Panamá
Érica Rivas, la actriz que se tomará Panamá por una noche
- Roy Espinosa / respinosa@epasa.com / @PanamaAmerica

La actriz argentina Érica Rivas. Foto: Cortesía FAE
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Conversar con Érica Rivas, conocida por muchos por su papel en la película Relatos Salvajes (2014) o La cordillera (2028), es una de esas oportunidades que se disfrutan de inicio a fin. Su modo de reflexionar, analizar, canalizar y contar su perspectiva de la vida y las cosas que existen en ella, es una experiencia más que disfrutable.
Este medio tuvo la oportunidad de hablar con ella en dos ocasiones. La primera por vía digital, para conversar sobre la obra “Matáte, amor” que presentará este viernes 11 de abril durante el Festival Internacional de Artes Escénicas de Panamá. La segunda durante la inauguración del festival. En ambas ocasiones, una a sabiendas que estaba en una entrevista y otra como meros fanáticos que se acercaron a ella en busca de una foto, Rivas mantuvo su humor y sencillez, que no todas las estrellas como ella se pueden jactar de tener.
Yéndonos de lleno al motivo de su visita al país, la obra basada en la novela homónima de la autora argentina Ariana Harwicz, trata de una mujer se siente prisionera de su casa, de su marido y de su bebé y lucha contra la monotonía y el aislamiento. Y fantasea con la muerte, la huida, el asesinato y la vergüenza.
Según quienes ya la han visto, la obra “genera una experiencia visceral, impactante, que toca la maternidad, la relación de pareja, el ideal de familia, la locura y la muerte con iguales dosis de dureza y humor”, por su parte Rivas describe la puesta en escena como la historia de una mujer “extranjera, en un mundo que no la incluye. Donde se construye y deconstruye a sí misma, para pensarse en esos vínculos tan difíciles que son los del amor y el odio. Porque son así, son las dos cosas juntas”.
Rivas, quien también participó en la serie Los simuladores (2003), dice que su personaje es una mujer que está buscando un lenguaje. “Porque ella habla en argentino, también por eso se llama Matáte, Amor (con acento argentino), y tiene formas de hablar que son bien argentinas, así que bueno, es un encuentro con el mismo lenguaje. A mí me hace acordar mucho a Cortázar, cuando la leo a Ariana, porque es un argentino que ya pasó. Tampoco es el último argentino, la última forma, las últimas formas que tenemos los argentinos de hablar, sino que es como hace 15 años”.
Si bien, la primicia suena a una historia dramática, Rivas explica que en realidad es una obra con muchísimo humor. Un recurso que comenta ayuda mucho para hablar sobre el sistema, sobre disidencias, sobre historias de mujeres que no están siendo contadas.
“Es una obra que toma en cuenta el humor como arma, una especie de medianera, en que decimos siempre, que la risa es lo más subversivo y revolucionario que hay” explica Rivas agregando que es “la manera en donde entran las mejores preguntas. En este momento en el que todo se está poniendo tan horrible, en el mundo, a mí me parece importante remarcar lo relevante que es el humor”.
Si bien, la obra tiene ese toque de humor su personaje no deja de ser demandante. “Yo primero sentí una conexión muy grande con el texto. Y eso es algo que pasa, que tiene que ver también con esa especie de relación de amor con el material. Primero eso, después tengo la dirección que es maravillosa de Marilú Marini, que además es actriz, y que además es comediante también, a la que yo admiro y que quiero, y que es amiga. Y además me rodeé, me armé de un equipo que me hace hacer todos los días algo distinto”.
Si bien, la obra parece estar inclinada hacia las mujeres, para Rivas la historia es lo suficientemente universal como para que cualquier espectador se sienta identificado. “Para mí significan muchísimo los hombres heteros, los hombres que no son heteros y que están en un rol paterno. También muchas otras identidades se pueden identificar con la obra porque, bueno, tiene que ver con lo humano. Esa contradicción de tener que ser una cosa más. Todo ese sistema que hace que nosotras tengamos que sí o sí ser felices y estar realizadas, cuando, la realización de una mujer es mucho más amplia que ser madre o no. De la misma manera para con los hombres. A los hombres nunca se los mide si están realizados siendo padres o no, tienen otros parámetros. Entonces, bueno, para mí es importante poder hablar e intercambiar de estos temas para acercarnos y podamos pensarnos y charlar sobre estos mandatos que tanto nos están patologizando”.
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