y en las numerosas academias que han abierto sus puertas.
En su opinión, a los padres de familia les encanta que las niñas bailen y ganen medallas, pero cuando llega el momento de lograr más, no están de acuerdo. A pesar de que Panamá tiene un ballet desde 1972, el baile no es profesión aceptable para la mayoría de los padres.
Por esa razón señala que el baile a nivel profesional está estancado en nuestro país. "La danza es parte de la cultura, pienso que el desarrollo de una nación se mide con el arte. Nos hemos volcado a la tecnología y de cultura cero. Nuestros gobernantes lo entienden un poquito, cuando ven la necesidad de llevar a representantes de las artes a eventos en el extranjero, pero no lo apoyan mucho", manifestó Mann.
Año tras año las alumnas desafían en competencias su propio récord: sobresalir y ganar. Las más recientes fueron en Costa Rica, Estados Unidos y México.
A San José, Costa Rica, fueron 22 alumnas; representando 14 bailes en grupo y solos, todos fueron premiados con medallas de plata y de oro.
En Nueva York, en el evento organizado por “Dance Educators of America”, una de las alumnas destacadas obtuvo una medalla de oro y la puntuación más alta de su categoría. La premiaron con una beca y pasaje aéreo para asistir al seminario de este año. Al volver a Nueva York se ganó la puntuación de entre 98 y 100 y la medalla de platino, el máximo de los reconocimientos.
Más recientemente asistieron a la prestigiosa Competencia Internacional de Ballet Infantil Juvenil, que lleva 20 años realizándose, en esta ocasión la sede fue Mérida, Yucatán, Méjico. Participaron 4 niñas de la escuela, quienes se llevaron dos medallas y dos menciones honoríficas.
El entrenamiento es igual para todas las competencias. "A mí me gusta compararlo con la gimnasia que es con lo que más se parece. Mi queja de toda la vida es que le dan mucha preeminencia a todo lo que es deporte y a nosotros nos dejan por fuera", señala la profesora Mann.
Las niñas que van a competir entrenan durante un año previo a las competencias, practican todos los días, de dos a tres horas diarias.
La disciplina es muy importante para la instructora. Casi todas las alumnas a quienes ha instruido son estudiantes del Cuadro de Honor, considera que quien cumple con varias obligaciones tiene que saber organizarse.
Para la profesora Teresa las medallas son secundarias, lo que en realidad es valioso son la experiencia, el entrenamiento, la disciplina, el dominio de sí misma y la concentración; los beneficios que les quedarán son de por vida. La mayoría de estas niñas no va a ser bailarinas, pero habrá aprendido a organizar su tiempo y a ampliar sus horizontes.
Teresa Mann fue la pionera en las escuelas de danzas, hoy se alegra por el creciente interés en el baile y en las numerosas academias que han abierto sus puertas.
En su opinión, a los padres de familia les encanta que las niñas bailen y ganen medallas, pero cuando llega el momento de lograr más, no están de acuerdo. A pesar de que Panamá tiene un ballet desde 1972, el baile no es profesión aceptable para la mayoría de los padres.
Por esa razón señala que el baile a nivel profesional está estancado en nuestro país. "La danza es parte de la cultura, pienso que el desarrollo de una nación se mide con el arte. Nos hemos volcado a la tecnología y de cultura cero. Nuestros gobernantes lo entienden un poquito, cuando ven la necesidad de llevar a representantes de las artes a eventos en el extranjero, pero no lo apoyan mucho", manifestó Mann.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.