Insólito
El ADN confirma la autenticidad de la cabeza momificada de Enrique IV
Publicado 2013/02/01 18:05:00
- EFE
La muestra de sangre fue hallada en el interior de una calabaza que guardó un pañuelo con la sangre de éste, depositado por un testigo de la ejecución del monarca, en 1793.
Los investigadores, entre ellos varios miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España recuperaron material genético de esta reliquia y la compararon con los restos de sangre del decapitado Luis XVI, uno de sus descendientes.
La muestra de sangre fue hallada en el interior de una calabaza que guardó un pañuelo con la sangre de éste, depositado por un testigo de la ejecución del monarca, en 1793.
Los resultados publicados en la revista Forensic Science Internacional, revelan que el ADN del pañuelo y el de la cabeza pertenecen a la misma línea de descendencia paterna y precisan además que les separa una distancia de siete generaciones.
En 2010 dos estudios independientes ya habían intentado verificar la autenticidad de ambas reliquias. Entonces, un investigador de la Universidad Médica de París Oeste, aportó una veintena de evidencias anatómicas, históricas, patológicas y antropológicas que permitieron afirmar casi con certeza que se trataba de la cabeza del monarca.
Además, un investigador del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona analizó la calabaza y, aunque fue posible recuperar el perfil genético del cromosoma y de la sangre del monarca, no se pudo certificar que perteneciese a Luis XVI, debido a la falta de familiares con los que compararlo.
La unión de ambas investigaciones ha permitido confirmar la autenticidad de dichas reliquias. También se ha desprendido del trabajo que la genética de los monarcas consta de un linaje de cromosoma extremadamente raro en las poblaciones actuales.
La muestra de sangre fue hallada en el interior de una calabaza que guardó un pañuelo con la sangre de éste, depositado por un testigo de la ejecución del monarca, en 1793.
Los resultados publicados en la revista Forensic Science Internacional, revelan que el ADN del pañuelo y el de la cabeza pertenecen a la misma línea de descendencia paterna y precisan además que les separa una distancia de siete generaciones.
En 2010 dos estudios independientes ya habían intentado verificar la autenticidad de ambas reliquias. Entonces, un investigador de la Universidad Médica de París Oeste, aportó una veintena de evidencias anatómicas, históricas, patológicas y antropológicas que permitieron afirmar casi con certeza que se trataba de la cabeza del monarca.
Además, un investigador del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona analizó la calabaza y, aunque fue posible recuperar el perfil genético del cromosoma y de la sangre del monarca, no se pudo certificar que perteneciese a Luis XVI, debido a la falta de familiares con los que compararlo.
La unión de ambas investigaciones ha permitido confirmar la autenticidad de dichas reliquias. También se ha desprendido del trabajo que la genética de los monarcas consta de un linaje de cromosoma extremadamente raro en las poblaciones actuales.

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