En el Principio y al Final se trata de Reina Torres de Araúz
- REDACCION
- - Publicado: 04/3/2001 - 12:00 am
El lunes de carnaval se cumplieron diecinueve años de la muerte de Reina Torres de Araúz, nacida en la ciudad capital en octubre de 1932 y cuya obra intelectual, única que habla en verdad a nombre de los seres humanos ausentes del entorno, es imprescindible al evaluar el desarrollo cultural del Panamá Contemporáneo. Figura en verdad seminal dentro de la Antropología y la Etnografía, Nacional, en ambas disciplinas fue Maestra, así con mayúsculas, de gran parte de compatriotas quienes en seguimiento de su ejemplo, hicieron propias estas áreas. y que a su muerte complementaron el aporte recibido. Reina Torres de Araúz escribió nueve libros sobre Etnografía y Antropología (al morir deja inconcluso su trabajo sobre la Colonización Escocesa en Darién) y de los cuales, a riesgo de ser injusto, habría que resaltar "Arte Precolombino Panameño" (1972), como el más conocido. Nos legó igualmente artículos e investigaciones en publicaciones nacionales e internacional sobre los temas de Historia, Antropología y Etnografía. En este rubro el número conmemorativo que le dedicó la revista "Lotería" (1982) señala más de 60 y en el rubro de los diversos cargos, desempeñados a nivel internacional, destacan la Vice-Presidencia del Comité de Patrimonio Mundial (UNESCO) y la Coordinación de la Comisión Técnica Multinacional de Cultura.
Su hoja de vida es mucho más extensa y ejemplar y quienes se muestren interesados (as) en rescatarlos deberían retomar esa edición extraordinaria de nuestra revista de cultura por excelencia. Allí se deja en limpio y en claro el aserto y de una vez por todas se aclara el porqué su legado forma parte de la memoria histórica de Panamá como uno de los tantísimos legados que al país han dado a lo largo de los años sus hijos e hijas, más connotados (as).
Por ello no es casual que el nombre de Reina Torres de Araúz se haga presente, de forma directa o indirecta, en los trabajos posteriores de quienes fueron colaboradores suyos, entre varios, Aminta Núñez, Coralia de Llorentes, Alberto Osorio y Osorio, Rodolfo Fogarty, Rafael Rivera Domínguez, Julieta de Arango, Oscar Velarde, Nidia de Gracia, Marcela Camargo, Marcia de Arosemena,Raúl González, Demetrio Toral y Jorge Horna.
Extrañamente, sin embargo, no se evoca su aporte en la culminación de proyectos de rescate de nuestra cultura, de nuestro pasado y nuestro presente.Y en los cuales no pocos de estos nombres son pivotales al momento de la afirmación. De esta manera Reina Torres de Araúz pareciera no existir al platicar del Parque Arqueológico del Caño, del Museo de Arte Religioso, del Museo de la Nacionalidad, del Museo Afroantillano, del Museo de Historia y sin embargo todos estos sitios fundamentales en la reafirmación de nuestro sentir nacional, deben a su inspiración y a su infatigable esfuerzo, ser realidades de las cuales disfrutan y disfrutarán nuestros y nuestras compatriotas. Su nombre pareciera solamente salir a relucir cuando nombramos el Museo del Hombre Panameño, inaugurado en diciembre de 1976. Sin embargo, incluso entonces, pasamos por alto que lo correcto sería llamarlo Museo Antropológico "Reina Torres de Araúz" dado que perdura el nombre de ella quien lo concibiera y se empecinara en hacerlo realidad, contando solamente con los 800 mil dólares iniciales que aportara el Gobierno Nacional para rescatar la antigua estación del ferrocarril en Calidonia y transformarla en centro de nuestra cultura, inicialmente incluso con un espacio destinado a exposiciones de Arte y cuya relevancia, como en el caso de otras varias realuizaciones, se detuvo bruscamente con la invasión estadounidense de 1989.
Si Reina Torres de Araúz volviera a estar entre nosotros, ella que fuera creadora y primera Directora de la Dirección de Patrimonio Histórico, ¿qué pensaría al confrontar y al experimentar la realidad actual de esa realidad que aún no concluye?
En cualesquiera parte del mundo los esfuerzos, los trabajos, la realidad que se alcanza, siempre son verdades que marchan hacia delante, transformándose y creciendo y nosotros, como seres humanos, transformándonos y creciendo con ellas. En Panamá, sin embargo, estos esfuerzos, estos trabajos, estas realidades, estas verdades, parecieran quedar estáticas y de forma casi siempre antojadiza e ilógica. El nuestro pareciera ser un medio cultural en el cual primaría la voluntad de quién cuenta con el poder y no con la inteligencia para imponerse y quizá por ello, casi siempre, la historia pareciera escribirse de forma vertical. Es decir solamente referida al "momento" de turno como si ése momento de turno, histórico, fuese una isla aparte del archipiélago del cual forma parte esa evolución. Así lo que acotaríamos como el sueño de Reina Torres de Araúz, ha pasado a ser en cada momento de su historia, lo que la administración patrimonial respectiva, ocasional y transitoria, ha querido hacer de ese sueño y no lo que la evolución histórica y natural de ese sueño hubiese requerído.
La verticalidad de la historia, sincronía que deja lado "causas" y "manifestaciones"anteriores, es presentada sin contextos que evoquen ni el "antes" ni el "después" y solamente pareciera enfatizar la negación que el hoy antepone al ayer de manera antojadiza. Es decir reduciendo ilusoriamente el presente a lo que se hace en el presente y por ser presente y sin evaluar otras coordenadas de crecimiento y de engrandecimiento. El problema del ayer se da solamente en el hecho de que es "ayer". A veces dentro de esa particularidad de nuestra forma de ser como "panameños (as)" hemos no solamente involucionado sino que hemos dado la espalda al pasado y y no somos capaces de vislumbrar el futuro pues éste pareciera no interesararnos.
En noviembre de 1980 y al conmemorarse los diez años de labores de la Dirección de Patrimonio Histórico, señaló , "la creación de museos especializados, el cultivo de la metodología científica en los estudios históricos y de las ciencias del hombre, exigen la conservación y puesta en valor de nuestros monumentos históricos, el estudio de las culturas y lenguas nacionales, las publicaciones que enseñan y divulgan nuestra verdad nacional, la preparación de personal idóneo que en cada uno de los campos que convergen a nuestra riqueza patrimonial permitirá continuar con la línea trazada, la vigilancia por el control de nuestras riquezas históricas, la concientización del pueblo en cuanto a sud derechos y deberes en relación a este patrimonio histórico, han sido y deberán ser los objetivos básicos de nuestro programa de acción".
Habría que preguntarse en este 2001 ¿qué ha pasado con este legado de propuestas" ¿ si han cumplido o se han dejado de lado? Entender, si por el contrario de lo que se trataría es de enterrarlo y de olvidarlo como pareciera ser para no pocas y no pocos que han tratado de enterrar y de olvidar a Reina Torres de Araúz, ausente y hoy más presente que todos ellos y todas ella.
Su hoja de vida es mucho más extensa y ejemplar y quienes se muestren interesados (as) en rescatarlos deberían retomar esa edición extraordinaria de nuestra revista de cultura por excelencia. Allí se deja en limpio y en claro el aserto y de una vez por todas se aclara el porqué su legado forma parte de la memoria histórica de Panamá como uno de los tantísimos legados que al país han dado a lo largo de los años sus hijos e hijas, más connotados (as).
Por ello no es casual que el nombre de Reina Torres de Araúz se haga presente, de forma directa o indirecta, en los trabajos posteriores de quienes fueron colaboradores suyos, entre varios, Aminta Núñez, Coralia de Llorentes, Alberto Osorio y Osorio, Rodolfo Fogarty, Rafael Rivera Domínguez, Julieta de Arango, Oscar Velarde, Nidia de Gracia, Marcela Camargo, Marcia de Arosemena,Raúl González, Demetrio Toral y Jorge Horna.
Extrañamente, sin embargo, no se evoca su aporte en la culminación de proyectos de rescate de nuestra cultura, de nuestro pasado y nuestro presente.Y en los cuales no pocos de estos nombres son pivotales al momento de la afirmación. De esta manera Reina Torres de Araúz pareciera no existir al platicar del Parque Arqueológico del Caño, del Museo de Arte Religioso, del Museo de la Nacionalidad, del Museo Afroantillano, del Museo de Historia y sin embargo todos estos sitios fundamentales en la reafirmación de nuestro sentir nacional, deben a su inspiración y a su infatigable esfuerzo, ser realidades de las cuales disfrutan y disfrutarán nuestros y nuestras compatriotas. Su nombre pareciera solamente salir a relucir cuando nombramos el Museo del Hombre Panameño, inaugurado en diciembre de 1976. Sin embargo, incluso entonces, pasamos por alto que lo correcto sería llamarlo Museo Antropológico "Reina Torres de Araúz" dado que perdura el nombre de ella quien lo concibiera y se empecinara en hacerlo realidad, contando solamente con los 800 mil dólares iniciales que aportara el Gobierno Nacional para rescatar la antigua estación del ferrocarril en Calidonia y transformarla en centro de nuestra cultura, inicialmente incluso con un espacio destinado a exposiciones de Arte y cuya relevancia, como en el caso de otras varias realuizaciones, se detuvo bruscamente con la invasión estadounidense de 1989.
Si Reina Torres de Araúz volviera a estar entre nosotros, ella que fuera creadora y primera Directora de la Dirección de Patrimonio Histórico, ¿qué pensaría al confrontar y al experimentar la realidad actual de esa realidad que aún no concluye?
En cualesquiera parte del mundo los esfuerzos, los trabajos, la realidad que se alcanza, siempre son verdades que marchan hacia delante, transformándose y creciendo y nosotros, como seres humanos, transformándonos y creciendo con ellas. En Panamá, sin embargo, estos esfuerzos, estos trabajos, estas realidades, estas verdades, parecieran quedar estáticas y de forma casi siempre antojadiza e ilógica. El nuestro pareciera ser un medio cultural en el cual primaría la voluntad de quién cuenta con el poder y no con la inteligencia para imponerse y quizá por ello, casi siempre, la historia pareciera escribirse de forma vertical. Es decir solamente referida al "momento" de turno como si ése momento de turno, histórico, fuese una isla aparte del archipiélago del cual forma parte esa evolución. Así lo que acotaríamos como el sueño de Reina Torres de Araúz, ha pasado a ser en cada momento de su historia, lo que la administración patrimonial respectiva, ocasional y transitoria, ha querido hacer de ese sueño y no lo que la evolución histórica y natural de ese sueño hubiese requerído.
La verticalidad de la historia, sincronía que deja lado "causas" y "manifestaciones"anteriores, es presentada sin contextos que evoquen ni el "antes" ni el "después" y solamente pareciera enfatizar la negación que el hoy antepone al ayer de manera antojadiza. Es decir reduciendo ilusoriamente el presente a lo que se hace en el presente y por ser presente y sin evaluar otras coordenadas de crecimiento y de engrandecimiento. El problema del ayer se da solamente en el hecho de que es "ayer". A veces dentro de esa particularidad de nuestra forma de ser como "panameños (as)" hemos no solamente involucionado sino que hemos dado la espalda al pasado y y no somos capaces de vislumbrar el futuro pues éste pareciera no interesararnos.
En noviembre de 1980 y al conmemorarse los diez años de labores de la Dirección de Patrimonio Histórico, señaló , "la creación de museos especializados, el cultivo de la metodología científica en los estudios históricos y de las ciencias del hombre, exigen la conservación y puesta en valor de nuestros monumentos históricos, el estudio de las culturas y lenguas nacionales, las publicaciones que enseñan y divulgan nuestra verdad nacional, la preparación de personal idóneo que en cada uno de los campos que convergen a nuestra riqueza patrimonial permitirá continuar con la línea trazada, la vigilancia por el control de nuestras riquezas históricas, la concientización del pueblo en cuanto a sud derechos y deberes en relación a este patrimonio histórico, han sido y deberán ser los objetivos básicos de nuestro programa de acción".
Habría que preguntarse en este 2001 ¿qué ha pasado con este legado de propuestas" ¿ si han cumplido o se han dejado de lado? Entender, si por el contrario de lo que se trataría es de enterrarlo y de olvidarlo como pareciera ser para no pocas y no pocos que han tratado de enterrar y de olvidar a Reina Torres de Araúz, ausente y hoy más presente que todos ellos y todas ella.
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